CHILE: NO OLVIDAR AL GATO E’ CAMPO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Informaba el matutino La Nación de Santiago el día siete de marzo en un artículo firmado en comandita por Jorge Molina y Andrea Chaparro sobre un vuelco curioso en el proceso más dificultoso jamás llevado adelante contra alguien que haya ocupado –a punta de bala y crímenes inenarrables– el primer plano del interés noticioso en los últimos 30 años. Molina es periodista especializado en la vertiente judicial de los asuntos vinculados con la actividad pública chilena.

De ser ciertos los dichos del ciudadano estadounidense Edgar W. Tatman, las dudas sobre cómo amasó su cuantisosa fortuna el ex capitán-general del ejército chileno se disipan en un abrir y cerrar de ojos.

Escribieron en La Nación Molina y Chaparro:

«El ex ejecutivo de cuentas Edgar W. Tatman, que atendió en los bancos Riggs y Spirito Santo de Estados Unidos al general (R) Augusto Pinochet, aseguró que la información que recibió sobre el origen de los fondos, era que éstos provenían de la venta de libros escritos por el ex dictador a principios de los años 80. Los textos que habrían servido a Pinochet para ganar varios millones de dólares, serían El Día Decisivo, que publicó en 1979, y Política, Politiquería y Demagogia, editado en 1983″.

La felicidad de las menguadas huestes del ex uniformado sin duda será tan grande como la sorpresa de muchos de sus detractores: ¡el dictador, después de todo, sabe escribir! Algunos expertos en literatura chilena, sin embargo, han comenzado a orientar sus investigaciones con la idea de encontrar al «ghost writer» detrás de la firma del súper vendedor. Desde ya descartan que hayan podido ser Hernán Lavín o Pablo Longueira, en cierto modo herederos políticos de la dictadura, aunque no comentaron en qué basan sus razones.

Asoma el gato en la despensa

La eventualidad de una polémica –con todo el sabor de las guerras literarias– se desvaneció antes de que se emborronen las primeras cuartillas o se prendan los ordenadores. Y la responsabilidad de que no se produzca tamaño debate estaba, casualmente, en la edición de una serie de despachos de agencias noticiosas que había publicado el día anterior –seis de marzo de 2006– el mismo periódico.

En efecto, entre las noticias del día de La Nación puede leerse el siguiente encabezado: «Pablo Rodríguez confirma que Pinochet abrió cuentas con nombres falsos en Chile». Rodríguez el el abogado responsable de la difícil defensa del ex dictador.

«Esta tarde, el abogado de Augusto Pinochet, Pablo Rodríguez Grez, confirmó que su defendido abrió cuentas en Chile con nombres falsos. Sin embargo, le restó importancia a estos hechos por cuanto estas acciones no tienen carácter de delito, no hubo perjuicio fiscal y la justicia está impedida de investigar porque son hechos prescritos.

«‘Le puedo garantizar que se trata de hechos que no revisten caracteres de delito. No existe ningún perjuicio fiscal y, lo que me parece más importante, es que son acontecimientos ocurridos hace 25 años'».

En Chile suele decirse de algunos delincuentes que son «ladrones como gato de campo».

La mano del gato. O de sus heterónimos

Investigaciones en el marco del proceso a Augusto Pinochete lograron subicar a un ex ejecutivo del Banco de Talca, llamado Rodolfo Lavín Larraín. Se espera que el testimonio de Lavín permita confirmar otros detalles sobre la cuenta que el ex dictador mantuvo en el Banco de Talca bajo el alias de José Ramón Ugarte, así como los eventuales beneficios y otros movimientos financieros.

José Ramón Ugarte –heterónimo o simplemente alias del astuto ex militar– tuvo cuentas en los bancos de Talca, BCI y Citicorp & Santiago S.A. La revelación hecha por los agentes de la inteligencia policial abre un flanco hasta ahora inédito: Pinochet usó también al sistema financiero chileno para ocultar ilegalmente sus activos desde la década de los 80, contando aparentemente con el apoyo de entidades financieras nacionales.

