Charles Bukowski por Esteban Moore

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El poeta nació en 1920 en Aldernach, Alemania. En 1922, su padre Henry, un joven soldado norteamericano, y su madre alemana, Katherine Fett, decidieron probar fortuna en los Estados Unidos de América; allí se instalaron en los Ángeles, ciudad en la que el poeta y narrador vivió la mayor parte de su vida. Murió en 1994.

La niñez de Bukowski estuvo signada por la pobreza, los años de la depresión económica y, un padre, que para desquitarse de sus propios fracasos, lo sometía a severos castigos corporales. En su juventud para olvidar aquellos años terribles comenzó su larga relación con el alcohol.

Sin embargo, a pesar del sufrimiento, los años de la secundaria fueron fundamentales para él, ya que entró en contacto con la obra de algunos autores contemporáneos que resultarían esenciales a su destino: Upton Sinclair, Ernest Hemingway Carson McCullers y D.H. Lawrence. Luego de finalizar sus estudios secundarios tomó algunos cursos y seminarios de periodismo y literatura en la Universidad de los Ángeles.

En 1941, su padre, luego de leer algunos de sus cuentos inéditos, decidió arrojar sus pertenencias a la calle. Aquí comienza una nueva vida para el escritor, que inicia un prolongado viaje a través de su país, nublado por el alcohol, sobreviviendo gracias a una serie de trabajos temporarios: empleado de gasolineras, ascensorista, lavaplatos, conductor de camiones y operario en una fabrica de alimento para perros, entre otras cosas.

En 1944, publicó en la revista Story su cuento Consecuencias de una larga carta de rechazo (Aftermath of a Lenghty Rejection Slip), años más tarde regresó a Los Ángeles donde conoció a Janet Cooney Baker, una alcohólica diez años mayor que él con la que convivió durante una década.

En la década de los 50 Bukowski comenzó a trabajar en una sucursal del correo hasta que debió renunciar debido a que fue internado en un hospital, la excesiva ingesta de bebidas blancas le produjo una úlcera sangrante. Posteriormente, en 1958, se emplearía nuevamente en el correo, trabajó allí realizando tareas administrativas durante doce años, esta fue una época de profundo aprendizaje en el oficio de la escritura, leyó todo lo que pudo y con desesperación y creciente curiosidad, como suelen hacerlo los autodidactas, luego se lanzó a escribir con método y disciplina periódica.

La relación de Bukowski con la poesía comenzó en 1955. Su primer volumen de poemas Flor, puño y gemido bestial (Flower, Fist and Bestial Wail) se publicó en 1959. Estos primeros textos tenían muchos puntos en común con los de Robinson Jeffers, un poeta que admiraba la emoción, la energía y que quería dar cuenta de las confrontaciones sexuales y violentas entre el hombre y la mujer.

En este período de su vida conoció a Barbara Frye con la que contrajo matrimonio. La unión con Frye, una rica editora de una pequeña revista de poesía, en la que Bukowski dio a conocer varios de sus poemas, duró dos años. Luego de finalizada esta relación vivió algunos años con Frances Smith, con quien tuvo una hija, Marina Louise.

En los 60 colaboró en varias oportunidades en la revista The Outsider, dirigida por J.E. Webb, en ella también aparecían los nombres de algunos autores que participaron de un proceso revitalizador de la lengua inglesa en su país: Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg, Gary Snyder, Henry Miller y William Burroughs. Estas pequeñas publicaciones lo pusieron en contacto con un grupo de lectores que a través del tiempo le demostraron su lealtad. El fenómeno Bukowski comenzaba a desarrollarse.

En 1969 la editorial inglesa Penguin lo incluyó en el volumen número 13 de su colección de poetas modernos. Este libro incluyó una selección de textos de otros dos poetas norteamericanos, el surrealista Philip Lamantia y Harold Norse, definido por William Carlos Williams como “ el poeta más importante de nuestra generación.”

El escritor –quien solía decir que la frase “impulso poético”, eran malas palabras para él, que al igual que “poético” o “amor” estaban desvalorizadas, debido al mal uso que hacían de ellas demasiados impostores– publicó en 1971 Oficina de Correos (Post Office), una novela en la que el personaje central Henry Chinaski, su alter ego, relata como sobrevive a la naturaleza tiránica del trabajo de planta permanente en una institución estatal.

Le siguió Eyaculaciones, exhibiciones e historias de locura ordinaria (Ejaculations, Exhibitions and general tales of Ordinary Madness), obra en la que el director italiano Marco Ferreri se inspiró para realizar Historias de locura ordinaria protagonizada por Ben Gazzara y Ornella Muti. Distintos directores cinematográficos se interesaron en su obra y produjeron películas basadas en sus textos, éstas lo acercaron al gran público: Barbet Schroeder, Mariposas de la noche (Barfly); Dominique Deruddere Amor loco, el amor es un perro del infierno y Patrick Bouchitey, Lune Froinde.

