Brasil: la plaga de las tasas de interés

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

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La política de tasas de interés altas

es tanto más eficaz cuanto mayor el daño
que pueda causar.


Fernando Cardim de Carvalho.

El Brasil presenta hoy las más elevadas tasas de interés real del mundo. Tasa de interés real es una medida de la tasa de interés básica de la Economía, en nuestro país representada por la tasa Selic, descontada la expectativa de inflación.

Reflejos sobre el país

Nuestro Banco Central, que, paradójicamente a todo lo que ha hecho, clama por independencia y autonomía, entiende que la inflación es un monstruo adormecido, de sueño liviano, que habita nuestro cotidiano con el riesgo inminente de despertar en cualquier momento.

Parece creer realmente que crecimiento económico, en el Brasil, trae inflación en la barriga. Por eso, amparándose en las cuestionables “metas inflacionarias”, imponen tasas de interés elevadas con el objetivo de contener la demanda agregada, o sea: hacer que los consumidores dejen de comprar. Así, ¿cuál será el comerciante que elevará sus precios, generando inflación, si ya en las situaciones actuales nadie compra?

Tasas de interés altas, demanda retraída, producción contraída. Desempleo como efecto colateral. ¿Dónde buscar aquellos 10 millones de empleos de la campaña electoral?

Pero el problema no termina allí. Más de la mitad de la deuda del gobierno federal es indexada exactamente a la tasa Selic. Tasa alta, demasiados gastos con intereses, menos inversiones en escuelas, hospitales, vivienda, seguridad e infraestructura. Es un Estado predestinado a generar superávit primario y nada más.

Como si no bastara, intereses reales elevados atraen inversionistas. No aquellos dispuestos a construir fábricas y generar empleos, sino aquellos interesados en realizar rápidas ganancias en los mercados de capitales. Son los ávidos especuladores que traen consigo un capital tan volátil como el éter, dispuestos a irse con la misma velocidad con la que entraron con un mero clic vía Internet.

Afectan nuestra tasa de cambio, a través de sus flujos, impactando en nuestra balanza comercial y, por consiguiente, en nuestra balanza de pagos. Es por eso que nuestras reservas internacionales son tan bajas y nuestra credibilidad tan insólita.

¡La plaga de los intereses altos mata el país!

Reflejos sobre las empresas

Las empresas de pequeño y mediano porte, aquéllas que efectivamente generan empleos, saben tan poco sobre la tasa Selic como usted. Pagan intereses que varían entre 30 y 70 por ciento anuales a los bancos, llegando a más de 180 por ciento al año junto a las Factorings. Más allá de eso, cargan con una de las cargas tributarias más distorsionadas del mundo capitalista, pagando impuestos anticipados sobre su facturación.

¿Y por qué el dinero les cuesta tan caro si la tal Selic, ya tan elevada, está fijada en 16,50 por ciento anual? Porque existe una plaga mayor llamada “spread bancario”, o sea: el premio cobrado por el acreedor para remunerar sus costos, pagar impuestos y tener lucro.

El propio informe del Banco Central del Brasil (www.bcb.gov.br) demuestra que la composición del “spread bancario” contempla ganancias del orden de 40 por ciento entre gastos administrativos y lucro del agente financiero. Un negocio y pico, capaz de dejar hasta el narcotráfico entusiasmado…

Es por eso que la banca ha presentado lucros tan expresivos en sus balances. Es por eso que los empresarios son insanos y deberían ser internados uno a uno. Trabajan para alimentar el sistema financiero y la ganancia recaudatoria del Estado. Es la transferencia de riqueza de quien produce para quien apenas gerencia números. Eso explica, en parte, la vergonzosa distribución de la renta en nuestro país.

¡La plaga de los intereses altos mata las empresas!

Reflejos sobre las personas

Las estadísticas demuestran claramente la caída del salario real. Eso significa que su salario actual, descontada la inflación, tiene menor poder de compra que años atrás. ¡Qué novedad! Usted se da cuenta –y lo siente– en su día a día. Tomando café, yendo al supermercado, tomando el autobús, pagando peaje.

Como usted gana poco, recorre a una cosa llamada crédito que, en el Brasil, atiende a las personas físicas por los nombres de cheque especial y tarjeta de crédito.

Por compulsión o necesidad, usted utiliza el crédito que le fue otorgado. Paga tasas de interés de hasta 429 por ciento al año, sin darse cuenta, hasta quedar como moroso. Entonces, surgen otras figuras omnipotentes: los servicios de “protección al crédito” como SPC y Serasa que, con su poder irrestricto, marcan su nombre en todo el país, tornándolo una persona no grata. Le quitan el crédito, la moral y la tranquilidad.

Desempleado, sin crédito, sin dinero y con el nombre comprometido, usted un día sale en busca de un empleo digno. ¡Y dignamente recibe un no!

¡La plaga de los intereses altos también lo mata a usted!

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* Tom Coelho, graduado en Economía en la FEA/USP, Publicidad en ESPM/SP y especialización en Márketing en la MMM/SP y en Calidad de Vida en el Trabajo en la FIA FEA/USP. Empresario, consultor, profesor universitario, escritor y conferenciante. Director de Infinity Consulting y Miembro Ejecutivo del NJE/ Fiesp.

www.tomcoelho.com.br.
Correo electrónico: tomcoelho@tomcoelho.com.br

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