Este hecho era celosamente guardado por la defensa de Augusto Pinochet. La información fue revelada a La Nación por una alta fuente de la Jefatura Nacional de Inteligencia Policial de Investigaciones (JIPOL), de quien depende la Fuerza de Tareas Reservadas (FTI), la unidad que preparó el documento, que se anexó a la causa luego de que fuera entregado a la jueza del 30º Juzgado del Crimen de Santiago, María Eugenia Campo –reemplazante del por ahora inhabilitado ministro Cerda– y contiene documentos, cartas y declaraciones de ejecutivos que acreditan un nuevo delito contra el ex dictador: la infracción al artículo 160 de la Ley General de Bancos.

Las cuentas fueron abiertas 1982 utilizando el alias de José Ramón Ugarte, falsa
identidad que había sido descubierta por el ministro Sergio Muñoz, a cargo de otro proceso, el llamado Caso Riggs, y que fuera la utilizada para abrir las cuentas en bancos de Estados Unidos y Europa.

El informe allegado al proceso por la FTI es del 24 de febrero y se produjo tras con interrogatorio realizado a Felipe Bórquez Oyarzún, gerente de la sucursal Ahumada del Banco de Talca en esos años. El banco posteriormente quebró y sus controladores fueron condenados por defraudación.

Todo indica que el certificado que tiene en su poder la policía es original, como también otro que define a José Ramón Ugarte como un cliente ejemplar, emitido el 24 de noviembre de 1981 por el BCI, lo que implica que también usó este alias en dicha entidad financiera.

La guinda de la torta es una carta enviada por José Ramón Ugarte a un funcionario del Citicorp & Santiago S.A. en 1981, donde adjunta los documentos de los bancos de Talca y Crédito e Inversiones, para abrir una nueva cuenta. La misiva incluye una certificación de firmas de la identidad falsa de Pinochet –que debió ser hecha ante un notario escribano)–, como también solicita un comprobante por un depósito de 30 mil dólares hecho en el Citicorp & Santiago S.A.

Tal vez las musas del escritor Pinochet Ugarte protegieron a su heterónimo José Ramón Ugarte –los heterónimos son celosamente guardados por los escritores, así como sus alias y seudónimos–, puestso que otras entidades bancarias chilenas, como el BCI, pese a haber emitido en su oportunidad certificados de «buena conducta» financiera de Ugarte, no recordaban nada. Finalmente el CitiCorp recordó lo suficiente como para vincular estos manejos con la apertura de cuentas de Ugarte/Pinochet en el CitiGroup de Nueva York.

El Citicorp & Santiago S.A., era un banco de negocios que operaba en Chile integrado por el Citigroup y el Banco de Santiago.

El gato no descansaba

Famosa es la voracidad de los gatos de campo. El gato e’campo se ceba con rapidez una vez que descubre dónde puede estirar la zarpa y recoger algún bocado. Y los mejores bocados los provee papá Fisco. Que Pinochet usó los fondos del Estado para su beneficio personal y de su familia, se desprende palmariamente de la declaración de la arquitecta del entonces Ministerio de Obras Públicas y CEMA Chile –centros que agrupan a las madres de menores recursos–, Ruth Ballevona Ramírez.

La mujer relató al ministro Cerda que la residencia de El Melocotón –uno de los emblemas del pinochetismo– fue construida con fondos fiscales. Esa casa figura hoy como una de las propiedades de Pinochet. Según sus dichos, los obreros que trabajaban en CEMA Chile percibíans sueldos financiados por el Ministerio del Interior de la época. Que no eran bajos, dice, ya que «se trataba de obreros calificados, carpinteros de primera, los que generalmente eran esposos, hijos o parientes de las socias de Cema».

El director administrativo de Cema, Alvaro Romero Reyes, ex oficial de Ejército que ocupó el puesto entre 1984 a 1986 confirmó ante el magistrado el uso de fondos fisscales, por ejemplo, para construir la biblioteca de Pinochet, «por la gran cantidad de libros que tenía».

Nuevamente salta a la palestra la calidad intelectual del escritor Pinochet.

Nunca ningún testigo o declarante señaló haber tenido ni la más remota información sobre otros asuntos, como los miles de desaparecidos, torturados y muertos por la dictadura. Pero, qué duda cabe, ya aparecerán.

Fuentes: Diario La Nación www.lanacion.cl.

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* Se agradece la colaboración del periodista Edison Barría.

Lamentamos el uso de la imagen de un gato en relación con el asunto que trata el artículo. Ciertamente los gatos no se parecen a Ugarte.

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