Cineasta Elena Varela, presa en casa: el asunto de fondo es sobre la libertad

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Rivera Westerberg*

La cineasta y promotora cultural chilena fue excarcelada por mandato judicial; empero, no recuperó su libertad: está sometida a arresto domiciliario y una orden de arraigo le impide, si lo quisiera o debiera, abandonar el país. Es decir: está presa en su casa.

El asunto medular que surge de la inexplicable historia que condujo a su arresto e incautación de materiales fílmicos y de producción se refiere a los alcances y modos de definir y comprender la libertad de expresión.

 
 
Cuando, como en este tipo de circunstancias que generan precedentes nacionales e internacionales frente a la incautación de material registrado, en especial si se ha logrado obtenerlo merced a un trabajo profundo de generación de confianzas y honorabilidad, se está ante lo que la autoridad, precisamente, debe proteger; al fin y al cabo se trata de materiales vinculados de manera directa e inmediata a la contemporaneidad social de Chile.
 
En cuanto actividad, la cinematografía –en términos concretos el cine documental- largo ha que dejó de ser una mera tecnología novedosa; que todavía, por maña o supina ignorancia y consecuente desinterés de la ahora denominada “clase política”, no se lo considere en el país un arte y carezca de los resguardos propios que merecen las obras de arte tanto como el trabajo de investigación, que le es propio en el caso del cine documental, no es más que una vergüenza prolongada, ay, por demasiado tiempo. 
 
La libertad de expresión, al fin y al cano, no es más que la extensión práctica de otra libertad, la que define los términos mismos del pacto social: la de pensamiento; no se produce una obra, de arte o no, sin considerar –esto es: pensar– cómo se comunicará el resultado del trabajo que se le dedicó. La idea de que el arte se debe a esa entelequia de la sensibilidad, del romanticismo, del puro talento etéreo del artista no pasa de ser una idiotez; el arte se debe al pensamiernto, como la ciencia, la artesanía y cualquier otra actividad humana.
 
El fascismo clásico recorrió las calles de Europa con la bayoneta calada para atravesar libros, partituras, esbozos de dibujos, pinturas, cuadros, obras escultóricas, etc… y luego quemarlos; de paso, y ya que estaba en eso, encarceló, asesinó, "desapareció" tanto a los artistas como a los que pensaban diferente, o parecían diferentes. Lección para cautelar la paz social prontamente aprendida por el capitalismo no fascista y, luego, enseñada con generosidad (gracias Escuela de Las Américas del US Army e instituciones emparentadas) a muchos aplicados alumnos latinoamericanos y caribeños.
 
Que a su vez recorrieron las calles del continente con la metralleta o el fusil de asalto entre las manos para ya sabemos qué.
 
"Quiero hablarles y expresarles toda mi gratitud en este momento, en este momento que estoy gozando de una pequeña libertad, una libertad que ha sido ganada gracias a la lucha de nosotros, de ustedes, es una lucha que me ha permitido en este momento estar en mi domicilio con mi familia, es un momento muy doloroso y a la vez muy feliz de poder compartir con ustedes", esribió Varela luego de su seudo liberación.
 
Elena Varela estuvo presa 90 días en el nódulo de alta seguridad de la cárcel de Rancagua, una ciudad al sur de Santiago. Fue apresada por la "certeza" de las autoridades policiales –y políticas– del Estado de que está vinculada a actividades que rozan el terrorismo y se inscriben en la más desenfrenada conducta anti social: asaltos, asesinatos; sus tres meses a "pan y agua" fueron para que el miniusterio público pudiera recabar datos para comprobar su (improbable) participación en esos hechos. El arraigo y arresto domiciliario persiguen otorgar más tiempo a la benemérita tarea judicial-política-policial.
 
Si la prisión de la cineasta –o vídeoasta– constituye un motivo más de pesar que de alegría para la comunidad cultural chilena, el hecho de que por mandato de instancias de gobierno se le haya quitado, y con destino desconocido, todo su material filmado, notas de producción, entrevistas realizadas que estaban en proceso de edición, etc… conforma una peligrosísima acción policial que remite al recuerdo del fascismo. Y de la dictadura.
 
Para el diario www.elclarin.cl la "presidente de la Asociación de Documentalistas de Chile, Paula Taloni, junto con manifestar su alegría por este hecho, también expresó su preocupación por el uso que se la ha dado al material filmográfico que cuenta con una serie de fuentes ligadas a las demandas mapuche".
 
Más adelante "la presidenta de ADOC Chile calificó como aberrante que se esté utilizando el trabajo realizado por Varela para perseguir a quienes tienen una demanda que de alguna manera el Estado pretende esconder como es el caso de los mapuche.
 
