Bolivia y un correo sorprendente. – ¿A FALTA DE CASTRO VALE UN MORALES?

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Magaly Zegarra, de la oficina de migraciones de Bolivia no terminaba de comprender el hecho de que una ciudadana estadounidense, al parecer estudiante y vinculada con un personero de la Embajada de su país, hubiera podido introducir semejante paquete de proyectiles en una aeronave en el aeropuerto internacional de Miami, cuyo gobierno se desvive por protreger a la población – y los edificios públicos– del terrorismo internacional y local.

Para la jefa de prensa de la embajada el asunto no fue en absoluto grave: el problema, dijo, se debe al «desconocimiento» de Donna, de los procedimientos que debía seguir para declarar las 500 balas en la Aduana Nacional de Bolivia. No se refirió, naturalmente, al cómo pudo la señorita Thi pasar los controles estadounidenses con sus peligrosas cajas.

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Más claro –o cínico– el embajador de Estados Unidos en Bolivia, Philip Goldberg, dijo que se tató de un «error inocente» y que subir con proyectiles de guerra a una aeronave de pasajeros no era problema en su país, puesto que no se realizan mayores trámites para embarcar. Al embajador no le creció –como le hubiera crecido a Pinocho, el muñeco de madera– la nariz–.

De cualquier modo dejó claro que las balas no eran de la muchacha, sino que ésta las transportó para el comandante militar de la embajada, un coronel de apellido Campell (igual que las sopas Campell, ¿nunca han oído hablar de la sopa de municiones?). Éste, Campell, la necesita con fines deportivos, aclaró, y también para su entrenamiento militar.

Se sabe: el calibre 45 es el más utilizado en competencias deportivas…

La chica quedó el jueves en libertad. El caballeroso magistrado boliviano estimó, por lo menos oficialmente, que no había razón para incoar una causa: en Bolivia no está prohibido cargar balas; a lo sumo se trató de una falta de procedimiento aduanero de la señorita Thi.

Curiosamente, empero, el caso no fue cerrado, y la Fiscalía continuará investigando el transporte de proyectiles.
Es que luego de la última desclasificación de documentos de la CIA, acaso en Bolivia piensen que a falta de un Castro bien vale un Morales.

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