Crónica del tiempo duro. – DESPUÉS DE TODO NO ERA ARGENTINO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Es Dios era argentino novela de la bronca, de la frustración, del final definitivo de una era –aquella en que el país de los argentinos levantó la compleja ideología de ser el de la «clase media» blanca, trabajadora, superior. Es también la novela del final del sueño y el comienzo de un amanecer todavía incierto: el de la realidad. Se lee en una de las primeras páginas:

«Una avalancha de votos hace apenas dos años, de pronto deshechos en inoperancias e indecisiones de diversas calañas que alcanzaron su punto culminante en un trágico jueves en que la policía cargó, como en lejanas ocasiones, contra multitudes que fueron ganando fiereza y muertos a medida que avanzaba la bronca».

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Para rematar:

«En fin: que para pintar la situación general espero que baste; y para ceñirla al impulso que la lleva a Reni a empuñar nuevamente la cacerola con tapa de teflón que destrozó en toda su circunferencia el miércoles pasado, quizás sea necesario adjuntar el siguiente cuadro: largas colas en los Banelcos durante todo el día para retirar un único mensaje Este cajero no entrega dinero, la inminente obligación de pasar la noche del 31 con mamá suegra en su triste y vacía casita de Versalles, la imposibilidad de escaparse de los treinta y pico de grados de calor con rumbo a la ansiada costa argentina, y también, por sobre todas las cosas, la espantosa, aterrorizante, tan temida posibilidad de perder el Plazo Fijo que ya araña los ocho mil trescientos veintinueve dólares (US$ 8.329) y que, con suerte, ahora devolverán en argentinos, una moneda que amenaza hacerle honor a su nombre en las peores cualidades que éste contiene».

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¿Quién es esta escritora que describe, y con talento y dominio de sus herramientas, los días sin duda terribles que rubricaron, tras el final del peso igual al dólar –cuando el dólar estadounidense era todavía al menos en apariencia «moneda fuerte»– la renuncia ignominiosa del Presidente de la República?

Patricia Odriozola, casada, dos hijas, es un caso extraño de trabajo, silencio y más trabajo. Argentina, nacida en la segunda mitad de los míticos años 60, heredó de aquellos una enorme capacidad para asombrar. Su literatura, tan densa como facil de leer, con una capacidad de observación aguzada, logra atrapar la frescura de los detalles que conforman la cotidianeidad de las capas medias argentinas. No se trata de mero realismo, empero. Más que describir, intenta definir estilos y modos a partir de aquello que, de tan visible, puede incluso convertirse en misterio.

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Una suerte de Miss Marple –surge de esa caracterización– no dedicada a la criminología, mucho más joven y tan observadora como el personaje de la Christie. Una escritora cuya primera obra publicada «a medio camino entre la ficción pura y la crónica diaria, al estilo de las “non fiction stories” en boga desde hace unos años, nos ayuda a comprender las enrevesadas corrientes por las que navegó en forma dramática su país, y concretamente Buenos Aires, durante los días que presidieron la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa y las duras semanas que siguieron a las protestas ciudadanas de un diciembre aciago e inolvidable».

El libro se presentó en una librería del barrio San Telmo –la única dedicada por completo a la literatura– y su lectura es recomendable en aquellos países (hay uno vecino a la Argentina) que piensan que «eso» –el ascenso y la caída– es ajeno a su realidad.

Una novela sobre la historia, la histeria y el final de una sociedad que sin duda hará historia.

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Dios era argentino, Editorial Nueva Generación, Buenos Aires, 2006.

oscarlopezeditor@yahoo.com.ar

El libro es asequible gratuitamente en la Biblioteca Logos; puede también ser pedido al editor.

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