El éxito de sus cuentos y novelas no lo apartaron de la poesía, ya que este género le permitía ejercer una crítica sutil al sistema social y de producción de su país, actitud ésta que acercó su obra a un conjunto de lectores especializados que declararon su admiración por su trabajo. Entre los que se hallaban Jean Paul Sartre y Jean Genet.

Bukowski a pesar de todo su realismo descarnado alcanzaba momentos profundamente líricos, o para decirlo de una manera que él hubiera aceptado sin quejas, hallaba el giro poético a las experiencias cotidianas, sin olvidar que en muchos casos éstas eran la raíz del dolor, el sufrimiento y la muerte del hombre contemporáneo. Una de las consignas que le gustaba repetir era: “ si querés escribir, tenés que tener algo para contar”. Palabras simples, contundentes y efectivas. Él supo respetarlas; esta conducta le permitió representar a todos aquellos que ya nunca podían creer en el “sueño americano”.

En 1976, habiendo cumplido cincuenta y seis años, viajó por primera vez al extranjero. El destino fue Vancouver donde invitado por algunos amigos, leyó sus poemas en un centro cultural de la ciudad. La fama intentaba encerrarlo en su círculo mortal. Sin embargo el bardo de los barrios pobres de prostitutas y borrachos de la ciudad de Los Ángeles se negó a entrar en su juego.

En sus últimos años de vida para huir de sus admiradores se mudó de casa y para impresionar a las esbeltas jóvenes que doraban sus cuerpos en las playas de Los Ángeles se compró un BMW. Aceptado por muchos de sus pares, entre ellos los sobrevivientes de la Generación Beat, particularmente Lawrence Ferlinghetti, la crítica e infinidad de jóvenes poetas, no se olvidó de quien era ni de donde venía.

Continuó repitiendo hasta el cansancio: “Como dijo Ezra , hacé tu T-R-A-B-A-J-O. De él proviene el vigor y el maldito proceso creativo. Sólo así podrás poner baile y música en tus huesos. Yo tengo que escribir, si me cortaran las manos, tipearía con mis pies. Y sepan nunca he escrito por dinero sólo para sobrevivir”. En una entrevista, ante las preguntas del periodista sobre el destino y la vocación, el viejo Hank se limitó a decir: “nací para robar rosas en las autopistas de la muerte”.

una de las más ardientes

llevaba una peluca rubio platinada
el rostro arreglado y empolvado.
el lápiz labial
pintaba
en sus labios, enormes
labios rojos.

del cuello colgaban algunas arrugas
pero era la dueña de una cola
que envidiarían las pendejas
y sus piernas estaban muy bien formadas.

usaba bombachas azules, las que bajé
y levantando su vestido y con la t.v. titilando
se la puse de parado.
forcejeamos alrededor de la cama
(mis pensamientos: me estoy fifando una tumba, estoy
devolviendo la vida a los muertos, maravilloso
tan maravilloso…
igual que comer aceitunas frías en la madrugada
mientras la mitad de la ciudad arde en llamas.)
acabé.

muchachos ustedes pueden quedarse con todas sus vírgenes
déjenme a mí las jovatas calientes en tacos altos
que poseen culos que se olvidan de envejecer

por supuesto, después te despedís
o te emborrachás mucho
que viene a ser la misma
cosa.

bebimos vino durante horas y miramos t.v.
y cuando nos metimos en la cama
a dormir todo el alcohol
ella no se sacó la dentadura postiza
en toda la noche.

John Dillinger viene marchando

algunas veces escribo acerca de los años 30
pienso que fueron un buen campo de adiestramiento.
la gente aprendía a convivir con la adversidad
como si esta fuera cosa de todos los días.
cuando los problemas golpeaban a la puerta
barajaban de nuevo y hacían su propia jugada.
de no existir posibilidades
muchas veces ellos creaban
una.

la gente que estaba “empleada”
realizaba su trabajo con pericia.

un mecánico podía reparar
tu automóvil.
los médicos visitaban a los enfermos en sus casas.

los chóferes de los taxis
no sólo se preocupaban por conocer cada calle
de la ciudad
también intentaban definir el universo.

los dependientes de farmacia
se acercaban al mostrador
preguntando amablemente, señor ¿qué necesita usted?

los acomodadores de cine
eran más elegantes y buenos mozos
que los galanes de las películas.

todos cosían su ropa
remendaban sus zapatos
casi todo el mundo hacía las cosas bien.

ahora la gente dentro y fuera
de sus profesiones
es totalmente inepta.
a veces realmente
no comprendo como hacen
para limpiarse el propio culo.

además cuando la adversidad llega
se desaniman
desisten
se entregan de pies y manos
caen abatidos en la cama.

estos mimados en demasía
se acostumbraron
al triunfo por el camino fácil

ellos no tienen culpas supongo
de no haber vivido la década del 30
pero yo
no los adoro
ni sentiré tentaciones al respecto.

