Chile: Mauricio Morales no murió la noche del 21 de mayo.

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CS*

Las fotos del diario muestran un cuerpo sin vida, pero Mauricio es mucho más que un cuerpo: es parte de un movimiento colectivo que tarde o temprano, y con los medios que sean necesarios, va a restablecer la unidad y armonía de este mundo destrozado. Mauricio Morales sigue vivo porque nosotros seguimos vivos. Y nosotros somos muchos, y somos mejores. Esto es lucha de clases.

Estamos en tiempos reaccionarios. La mayoría de los oprimidos duerme bajo los efectos de la anestesia mediática. Tan aturdidos que no pueden ver la guerra civil que está en marcha, tan confundidos que no pueden distinguir al amigo del enemigo…

Los que creen que todavía es posible hacer algo para detener la destrucción de este mundo, están cansados de hablar. Saben que con palabras no es posible hacerle ver la realidad al que no quiere verla, no se puede hacer reaccionar al que ha aceptado sin remedio vegetar para siempre bajo la opresión.

Ninguna ley prohíbe criticar con palabras este mundo. Es el conformismo enfermizo de las personas comunes y corrientes lo que lo prohíbe. Nadie quiere oír que su vida es sórdida y miserable, como realmente es. Y aquellos que están dispuestos a decirlo o a escucharlo, comprenden tarde o temprano que el acto de decirlo no cambia casi nada.

La opresión de clase se ha vuelto tan violenta y envolvente que su violencia no deja espacio para nada más, así que ya no hay con qué compararla. Así que la violencia del sistema se ha vuelto invisible, tan invisible como los que la planean y organizan. A una sociedad así sólo se la puede combatir violentamente, y sólo los actos violentos pueden decir algo cuando las palabras ya no son capaces de violentar nada.

Son tiempos adversos para los que quieren el fin de la dominación. El poder ordena que se les aísle, que se les desprecie, que se les tema. No importa. La clase dominante está condenada y sucumbirá, como han sucumbido todas las clases dominantes. Por una razón muy simple: en la oscuridad de la noche aquellos que al principio se sentían débiles y aislados, con sus actos empiezan a desmantelar la unidad del enemigo, empiezan a sentir su propia unidad, donde se encierra la fuerza de la victoria.

Mauricio, estás con nosotros.

Hoy más que nunca:
¡A levantar el nombre de los caídos en combate!
¡Por la ñlibertyad de los presos subversivos!
¡Solidaridad con los que luchan!

*Comité Solidario.

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