Chile. – DRAMAS DE PRIMER AÑO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Nada ha estado ausente. Desde descoordinaciones propias de los ajustes del estreno, hasta un legado de corruptela e improvisaciones que ella, a lo mero macho, ha enfrentado sin decir ni pío. Todo esto, pasando por tensiones varias en su alianza, las zancadillas de un ambiente preelectoral que le cayó junto con la banda presidencial y la serie de adicionales que trajo ser la primera mujer en comandar el país en su casi bicentenaria historia.

Las cifras de la encuesta dicen lo que la foto instantánea. Y con eso basta, por el momento. Se trata del primer año, nada más. Es cierto. Aunque tiempo suficiente para enmendar rumbo en cuestiones esenciales. Tal vez la presidenta tendrá que dejar de lado su actitud de silenciosa lealtad. Es posible que en ello esté su supervivencia política. Porque la baja en el respaldo público se debe, fundamentalmente, a tareas mal programadas en la administración anterior.

Y los casos de corrupción fueron destapados en su gobierno, pero los responsables ya estaban cuando ella llegó.

Sin duda, deberá actuar con celeridad y precisión. Ya en el 2008 vienen las elecciones municipales y de ahí la ruleta no para hasta las presidenciales del año siguiente. Hay tres áreas que son especialmente preocupantes. Una es la de la respuesta eficiente a las demandas de la gente. Esto corre también para los proyectos emblemáticos por su profunda significación, como el Transantiago.

No habrá tiempo ni paciencia para seguir soportando explicaciones. Si los privados no responden, pues aplíquele mano dura. Haga ver, de una vez por todas, que su gobierno no se va en puras promesas cuando se trata de controlar al capital. Hay muchas dudas en ese sentido. De ahora en adelante no caben vacilaciones.

Tampoco bastará con que el ministro de Hacienda diga a los chilenos que hay que ahorrar. Sobre todo cuando recibe US$ 11.000 millones de excedentes que entrega CODELCO por ventas del cobre. Y más de un mil millones de esos dólares van a las Fuerzas Armadas para comprar armas. Algo tendrá que decir la mandataria.

Otro campo que tiene que abordar es el de los valores éticos y sociales. Pero no estará obligada a irse lejos. Tampoco a entrar en temas espinudos como el aborto o el matrimonio homosexual. Eso ya vendrá después. Lo primero que la espera es decirle a los chilenos cuál es el tipo de comportamiento ético que ella está dispuesta a aceptar.

En este momento no se trata de la suciedad en que caen los operadores políticos con las platas fiscales. Hay que esperar que las medidas que ha tomado operen. ¿Pero está dispuesta a seguir aceptando que el Estado gaste en la educación de quienes la pueden pagar cuando tienen algún resorte de poder que apretar? Es cierto que ha adoptado medidas para transparentar el otorgamiento de la Beca Presidente de la República. Pero eso no basta.

Tiene que decir algo a la gente. Es necesario que sus compatriotas sepan cómo evalúa el comportamiento de sus antecesores. Si es éticamente aceptable que un hijo del ministro de Educación gane una beca que entrega el Presidente, pero en la que su papá tenía más de algo que decir. Sobre todo cuando las calificaciones del becado no eran óptimas. Es el caso de su vocero, Ricardo Lagos Weber.

Y no basta con que digan que peor era en la dictadura. Para terminar con eso fue que se luchó contra el régimen del general Pinochet. No para que las prebendas llegaran a otros. Ni tampoco para que éstas sólo disminuyeran.

Finalmente, la presidente se verá obligada a poner orden en la casa. La Concertación luce como una bolsa, pero no de trabajo como lo ha sido tradicionalmente, sino de gatos.

Buscando posicionarse mejor para la presidencial del 2009, pareciera que lo recomendable es desafiar al conductor natural: la mandataria. La Democracia Cristiana (DC) luce convencida que esa es la manera de poner fuera de juego a sus adversarios del PPD y el PS. De paso, cerrarle el camino a Ricardo Lagos en una eventual intentona para volver a La Moneda.

Las diferencias no van sólo hasta allí. La DC se muestra decidida a buscar reposicionarse en un centro muy elusivo. Y dentro de la colectividad hay quienes no le hacen asco a coqueteos con la derecha. Esto no sólo genera roces en el interior de la Democracia Cristiana, sino con sus aliados. Cuestiones que podrían no ser preocupantes. Naturalmente, obedecen a las discrepancias propias de partidos diferentes, unidos por objetivos comunes en un momento histórico.

Además, mirando las cosas con objetividad, cerrar la puerta y apagar la luz de la Concertación es perder el poder. Nadie quiere eso. Pero, por otra parte, ya han pasado 17 años y el electorado puede haber empezado a sentir el peso de la decepción. Hasta ahora no tiene hacia donde mirar buscando la esperanza. Eso no siempre tiene que ser así.

La que debe hacer de vigía y estar alerta es la presidenta Bachelet.

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* Periodista.

wtapiav@vtr.net.

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