Degollamientos: EEUU admitió tener dos mujeres en prisión
Las informaciones difundidas en EEUU indican que responsable de este nuevo asesinato -no puede hablarse de ajusticiamiento toda vez que no había cargos formulados contra la víctima- es un grupo guerrillero urbano, aparentemente vinculado a Al Qaeda, dirigido por Abu Musab al-Zarqawi. La organización reclama la liberación de dos mujeres apresadas por EEUU.
Las autoridades estadounidenses han señalado reiteradamente que no hay mujeres presas en Iraq, en tanto los secuestradores aseguran que se las tiene confinadas en dos prisiones.
Al día siguiente de este primer intercambio, un vocero del mando militar reconoció que hay dos mujeres retenidas por razones de seguridad. Pero, dijo, no están en las cárceles mencionadas por los guerrilleros. Ambas son científicas y -según las autoridades de la ocupación- participaron en el desarrollo de armas químicas. Quizá las mismas que hasta ahora no se han podido encontrar y que los expertos afirman nunca existieron.
La noticia del segundo asesinato fue difundida primero por la televisora Al Jazira, que no exhibió el acostumbrado vídeo del crimen. «Los hijos fervorosos de la nación dieron muerte al segundo norteamericano tras concluir el plazo establecido previamente (para liberar a las mujeres prisioneras)», dice la nota difundida por Al Jazira, que no dio el nombre de la víctima.
Según la mayor parte de los corresponsales de prensa, y por comunicaciones privadas, el nivel del miedo es palpable en las calles de Bagdad. En parte por las acciones de la guerrilla que persigue la expulsión de los invasores y en parte por la violencia -inédita en este tipo de conflicto- que desatan en represalia las tropas estadounidenses.
El grupo Tahjid y Jihad (Un Dios y Guerra Santa), secuestró a los estadounidenses -Jack Hensley y Eugene Armstrong- y el británico -Kenneth Bigley- el jueves en una casa que compartían en un barrio residencial de Bagdad. Armstrong fue muerto el lunes. Hensley hubiera cumplido 49 años el próximo jueves.
Tahjid y Jihad ha reclamado la autoría de otros seis asesinatos de personas secuestradas; opera también en el marco de la guerra de guerrillas urbana que tiene lugar en varias ciudades iraquíes.
La familia del británico se dirigió al primer ministro Blair rogándole que cumpla con la exigencia de los captores: «dos mujeres por dos hombres. Sólo usted puede salvarlo ahora. Usted tiene niños y comprenderá cómo me siento en este momento», pidió por televisión Craig Bigley, hijo del secuestrado. No ha trascendido respuesta alguna del funcionario.
El presidente George W. Bush, por su parte, dejó establecido que no va a negociar con los secuestradores, esos, dijo, «ideólogos del odio».
Por la mañana del martes una empresa turca, Vinsan, anunció que suspenderá sus trabajo en Iraq, según lo demandaban quienes secuestraron recientemente a diez de sus empleados.
Previamente se había retirado del país la compañía -también turca- Atahan Lojistik International, luego de que el 5 de agosto fuera secuestrado uno de sus funcionarios, que fue liberado. No corrió la misma suerte Akar Besir, al servicio de la milicia estadounidense, cuyo cuerpo se encontró en la madrugada del martes (hoy) en los alrededores de la ciudad de Mosul.
La escalada de violencia que azota a Bagdad y otras ciudades, carreteras, oleoductos, puestos de policía a las órdenes del comando militar estadounidense, etc.. no se detiene. Temprano este martes murieron al menos a dos hombres del cuerpo de «marines», en tanto la explosión de un autobomba hirió a otros cuatro soldados.
Pese a lo dicho por Bush al gobernante-marioneta de Iraq: «no dejaremos que esos asesinos y terroristas decidan nuestro destino», las evidencias, empero, señalan que EEUU, como antes en Viet Nam, pierde la guerra y ni siquiera controla los alrededores de los lugares y ciudades donde se emplazan o por donde se movilizan sus tropas.