la historia de un sufrido hijo de puta

una noche llegó piel y huesos a mi puerta, mojado apaleado
temeroso
era un gato blanco bizco rabón
lo dejé entrar lo alimenté fue uno más en la casa
desarrolló hacia mí cierta cariñosa confianza
hasta que un buen día un conocido,
estacionando en mi cochera
pasó con su auto por encima del gato blanco bizco rabón
de inmediato llevé lo que quedaba de él a un veterinario que dijo:
“no hay mucho para hacer…dale estas pastillas… su espinazo
está aplastado, pero fue aplastado anteriormente y de algún modo
logró sanar, si sobrevive no volverá a caminar, mirá
estas radiografías, le metieron un escopetazo,
mirá estos puntos oscuros
son perdigones enquistados…además, alguna vez tuvo una cola
y alguien se la cortó…
me llevé el gato a casa, era un verano caliente, uno
de los más calientes en décadas, puse al gato en el piso del baño,
le serví agua, sus pastillas, no deseaba comer ni beber agua,
yo sumergía mi dedo en el agua, le humedecía la boca el hocico
y le hablaba, ese verano no fui a ningún lado, pasé muchos días
de ese verano en el baño hablándole, acariciándolo suavemente,
él me miraba con esos ojos que se le entrecruzaban
mientras tanto pasaban los días,
una tarde realizó su primer movimiento
arrastrándose con sus patas delanteras
(las traseras no querían moverse)
llegó hasta el rincón donde yo había preparado su cama
se arrastró un poco más y se dejo caer en ella,
fue para mí como el sonido de un clarín presagiando la victoria posible
aturdiendo el baño, desparramándose por la ciudad, yo
le conté entonces a ese gato –que la había pasado mal también, no tan mal,
pero bastante mal…
una mañana se irguió, se paró sobre sus patas, cayendo luego de espaldas,

/me observaba mansamente.
“lo podés hacer” le dije.
él insistió, se levantaba y volvía a caer, una y otra vez,
finalmente
caminó unos pocos pasos, era la viva imagen de un borracho
sus patas se negaban a obedecerle, cayó nuevamente, descansó
y nuevamente se levantó.
ustedes conocen el resto de la historia: está mejor que nunca,
bizco casi sin dientes, pero ha recuperado su gracia, y esa mirada
de sus ojos, pícara, no lo ha abandonado…

algunas veces me hacen entrevistas, ellos desean saber
de mi vida, de mi literatura,
yo me emborracho, alzo en brazos a mi gato
bizco, herido de bala, atropellado dos veces, rabón
y digo: “miren, miren esto!!!”

ellos no entienden nada, insisto, nada de nada, preguntan
algo por el estilo de: “ “reconoce usted influencias de Celine?”.
“no”, levanto mi gato, “por lo que sucede, con cosas
como esta, como esta !!!”.

sacudo a mi gato, lo llevo
hacia la luz brumosa por el humo y el alcohol, está relajado, él sabe…

este es el momento en que la entrevista finaliza
a veces me siento orgulloso cuando miro las fotografías
ahí estoy yo, ahí está mi gato, hemos sido
retratados juntos
él también comprende que son boludeces, pero que de alguna manera te ayudan.

práctica

pensar a cada momento en la muerte
es, cristo-jesús,
más complicado que acertar
un ganador en las carreras,
pero
es algo
en qué pensar.

recuerdo a Henry Miller
en el programa de t.v.
de Tom Snyder
Tom le preguntó a Henry (que
ya estaba muy viejo, entonces)
“señor Miller, piensa usted alguna vez
en la muerte?”

y él contestó con simpleza “por supuesto
que lo hago.”

recuerdo haber leído
un excelente poema acerca de la muerte
escrito por D.H. Lawrence:
“construye entonces
la nave de la muerte
pues has de recorrer
el largo camino
hacia el olvido”.

los cristianos poseen
ideas similares.
hace algunos días en la autopista
el automóvil que iba delante del mío
llevaba pegado en su paragolpes
un autoadhesivo
con la siguiente leyenda:
“no mueras sin jesús”.

existen
además
-no lo olvides-
los tipos machos
en las fábricas en los bares
que se rompen la garganta gritando:
“el único modo de morir es
cuando estás acabando”.

bueno, eso yo también
lo he hecho.

cualquier
cantidad
de veces.

—————————–

* La traducción completa Aquí.

fotoMoore (Buenos Aires, 1962) es poeta, traductor y periodista. Ha publicado: La noche en llamas (1982), Providencia terrenal (1983), Con Bogey en Casablanca (1987), Poemas 1982-1987 (1988), Tiempos que van (1994), en Buenos Aires; Instantáneas de fin de siglo (Montevideo, 1999), Partes Mínimas y otros poemas (Mar del Plata, 1999).

Sus datos bio-bibliográficos completos, y textos de su autoría, pueden ser leídos –sin costo alguno– en: Moore en la Wordtheque.

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