Chile. – HAY SILENCIOS QUE MATAN

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Es lo que ha permitido a sus detractores sembrar dudas acerca de su capacidad de liderazgo, sobre sus reales atributos como estadista o, más simple, como gobernante. Ha salido a defenderse.

Pero este 21 de mayo, la señora Bachelet volvió a mostrar sus condiciones. Le hizo honor a la comunicación. Ese vocablo que deriva del latín comunicare y que significa poner en común, compartir algo. En su mensaje, la presidenta se sintió libre de las críticas. Explicó errores cometidos, como en el caso del Transantiago. Comprometió soluciones. Y pasó a dar cuenta de las obras de su gobierno.

La verdad: la lista sonó impresionante. Avances en cobertura, infraestructura y conectividad en educación; construcción de nuevos hospitales y consultorios dan el marco para una salud que amplía atenciones; reenfoque para las viviendas sociales que ahora son más amplias, más de acuerdo a las necesidades humanas; avances en materia previsional; nuevas obras viales; iniciativas para hacer más democrática y participativa a la sociedad chilena, que en algunos casos se han visto frenadas por el rechazo en el Parlamento. En fin, un recuento largo.

Las propuestas que comprometió y las soluciones que anunció fueron también interesantes. Puede que a algunos no les parezcan suficientes. Pero demostró interés y sensibilidad. Sobre todo, fue coherente con la profundización del sesgo social que ella señaló que sería punto central en su administración. En eso, por ejemplo, juega un papel esencial la rebaja de 1% a 0.5% del superávit fiscal. En plata, significan alrededor de $32.500 millones. Y todo eso irá a cubrir el costo de planes para mejorar la educación.

En esta mirada somera a lo que dijo la presidenta en casi dos horas de discurso, queda en claro que sus capacidades han sido desaprovechadas. Y que uno de los yerros más graves de su gobierno ha sido el manejo comunicacional. Entre los mejores atributos que ostenta la mandataria está su capacidad de comunicar. Y, curiosamente, sus asesores la aprovechan poco o, aún más grave, la reducen al silencio. Eso, en democracias virtuales como las que vivimos hoy en el mundo, es un error que puede resultar funesto.

La presidenta debería estar en el aire a lo menos una vez al mes. Dándole a conocer a la gente su manera de pensar. Los tropiezos que enfrenta, las soluciones que plantea. Seguramente, su base de apoyo crecería. Con ello, podría enfrentar mejor los desafíos que día a día le plantea una oposición agresiva, procaz, descalificadora, y una Concertación que bajo su mandato más parece montonera que coalición de gobierno.

Escuchándola, es posible darse cuenta de los errores comunicacionales que le han hecho cometer a su administración quienes manejan este sensible campo. Incluso del desatino que es entregar las cifras más importantes de su mensaje en dólares, como si Chile tuviera una economía dolarizada.

En resumen, el mensaje presidencial deja en claro su compromiso social. Anunció la creación de un defensor de los trabajadores. Una especie de «ombudsman» para este sector específico. También recordó el destino de los detenidos desaparecidos, como una deuda de la sociedad chilena que ella espera saldar. Y declaró el 30 de agosto el día en que se recordará a estos compatriotas.

Todas manifestaciones que se unen a su requerimiento por profundizar la democracia. Evidentemente, la presidenta debería mantener un diálogo más permanente con sus conciudadanos. Así estos sabrían qué es lo que pueden esperar de su administración. Y no guiarse solamente por las visiones interesadas de sus opositores.

En definitiva, el segundo mensaje de la presidenta Michelle Bachelet marcó nuevamente la cancha. Ella detalló los remedios para los males más graves que afectan al cuerpo social. Pero en ningún momento tocó el tema de las causas. O, mejor dicho, de la causa que genera la desigualdad que afecta a los chilenos. Nada de cambios al sistema neoliberal. Una administración más sensible, sí. Pero solamente un poco. Nada que pueda afectar seriamente la «estabilidad».

Desde esta perspectiva, sólo dos conclusiones. La primera, la presidenta debe hacer ajustes comunicacionales. La segunda, los chilenos pueden estar tranquilos, no habrá novedades espectaculares que disturben el sistema.

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* Periodista.
wtapiav@vtr.net

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