Día Internacional de la Mujer (rockera y trabajadora)

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Leonor Silvestri*

El año pasado se conmemoró en la ciudad de Buenos Aires el festival Cancionera, no sé si tanto para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, sino para hacer un recital con mujeres. Sin embargo, muy pocas de las muy diversas participantes músicas que hicieron gala de su arte en el escenario de la plaza Armenia sabía por qué esta fecha es de fundamental relevancia para todas nosotras. Y todavía recuerdo cómo una de las organizadoras me dijo en privado que le había parecido aburrido que algunas de las músicas hicieran una mención política en el escenario.

Ya nadie me dirá estas no son horas
Juana Bignozzi

Aunque en la actualidad se lo conoce como Día Internacional de la Mujer, el 8 de Marzo nació como Día Internacional de la Mujer Trabajadora y se refiere a las mujeres como artífices de la historia por participar en la sociedad en pie de igualdad con el varón.

Si tu novio, tu hermano, el músico de tu banda o quien sea que tengas al lado (incluso vos misma) te preguntan “¿Cuándo es el día de los hombres?”, podés bien afirmar "todos los otros días". Por eso, es crucial que puedas exponer algunas de las situaciones en las que fácilmente se constata la desigual posición social de las mujeres en nuestras sociedades.

La idea de celebrar un día internacional de la mujer surgió al final del  siglo XIX, un período, en el mundo industrializado, de expansión crecimiento desmesurado, y su historia surge en las fábricas donde muchas mujeres trabajaban (como hoy ) malpagas y explotadas. Recién a partir de 1977, este día es reconocido oficialmente por las Naciones Unidas.

El 8 de marzo de 1857, algunas operarias de Nueva York protestaron, recorriendo los suburbios ricos de la ciudad, para mejorar sus condiciones de trabajo. Como resultado de esta primera manifestación fueron atacadas por la policía –lo cual nos recuerda los episodios de la toma de Brukman (fabrica textil recuperada) administrada por sus operarias– y la policía reprimiéndolas, en nuestro país, Argentina). Dos años después, también en marzo, estas trabajadoras formaron un sindicato para seguir luchando.

Sin embargo, el Día Internacional de la Mujer como tal fue instaurado en 1910, durante el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca, por la alemana Clara Zetkin (1857-1933 –abajo, derecha, con Rosa Luxemburgo), dirigente del Partido Socialdemócrata alemán y organizadora de su ala de mujeres, quien fundara el periódico La Igualdad, uno de los canales de expresión más importante de las mujeres socialistas de su época, e integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección.

Las demandas fueron el derecho al voto (no te olvides que las mujeres no siempre hemos votado), la igualdad de oportunidades para ejercer cargos públicos y el derecho al trabajo, como así también terminar con la discriminación de género en el trabajo.

Dos años antes, en marzo de 1908, 15.000 obreras marcharon por la ciudad de Nueva York grito de ¡Pan y rosas!, sintetizando en esta consigna sus demandas por aumento de salario y por mejores condiciones de vida.

Al año siguiente, el 25 de marzo, 140 trabajadoras, la mayoría chicas inmigrantes de entre 17 y 24 años, de la empresa textil Triangle Shirtwaist Company de Nueva York, murieron en un incendio a causa de la falta de seguridad en el trabajo. Una multitud de 100.000 personas participaron del funeral. La leyenda que en torno a este hecho se narra cuenta  estas huelguistas fueron asesinadas por el dueño de la fábrica, que la prendió fuego con las sus trabajadoras ocupándola como forma de pedir mejoras.

Con todo, recordar la historia de la lucha de las mujeres es recordar:

–  que el 70% de los pobres del mundo son mujeres;

– que el 51% de la población de este mundo somos mujeres;

– que en muchos países, las mujeres no tienen derecho a heredar –sin ir más lejos, hasta que el presidente español Rodríguez Zapatero cambió la ley de ciudadanía sólo podían obtener sus pasaportes quienes tuvieran un padre (y no una madre) español–;

– que la mayor parte del trabajo que realizan las mujeres no es remunerado;

– que el 33 % son analfabetas;

– que 100 mil mujeres mueren anualmente por abortos mal practicados (siendo el aborto clandestino la primera causa de muerte no natural en la Argentina);

–que millones de niñas han sufrido la extirpación de sus órganos genitales (siendo la episiotomía y las prácticas obstétricas de rutina la variante occidental que causa la anorgasmia y la frigidez como así también todo tipo de trastorno postparto);

– que la violencia sexual se ejerce en todas las guerras;

– que incluso las mujeres europeas ganan un 28% menos que los varones en mismo puesto de trabajo;

– que los trabajos part-time están ocupados en un 80% por mujeres, lo que implica que, en Europa un 30 % de las mujeres están ocupadas en puestos poco cualificados y, por tanto, peor remunerados que los varones, sin cargas sociales ni derechos laborales;

– que la salud pública sigue considerando la mayoría de los trastornos de salud originados por el trabajo de las mujeres como crisis depresivas, para las que recetan antidepresivos o ansiolíticos; 

– que por lo menos 15 horas semanales de la mujer es dedicado al cuidado de los hijos, es decir un 30% más que los varones (mientras, mundialmente, los varones ganan un 40% más que las mujeres).

Más allá de todo debate acerca de si una expresión artística como la música rockera, lato sensu, es trabajo o debería serlo, entender y hacer carne la historia de la lucha de las mujeres trabajadoras y de todas las mujeres es ser conciente que las condiciones de producción de la música y de la mujer relacionada a la música no tiene el mismo reconocimiento que la de los varones.

Las listas de recitales están plagadas de bandas donde no hay ni un solo miembro mujer, las mujeres que hacen música o las bandas de mujeres tampoco tocan la misma cantidad de veces que los varones, especialmente en recitales gratuitos u organizados institucionalmente; las revistas especializadas de música rara vez otorgan el mismo espacio a las músicas que a los músicos –sólo fijate a quién pone en la tapa la Rolling Stone, La Mano o Inrocuptibles, por ejemplo– y que para llegar a ser tapa de revista hay que ser, además de hipertalentosa, bella, flaca, joven.

Y es entender que lo femenino no es ser mujer –por eso K. D. Lang no es “femenina”, de acuerdo al estereotipo imperante–, y David Bowie y su Ziggy Stardust (arriba, izquierda) sí lo son; es afirmar que la protesta no es aburrida, y que podemos ser fuertes sin encontrar falsas líderes que sólo quieren su propia fama y popularidad, pero en cuyas bandas no hay una sola mujer mas que ellas mismas.

Y por sobre todas las cosas es recordar que con la igualdad no se alcanza todo sino una parte (baste recordar que una de las personas con mayor poder del mundo que decide sobre los destinos de toda la humanidad, es la ministra de defensa de los EEUU, negra y mujer, Condaleeza Rice), y que el varón puede ser nuestro aliado, y no necesariamente nuestro enemigo porque la lucha es contra el sistema que nos somete y nos oprime, a todos aunque en diferentes proporciones, y que nada tiene por que permanecer así para siempre.

Los criterios de qué es trabajo en una mujer se encuentran en la actualidad en plena pugna y definición por incluir otras formas, hoy por hoy no remuneradas, como ser el rabajo de las llamadas amas de casas, y la crianza de hijos e hijas, como así también el trabajo sexual. Incluso las categorías de quiénes son mujeres, para poder incluir a las mujeres transexuales y transgénero.


* Periodista, escritora, docente.

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