CHINA Y ESTADOS UNIDOS ANTE PELIGROSOS MALEFICIOS

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No es ninguna novedad que la supremacía mundial que ejercen los Estados Unidos, desde hace varias décadas, está siendo cuestionada por el avasallante crecimiento chino.

Ese dato de la realidad genera un tensión inevitable entre la potencia nueva que aspira a transformarse en hegemónica y aquella que lo era y se niega a resignar esa posición. Unas pocas cifras bastan para probar que dicha tendencia es cierta. Al final de la Segunda Guerra Mundial (1945) EE.UU. facturaba el 50% de todo el mercado mundial; en los 80´ esa cifra se había reducido al 22% y hoy ronda el 16%. Por el otro lado China, que representaba el 2% de ese mercado en los 80´, hoy tiene el 18% del mismo.

Ante esa tendencia, que aparece como imparable, son muchos los que se preguntan por el futuro de las relaciones entre esas dos potencias. Ese interrogante adquiere particular importancia en estos días cuando se despliega una amenaza de Corea del Norte -un indudable aliado chino- y el presidente Donald Trump responde con una inusitada dureza, por ahora verbal.

Graham Allison, director de uno de los centros de investigación más importantes de la Universidad de Harvard acuñó, hace algunos años, el término “Trampa de Tucídides” para referirse a los antecedentes históricos de situaciones de tensión entre potencias, emergente una y decadente la otra. Le dio el nombre del historiador griego que analizó, en el marco ya señalado, los enfrentamientos entre Atenas y Esparta –hace 2500 años- que terminaron de mal modo para ambos.

La gran pregunta que brota de estas consideraciones es si el enfrentamiento entre Washington y Pekín podría derivar en esa misma y catastrófica dirección.

Son varios los ejemplos históricos que avalan este temor pero también existen otros que lo alejan. Dan cuenta de una resolución negativa lejos de Atenas y Esparta, ya en el siglo pasado, los enfrentamientos que dieron lugar a la Primera Guerra Mundial. Allí la alianza de la Gran Bretaña, apoyados por Rusia y Francia confrontó con Alemania, en guerras fratricidas que dejaron millones de muertos. El resultado final fue el debilitamiento de los integrantes ambas alianzas. Al final de ese conflicto 4 imperios (austro-húngaro, otomano, alemán y ruso) habían dejado de existir y una Revolución Socialista emergía de una Rusia sin rumbo. Marcan una posibilidad opuesta las disputas entre Portugal y España (finales del siglo XV) y la lucha entre el Reino Unido y los Estados Unidos (inicios del siglo XX), en ambos casos los intereses contrapuestos fueron resueltos sin grandes conflictos bélicos.

De modo tal que el “maleficio de Tucídides” no constituye una fatalidad, pero sí es un aviso –a las élites mundiales de estos tiempos- sobre el terreno fangoso en el que se están metiendo.

 

Juan Guahán, Question

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