De nuevo la diarrea…(y el virus Ébola no tiene na’ que ver…)

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La semana pasada volvimos a ver títulos como este en la prensa financiera planetaria:  “El miedo se apodera de los mercados financieros” . ¿Qué ocurre, regresa la crisis? No, visto que no se había ido, nunca se fue, a pesar de que muchos juraron haber visto “brotes verdes” por todas partes. Tú ya sabes, “brotes verdes”, el signo anunciador de la primavera, del business as usual, del regreso de la “confianza”, de la inversión y el paraíso en la tierra.

Algo así como cuando el florecimiento de los aromos y el aparecimiento de las alergias te dice que se acabó el invierno.

Cuando los índices bursátiles conocen una baja transitoria –en fin una baja, lo de transitoria no se puede decir sino ex post– los enteraíllos que vienen a decir boludeces en la tele usan y abusan de una jerga que, suponen ellos, funda su autoridad en la materia.

La explicación de la caída es una “recogida de beneficios”, una “corrección técnica”, o en estricto rigor una “fuga hacia la calidad”. Si no entendiste nada, tranquilitat y recolliment, no pasa nada, los enteraíllos tampoco, la única diferencia es que a ellos les pagan.

En este caso, la prensa financiera europea lo cuenta así:  Hacía tiempo que los mercados financieros no conocían un sacudón como este (en realidad no hace tanto tiempo, pero los economistas y la memoria…). Al punto que los analistas de Aurel BGC evocan “un gustito de crisis financiera”.

Es verdad que las Bolsas de París, Milán y Madrid se fueron en picada, como el Dax alemán y el Footsie londinense, para no hablar de Wall Street, ni del Nikkei, el índice japonés.

Pero todo esto es pecata minuta, la nada misma, una turbulencia más en un mundo acostumbrado a las jodidas turbulencias. Lo serio es lo que sigue, yo no lo invento, si no me crees vete a leer la prensa de New York o la integral del Pato Donald que para el caso es más o menos lo mismo.

Los inversionistas se asustaron después de la publicación de indicadores macroeconómicos americanos decepcionantes, que agudizaron las inquietudes sobre la economía mundial. En septiembre los precios de la producción bajaron en los EEUU por la primera vez desde hace un año, lo que sugiere que la economía no logra generar inflación.grecia crisis

Tú, pobre economista al pedo, creías que la economía genera riqueza, empleo, bienes de consumo, servicios, remuneración para el capital y el trabajo… y ahora te das cuenta que te mamaste cinco años de estudios, aranceles dignos de una educación de verdad y una deuda que pagarás en 20 o más años por las puras arvejas. Si la economía genera todo eso… estamos mal. La firme. Mal, lo que se llama mal. Según los asustadizos inversionistas lo que la economía tiene que generar, antes que nada, es inflación.

Tus profesores te enseñaron que la inflación es caca, que la restrictiva política monetaria del Banco Central tiene por objeto yugularla al nacer, y he aquí que una economía que no logra generar inflación asusta a los inversionistas del mundo entero.

Por si no te hubiese quedado claro, lee de nuevo lo que dice la prensa financiera del primer mundo:

Los inversionistas se asustaron después de la publicación de indicadores macroeconómicos americanos decepcionantes, que agudizaron las inquietudes sobre la economía mundial. En septiembre los precios de la producción bajaron en los EEUU por la primera vez desde hace un año, lo que sugiere que la economía no logra generar inflación.

Desde aquí veo el signo de interrogación que planea sobre tu cabeza, y es el momento de decirte que:En el mismo p eríodo las ventas al detalle marcaron su primera baja desde enero.

Todo empresario busca reducir los costes de producción, mayormente comprimiendo los salarios. De modo que si los precios de la producción bajan… todo iría bien si no bajasen los precios de las ventas al detalle. ¿Y porqué bajan los precios de las ventas al detalle? Porque los consumidores no muestran el mismo entusiasmo a la hora de comprar. ¿Y porqué los consumidores se muestran un poquillo desanimados, Ah? Justamente, porque su poder adquisitivo bajó, porque la tarjeta de crédito ya no da más, porque están sobre endeudados, porque en una de esas ven peligrar su pinche empleo, o sea el curro que les da de comer…

Visto lo que te cuento, los economistas de Goldman Sachs (siguen en libertad, aún no van a chirona, donde debiesen estar) bajaron las previsiones de crecimiento de la economía yanqui. Con la precisión que les conocemos prevén un crecimiento –en ritmo anualizado– para el cuarto trimestre de sólo un 3% en vez de un 3,5%. Las previsiones de estos tigres son tan apañadas que las cambian mensualmente, semanalmente, e incluso día a día si fuese el caso. Aún así se equivocan: de ahí vino el cagazo de los subprimes, de modo que…

En fin, en esa estaban cuando… en menos de lo que se tarda en decir… Rindfleischetikettierungsüberwachungsaufgabenübertragungsgesetz (“ley sobre la transferencia de las obligaciones de vigilancia del etiquetaje de la carne bovina”), una lluvia de malos indicadores económicos mostró que el tan cacareado modelo alemán se está yendo al pedo.

Alemania, la ‘locomotora’ de la economía europea, se quedó sin agua, parece que le falló el carbón, se ven huelgas por todas partes, la austeridad terminó por jugarle una mala pasada, ya no podemos creer en nada mi pobre señora, ni siquiera en el Onur de mis dos que ahora puso a la Sheherazade de los cojones bajo estricta vigilancia, en esas condiciones uno se pone a dudar hasta del cura O’Reilly… ¿dónde vamos a ir a parar?
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En fin, que Berlín también bajó sus previsiones de crecimiento, a lo que se agregan algunas inquietudes sobre la salud de la economía china, los resultados de las empresas en razón de las tensiones geopolíticas, la eficacia goleadora de Alexis Sánchez, las declaraciones de algunos embajadores, la actitud del sínodo Vaticano hacia los homosexuales y los divorciados, la seguridad de la tarjeta BIP y una caída que sufrió Miley Cyrus durante un concierto en Melbourne.

Pero no hay que perder el norte: lo inquietante es que la economía no logra generar inflación, detalle que reactivó las diarreas que suelen ser la única respuesta de Wall Street a sus propios inventos. El fantasma de la recesión vuelve a recorrer el mundo.

Y, como te decía, el virus Ébola no tiene na’ que ver.

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