Carabineros de Chile, ¿quiénes apagaron las velas del aniversario?

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Alejandro Tesa

Cuatro días después de que el cristianismo católico conmemora la leyenda de la "muerte del dragón" –ángel caído– bajo a espada de San Jorge, Carabineros de Chile, el 27 de abril, cumple años. Los viejos uniformes azules pasaron a la historia y en la actualidad es la institución que más respetan los chilenos. Y, paradójicamente, una de la que más temen. El cumpleaños de 2009 tuvo una sombra: Óscar Ponce, muerto tras su detención en Paipote, localidad del norte del país.

Ponce es uno más en el listado de los pobres apaleados, detenidos sin mayores razones o incluso muertos por carabineros. Delincuentes de poca monta, comuneros mapuche, obreros del campo y la ciudad –para no mencionar niños en las comunidades indígenas o estudiantes secundarios– conocen la versión carabineril del viejo adagio: dura lex sed lex.

Letra, al fin y al cabo, es la ley, y entra mejor a palos, con chorros de agua, lacrimógenas, balines y balazos desde la recuperación de la institucionalidad formalmente democrática, que durante la dictadura hubo un traidor-general del cuerpo en la junta de gobierno –con todo lo que eso significó.

Como esa recuperada institucionalidad y la moral impuesta por los sectores dominantes de la sociedad, Carabineros de Chile no luce un solo rostro. Uno, en absoluto respetado por la sociedad –salvo por los viudos de dictador y sus epígonos y asesores– lo conforman aquellos policías con vestimenta extraterrestre que "imponen" el orden cuando estallan las protestas ciudadanas; otro es el de los policías de frontera; otro más el del "paco" (antes llamado de punto) que solía encontrarse en las esquinas, caminando a veces cansados por los barrios, presto a dar la información que se le solicitara; y está aquel del policía que no viste uniforme y que infiltra manifestaciones y "hace seguimiento" de presuntos alborotadores.

El respetado es el "paco raso", que todavía es posible encontrar comversando con un comerciante de los subirbios, aydando a los niños a encontrar la pelota perdida, socorriendo a los que extraviaron una dirección. Solo que, ¿las complejidades de la vida moderna?, ese funcionario, el que acude en derensa de una mujer golpeada en la calle, el que reconviene al que conduce de modo imprudente, en fin, pareciera minoritario.

Y eso es peligroso. Si no que lo diga la hermana de Óscar Ponce.

Ponce quizá no era del mejor trigo: había una denuncia que lo sindicaba como golpeador de su cónyuge. Y por virtud de esa denuncia por violencia intrafamilar fue detenido por Carabineros y llevado a la comisaría pertinente. Estaba sano. Murió poco después, el 15 de marzo, en el servicio de urgencias del hospital regional San José del Carmen; la autopsia señala que fue a causa de un traumatismo (léase golpes) abdominal.

No todo está perdido, el 17 de abril fueron detenidos cinco carabineros a los que se les imputa "apremios ilegítimos" sobre el cuerpo de Ponce; la expresión apremios ilegítimos es un eufemismo para cubrir la práctica de torturas o las golpizas propinadas a los apresados. Ponce, de 51 años, fue aprehendido a las 0.30 y murió a la 1.15 de ese infausto domingo de marzo.

Dijo a Radio Cooperativa Ema Ponce: "Llegaron los Carabineros como las 12:05 horas más menos, en la noche del sábado para domingo, lo llevaron al furgón y ahí no se supo más hasta que llegó al hospital más menos como las 2:00 de la mañana. El llegó golpeado, fueron a constatar lesiones en ese momento, pero él cuando llegó al hospital murió". Al ser detenido no presentaba lesiones.

Tampoco las tenía el trabajador forestal Rodrigo Cisterna muerto a balazos, disparados a boca de jarro. Ni los niños mapuche detenidos, golpeados y abandonados a la vera de un camino, ni la mujer a las que a patadas la hicieron abortar, ni las y los estudiantes levantados por los carros policales cuando salen a protestar por mejor educación y mejores edificios para sus escuelas.

¿Habrán sido ellos, esas víctimas, las que ayudaron a soplar para apagar las velitas del cumpleaños de la institución? ¿Cómo habrá acertadao a soplar el fotógrafo que perdió la vista en un ojo por el "huascazo" de un policía montado?

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