Chile, escrito con ira. – VAMOS DESINTOXICÁNDONOS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Es falso lo que pretende el señor Larraín de que hay «una familia chilena». Hay muchas familias chilenas y las diferencias entre unas y otras son abismales. Hay unas pocas que pueden pagar sumas estratosféricas para poner a sus hijos en una escuela o universidad privada, y otras, muchas, que a menudo tienen que mandar a sus niños al colegio tiritando de frío. Y en eso no hay duda: no hay nada más tóxico para la mente y para el cuerpo que llegar a la escuela con hambre y con frío.

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Deberían poner sus barbas en remojo todos esos políticos, pseudotécnicos y otros próceres. Vean lo que pasó en la Argentina: «¡Que se vayan todos!», fue la consigna espontánea, unánime y absolutamente desintoxicante.

Los jóvenes nos han dado lecciones de civismo y de conciencia política, probablemente porque no vivieron bajo la dictadura y no alcanzó ésta a hacerles el lavado y de cerebro que parece haber alcanzado a muchos chilenos adultos. Ni la Concertación ha podido hacerlo, lo que ya es mucho decir.

Los estudiantes siempre han sabido luchar por sus derechos y por las causas más justas, en esto hay una tradición en Chile y en toda Latinoamérica. Y siempre han sido atacados por aquellos que tienen como consigna el Muera la inteligencia de Millán Astray.

Ahí está la «canalla dorada», que acusaba al movimiento estudiantil del año 1920, que acusaba a la Federación de Estudiantes de estar vendida al Perú; la huelga de la chaucha en 1949; los hechos del dos de abril de 1957 y tantos y tantos otros que se dieron durante la dictadura y en que participaron y perdieron la vida muchos jóvenes. Del resto de América Latina se podrían citar muchos también, como el Cordobazo en Argentina.

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¿Queremos entonces que nuestros estudiante, que nuestros jóvenes tengan que salir nuevamente a la calle para defender sus derechos y para defender a la educación en general, y ser apaleados, gaseados y reprimidos por una policía que se parece demasiado a la de Pinochet?

No, no quisiéramos eso, quisiéramos que un gobierno que se dice de centro-izquierda supiera interpretar las aspiraciones de estos jóvenes, que son las aspiraciones de Chile, y que lejos de ser tóxicas, son saludables, enaltecedoras y patrióticas.

Porque no puede haber patriotismo cuando se hunde la educación en Chile, que en el pasado fue un ejemplo de elevado nivel educacional, tanto en el colegio como en la Universidad.

Algunos extranjeros de diferente procedencia que han visitado Chile, me han comentado con espanto que han visto a los alumnos pidiendo dinero en la calle, prácticamente pidiendo limosna para pagar sus estudios. Y me lo decían con lágrimas en los ojos ¿Qué ha pasado, qué pasa en Chile? me preguntaban. Y yo, avergonzada, no sabia qué contestarles.

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* Abogada.

margaritalabarca@prodigy.net.mx.

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