"Paula Taloni aseveró que desde la Asociación de Documentalistas continuarán solidarizando con Elena Varela para que concluya su trabajo NewenMapuche, el cual en algunos sectores no quieren que sea dado aconocer".
 
Varela fue detenida junto a cuatro supuestos integrantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el 7 de mayo acusada de ser autora intelectual de dos robos con violencia cometidos en 2005 por el grupo. Su detención había motivado una serie de protestas y la Universidad Diego Portales presentó un recurso denunciando su situación ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
 
El documental Newen Mapuche que Varela preparaba había sido financiado por un organismo estatal destinado a promover el arte y la cultura. En la obra, aparentemente, se incluye la posición de grupos radicales mapuche que luchan no siempre dentro de las formalidades legales por la devolución de sus tierras.
 
No está demás dejar constancia que, para ordenar su excarcelación, el tribunal tuvo presente un informe penitenciario respecto a que si Varela llega a ser condenada, no cumpliría una pena de prisión. Antes, la Corte Suprema había rechazado un recurso de amparo en su favor presentado por cineastas locales.
 
Carta de Elena Varela luego de su liberación
(Versión publicada en El Ciudadano).
 
Chile, domingo 17 de agosto de 2008
Estimados compañeros:
 
Me dirijo a todos los audiovisualistas, a los artistas, a los actores, a los músicos, a los intelectuales. A la plataforma audiovisual, a la plataforma ciudadana por la libertad de expresión y creación, a las organizaciones de derechos humanos, a las organizaciones populares, a las organizaciones juveniles, a las organizaciones de mujeres, a las organizaciones que luchan por la libertad de expresión.
 
A todos los hermanos de otros pueblos de América latina, y también a los hermanos de otros pueblos que también luchan por su propia  libertad, a los documentalistas del mundo, al pueblo mapuche principalmente.
 
Quiero hablarles y expresarles toda mi gratitud en este momento, en este momento que estoy gozando de una pequeña libertad, una libertad que ha sido ganada gracias a la lucha de nosotros, de ustedes, es una lucha que me ha permitido en este momento estar en mi domicilio con mi familia, es un momento muy doloroso y a la vez muy feliz de poder compartir con ustedes.
 
La libertad es un valor muy grande, es un valor muy fuerte; yo creo que un país democrático no puede faltar a la libertad, a la libertad de expresión; hacen falta leyes que nos apoyen, que apoyen al artista en su expresión, que no nos limite de poder decir nuestros valores, nuestra cultura, el derecho a expresarse, el derecho a poder construir una sociedad más justa. Es por eso que he sido perseguida, porque he tratado de alguna manera de mostrar este tipo de valor en mis trabajos, y allí es que yo quiero y deseo… y a la vez agradezco a todos ustedes que levantan este discurso y esta bandera, la bandera de libertad.
 
Es increíble que en un país democrático en el cual varios y muchos han caído, muchos han sido encarcelados, muchos han sido desterrados, aún no se goce esa libertad de expresión, aún tengamos que estar encárceles, aún no podamos disfrutar de verdad lo que significa.
 
Quiero que sepan que los llevo en mi corazón  y quiero… envío desde acá, desde mi casa un saludo fuerte, van a pasar algunos meses de lucha todavía que tengo que dar… en los tribunales y también con ustedes compañeros para que pueda gozar de la libertad, de la libertad real, de la misma libertad que gozamos todos pero que vivimos con temor, con un temor a poder decir estoy en libertad y yo pienso ésto.
 
Desde acá les envío un fuerte abrazo y quiero decirles principalmente que hay valores que a los artistas, que a los creadores, a los intelectuales del planeta nos hacen dignos. Y uno de esos es la libertad. Tenemos que hacer que todas estas expresiones… expresiones que nosotros vamos teniendo día a día, vayan haciendo que nuestra vida sea más digna, más justa; para que al final de toda esta historia la dignidad se haga costumbre, en nuestro país, en nuestra tierra latinoamericana.
 
Un respeto grande y un abrazo a nuestro pueblo mapuche que sufre día a día este mismo problema, a todos los marginados de este país, a todos aquellos que han sido reprimidos y han tenido que emigrar incluso.
 
Un abrazo fuerte para ustedes que están construyendo –y estoy segura– una sociedad más justa. Gracias compañeros.
 
 
* Se agradece a Marina Robles Yáñez, comunicadora audiovisual (Región del Bío Bío, Chile), el informe que, a propósito de la resonancia social de la excarcelación de Elena Varela, preparó.
Puede escribírsele a marinitary@hotmail.com

 

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