Ecuador. – APAGA LA TELEVISIÓN Y PRENDE UN LIBRO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Programas como Pasado y confeso, De la vida real, Archivos del destino, etc, hablan por si solos de la pobre producción de canales como Ecuavisa, Telecentro, Teleamazonas, Canal Uno, entre otras empresas de comunicación, que tienen los más altos rátings de sintonía. En ellos se hace una apología del delito, reseña del crimen y la violación; crónicas de los peores vicios humanos que sirven de amortiguadores frente la capacidad de asombro e indignación ante el delito, imputable solo al pueblo pobre que delinque por necesidad y no, a los potentados miembros de la alta sociedad, donde se mata y viola por placer y morbosidad.

Usted dirá amigo lector –que, como está a mi alcance– puedo contratar TV Cable, Univisa, donde mis hijos puedan ver Discovery Channel, History Channel, u otros canales de cable, para que mi familia tenga la opción de educarse y aprovechar el tiempo libre de vacaciones. Y qué hay de aquellos padres y madres de familia que no pueden hacerlo, porque a duras penas les alcanza para el pan de cada día; y qué pueden hacer los cientos de miles de familias que trabajan en las calles donde la única programación que ven, es la de la lucha diaria por la subsistencia.

En países como Cuba, un ejemplo para América Latina y el mundo, existen dos canales de TV financiados por el Estado, a través de los que el pueblo, de manera democrática, puede beneficiarse de programación que eleva el espíritu, fortalece los valores morales, cultiva el intelecto, amasa día a día la educación cívica y la cultura universal.

El resultado a lo largo de años de sembrar en la mente de niños y jóvenes cubanos, es la cantidad de científicos, intelectuales, profesionales destacados, personas éticas y con profundos valores humanos y solidarios, que hoy, por decenas de miles surcan diferentes destinos para llevar el mensaje de paz, la mano milagrosa del médico, el soporte invaluable del maestro y el ejemplo del deportista de elite, semillero de campeones.

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En Ecuador la Constitución Política del Estado, siendo Ley de Leyes, conforma el cuerpo jurídico más ultrajado que existe; no obstante, para nuestro pueblo puede convertirse en el arma eficaz para demandar el respeto a la intimidad de nuestro hogar y a los valores que a diario inculcamos a nuestros hijos.

No hay padre y madre de familia que desee el mal a su prole; sin embargo, mediante la televisión se pone de manifiesto el peor mal ejemplo para niños y jóvenes que no tienen a nadie que pueda orientarles ante escenas de violencia, pornografía camuflada, fiebre de consumismo, etc, como es el popular programa del Lotto millonario que nos invita en su eslogan a soñar dejar de ser pobres y continuar consumiendo la chatarra que ofrece este sistema. Claro está que la consigna del márketing aboga por el afán desmedido de aumentar las ventas para que el pobre quede cada vez más pobre, y el rico empresario acumule fortuna y –si puede alcanzar popularidad– logre lanzarse para alcalde o diputado.

Decía, conciudadanos, que la Constitución es un arma efectiva para hacer cumplir la Ley a los dueños de los canales de televisión. Por ejemplo: en el artículo 16 el Estado garantiza el acato a los derechos humanos –como aquel de respetar la dignidad humana, cultivando valores de moralidad, honradez–, lo cual no se cumple cuando se juega con las imágenes para criminalizar a la sociedad. Por otro lado el artículo 37 establece que el Estado reconocerá y protegerá a la familia, como célula fundamental de la sociedad. Ante el impacto negativo de la programación de la TV, los cimientos de los contados hogares constituidos en el país, están en seria amenaza.

En el artículo 49 el gobierno se compromete a garantizar la integridad física y psíquica del niño, la educación, acceso a la cultura, el deporte y recreación y al respeto a su libertad y dignidad. Nos preguntamos: ¿cuándo se exhiben escenas de sexo, violencia de cualquier género, fútbol las «25 horas del día», toda una programación sin censura, se está respetando el derecho del televidente infantil a gozar de una programación sana y constructiva?

¿Es que para el presupuesto del Grupo Alvarado Roca, Egas, Noboa, Isaías, Rivas, no hay money para financiar programas de cultura, ciencia y tecnología; espacios que redescubran nuestra historia, la creación de valores humanos mediante la cívica, la ética, la música, el arte, que acrecienten el orgullo de ser ecuatorianos y ayuden a construir el hombre integro que demanda la Patria?

Dicen los empresarios que invertir en cultura no es negocio: por ello en el tema que nos ocupa prefieren adquirir la basura de programación infantil made in China o USA, donde el puñetazo, la patada, el odio, el maltrato verbal y psicológico, son el pan de cada día, en términos del bombardeo de las imágenes.

La doble moral de los canales de TV saldrá al paso para hacernos creer con sus slóganes: Ecuavisa, la TV del Ecuador; Junto a ti, Canal Uno, el canal del fútbol; TC, conéctece, etc.

Al respecto compatriotas, el artículo 50 de la Constitución garantiza por parte del Estado la protección frente a la influencia de programas o mensajes nocivos que se difundan a través de cualquier medio, y que promuevan la violencia, la discriminación racial o de género o la adopción de falsos valores. Cuando recibimos programación alienante, de EEUU especialmente, ¡qué valores estamos construyendo en nuestro niños, si no se crea en sus mentes el amor a la Patria , la defensa de la nacionalidad, el orgullo de ser latinoamericanos y la necesidad histórica de la integración y no a la disolución de la Patria Grande de Bolívar!

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Del mismo modo, dice la Constitución en el artículo 63, que el Estado garantizará el ejercicio y participación de las personas, en igualdad de condiciones y oportunidades, en los bienes, servicios y manifestaciones de la cultura. Al respecto, la democratización y acceso a la cultura sigue siendo privilegio de las elites, y en ese sentido la TV poco o nada contribuye a hacer cultura en el país.

Finalmente, los comunicadores sociales estamos obligados a hacer respetar el artículo 81 de la Constitución, que contempla la misión de los medios de comunicación social: «…deberán participar en los procesos educativos, de promoción cultural y preservación de valores éticos. Se prohíbe la publicidad que por cualquier medio o modo promueva la violencia, el racismo, el sexismo, la intolerancia religiosa o política y cuanto afecte a la dignidad del ser humano».

Definitivamente, con la actual programación de la TV se hace tabla rasa con la ley, pues ni siquiera se respeta el horario para –en pleno día– pasar programas chatarra donde se atropella una y otra vez al televidente.

Ecuatorianos y ecuatorianas: para cambiar esta preocupante situación debemos hacer respetar nuestros derechos mediante la participación activa en las calles, en las plazas, debatir el tema en las escuelas, colegios, universidades, hacer plantones frente a los canales de televisión, acudir al Congreso Nacional, demandar ante el Tribunal Constitucional, etc. Recuerde amigo lector que los derechos no se imploran, se exigen y conquistan en base a la lucha diaria.

Mientras las cosas no cambien, está en pie la propuesta que dio inicio a esta nota: Apaga la televisión y prende un libro. Y tú, padre, hermano, tío, amigo, regala un libro, que es la mejor manera de construir ciudadanía.

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* Periodista. Prensa Alternativa

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