Chile: – SE NOS VINO MARZO

1.006

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El nuevo sistema de locomoción aún era proyecto y ya enfrentaba una avalancha de críticas. La muletilla final era siempre la misma: “Y ya verán lo que ocurrirá en marzo”. Claro, uno podía pensar que con la entrada de los colegios y el término de las vacaciones laborales, algo tendría que ocurrir. Sobre todo si el inicio del mes fatídico casi coincidía con la puesta en marcha del sistema. Hasta ahí la oposición.

Pero quien había marcado las fechas era el Gobierno. ¿Por qué eligió precisamente este período? Seguramente porque la capital está con menos habitantes en febrero. Y se trató de evitarle molestias a una buena parte de los santiaguinos. Como explicación parece insuficiente.

foto
Ahora nos enteramos que el nuevo sistema de locomoción no es sólo eso, sino un cambio cultural. Y todos los cambios culturales son de envergadura. Si hay que hacerlos, da lo mismo cualquier mes. Las molestias serán menores, comparadas con el cambio en sí. Bien valía que se invirtiera lo suficiente no sólo en información de recorridos, sino en mostrar el sustrato. Eso que puede hacer la diferencia entre una mala realidad y un buen futuro.

Si no fuera porque estas cosas producen tensiones, cansancio, desesperanza y una gran cuota de rabia, parecerían ridículas. Ahora que la locomoción va mejorando, veremos como cambia el objetivo de los ataques de la oposición. Y el Gobierno se dedicará a demostrar que el aire está más puro, que el cambio cultural marca el desarrollo de un país, etc., etc.

Mientras tanto, el tema Transantiago se perderá en la bruma de las pequeñeces de la política rasca.

Si nadie aprendió la lección será porque la grandeza no se adquiere en Salamanca. Y parece que la política en casi todos los rincones del orbe está signada por esas chiquezas que llevamos dentro. Lo concreto es que ya se ha generado tal expectación por la entrada de marzo, que es muy posible que la realidad sea una decepción.

¡Ah! Pero a no preocuparse. Todo 2007 será movido. Y si me apuran, las sacudidas, amenazas, zancadillas y golpes bajos, seguirán en el 2008 y, por supuesto, se incrementarán en el 2009.

Sí, esto de acortar el período presidencial a cuatro años, fue un logro de la democracia de los acuerdos. Un logro para quienes lo acordaron en el Parlamento. Pero una tensión adicional para los chilenos que estamos fuera de las instancias de poder. Y somos todos, menos unos dos mil –opositores y gobiernistas– que se dan vuelta alrededor de las bolsas de trabajo que son los partidos políticos.

No todo es malo, por supuesto. Lo que está pasando sirve para que la gente se dé cuenta, en vivo y en directo, de la realidad. Esto no se lo dice la tele, no lo lee en los diarios, ni lo escucha en la radio: que el sistema en que estamos insertos no es precisamente un ejemplo de valores estimulantes. Porque el negocio no es estimulante valóricamente. Porque el sacar la mayor utilidad no pone al interés general como prioridad. Allí el fin justifica los medios.

fotoY el fin no es otro que acumular metálico a costa del consumidor. cuidado

Por eso cuando se escuchan las críticas sobre el Transantiago y éstas van directas al mentón del Gobierno, a alguien le llamará la atención. Espero. Porque, la verdad, esta no es una empresa fiscal. Es un sistema que, monitoreado por este Estado subsidiario, lo llevan a cabo los privados. Y si los microbuses no salen a tiempo o los artilugios tecnológicos fallan, los que fallaron fueron los privados. De allí que se les apliquen multas. Pero ¡cuidado! Este un consejo y lo aportan los voceros más relevantes de la derecha.

“Está bien que se impongan las sanciones pecuniarias, pero si se sigue por ese camino el sistema irá a la bancarrota a mediados del 2007”, concluyen. Si no fueran personaje públicos, uno podría creer que es un chiste. Pero de inmediato hay que recordar que este mismo sector es el que ha reclamado permanentemente la privatización de la exitosa Codelco, principal minera cuprífera del mundo.

Nadie se atreve a decir que entre los empresarios hay buenos y malos, honrados y sinvergüenzas. Que la mayoría no exhibe una cuota de respetable sensibilidad social. Que las empresas que eran del Estado y pasaron a sus manos durante la dictadura y en los gobiernos de la Concertación, no dan un servicio óptimo y son verdaderas cuevas de Alí Babá.

Si uno mira así las cosas, llega a la conclusión de que el negocio debe ser muy interesante como para dejar afuera a la mayoría de los chilenos. Pero las cosas no se pueden mirar así. Hacerlo es una demostración de envidia, de odio de clase o de cualquiera de esas patologías del pasado que eran mucho peores que la depresión.

Hay que ser positivo. Marzo ya será reemplazado por abril.

———————————

* Periodista.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.