Chile: Oceana exige ratificar el Convenio de Estocolmo

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El Convenio de Estocolmo para la eliminación de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs), firmado en mayo de 2001 y suscrito por 161 países, entre ellos Chile, se encuentra en su Segundo Trámite Constitucional en el Senado, luego que en diciembre pasado fuera aprobado por la Cámara de Diputados y hasta la fecha no ha sido ratificado por el Estado chileno. Por esta razón, Oceana, a través de una carta enviada el lunes  17 a los 48 senadores de la República, instó al Congreso Nacional a ratificar este convenio en forma inmediata.

El Convenio de Estocolmo establece obligaciones concretas para reducir y eliminar las emisiones de estos tóxicos, por lo que el país estará obligado a definir la situación actual de los COPs y las acciones para su eliminación.

En Chile, los antecedentes científicos señalan que el aumento de actividades industriales implica la liberación al ambiente de sustancias químicas tóxicas. Asimismo, el uso sostenido e intensivo en actividades agrícolas y forestales que se ha efectuado en el país, en las últimas décadas, han provocado contaminación de ecosistemas terrestres y acuáticos, daños en el medio marino y en la vida salvaje.

Oceana está particularmente preocupada por la presencia de estas sustancias en el medioambiente oceánico y  los efectos nocivos que puede traer a la salud de las personas y de las especies marinas. Cabe señalar que el mar es uno de los principales medios de propagación de los COPS en el mundo, los que además, tienden a acumularse en las latitudes extremas del planeta, afectando gravemente al Pacífico Sur y la Antártica.

Los COPs y sus efectos

Los Contaminantes Orgánicos Persistentes son un grupo de sustancias químicas tóxicas derivadas de la actividad industrial, en algunos casos, y utilizadas como plaguicidas, principalmente, en otros. Dioxinas, furanos, PCBs, DDT, lindano, entre otros, forman parte de la extensa y variada lista de COPs, de la cual 12 fueron clasificados por el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas como los de mayor toxicidad, es decir, con mayor capacidad de provocar alteraciones en las estructuras anatómicas y/o en las funciones orgánicas regulares de un ser vivo. Por lo tanto, a la eliminación de este grupo, llamado «Docena Sucia» o los «Doce Malditos», se le ha dado prioridad a través de la firma del Convenio.

Todos los COPs tienen en común la característica de ser persistentes en el ambiente una vez liberados a él;  de transportarse fácilmente de un lugar del planeta a otro, a través del aire y de los mares; y de ser bioacumulables en los tejidos grasos de los seres vivos.

Como trascienden al paso del tiempo, se van acumulando en el suelo y en napas subterráneas, desde las cuales pasan a formar parte de los organismos vivos pertenecientes a los eslabones primarios de la cadena alimentaria, como los peces, en el caso de la contaminación acuática. En estos seres los COPs se adhieren a los tejidos grasos -pues son liposolubles-, se acumulan en ellos y aumentan su concentración en la medida que se avanza desde los eslabones menores a los mayores de la cadena alimentaria.

Por lo tanto, el ser humano que ingiere carne, pescados, mariscos, leche, huevos, o cualquier producto derivado de un ser que vivió en un medio contaminado con COPs, estará recibiendo una gran dosis de tóxicos.  Esta se incorporará a los tejidos grasos, hígado por ejemplo, potenciando el desarrollo de una serie de enfermedades y malformaciones, tanto en la persona que consume los tóxicos, como en las generaciones futuras que deriven de ella.

El toxafeno, empleado como plaguicida en las plantaciones de algodón del Caribe y América Central, atraviesa todo el Atlántico, transportado por la corriente del Golfo, para reaparecer en el Mar del Norte. Asimismo, se sabe que la atmósfera transporta COPs hacia regiones polares, donde se condensan y depositan con las bajas temperaturas. Este último caso explicaría la alta concentración de organoclorados (COPs) hallados en la leche materna de las mujeres del norte de Québec, en Alaska.

Cáncer, infertilidad, mutaciones celulares transmitidas genéticamente, deformaciones en fetos, defectos neurológicos, desorden endocrino, problemas de reproducción como infertilidad, endometriosis, problemas de aprendizaje y cambios en el sistema inmunológico,  son algunos de los riesgos a los que se exponer el ser humano por consumo de COPs.

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* Publicado el 19 de mayo de 2004 enwwwportaldelpluralismo.cl.

Oceana es una organización internacional sin ánimo de lucro, dedicada a la protección y recuperación de los océanos de todo el mundo mediante la realización de campañas que incorporan argumentos científicos, legales y de educación ciudadana. Fundada en 2001, Oceana dispone de colaboradores y ciberactivistas en 150 países, que están decididos a defender activamente el medio ambiente marino. La oficina central de Oceana se encuentra en Washington DC, y la organización tiene oficinas adicionales en Alaska (Juneau), Suramérica (Santiago, Chile) y Europa (Madrid, España), así como en distintos emplazamientos de la costa. Únete a Oceana para ayudar a generar un impulso decisivo en defensa de los mares.

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