Educación para el Desarrollo (I)

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Gisela Ortega.*

Desde su creación en 1946, UNICEF viene trabajando mundialmente en proyectos pedagógicos que promueven en las y los niños, y jóvenes los valores de solidaridad internacional, la paz, la tolerancia y la conciencia del medio ambiente, junto al desarrollo del espíritu critico y la adquisición de conocimientos y destrezas adecuadas para comprender el mundo y comprometerse con los cambios que éste necesita.

Este enfoque se encuentra plenamente dentro de lo que se denomina Educación para el Desarrollo. A través de proyectos y programas de Educación para el Desarrollo, UNICEF trata de contribuir al cumplimiento del artículo 29.1 de la convención sobre los Derechos del Niño, de acuerdo con el cual: “los Estados Partes convienen en que la educación del niño deberá estar encaminada a:

– Desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus  posibilidades.

– Inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.

– Infundir al niño el respeto a sus padres, de su propia identidad cultural, de su idioma y sus valores, de los valores nacionales del país en que vive de la nación de que sea originario y de las civilizaciones distintas de la suya.

– Preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena.

El estudio de la realidad que nos rodea a través del enfoque propio de la Educación para el Desarrollo se aplica a diferentes ámbitos o espacios sociales de convivencia, en que se desarrolla la vida de los jóvenes: el centro escolar, el municipio, la comunidad, el estado y el mundo.

Todos esos ambientes deben ser recorridos en los diferentes niveles del ordenamiento escolar atendiendo a criterios pedagógicos de distribución y gradación… Promueve valores universales que han de ser puestos en práctica de manera responsable en las relaciones con los demás y con el entorno, empezando por el mas cercano para ir ampliando conforme se descubren sus interrelaciones mas allá de las fronteras tradicionales, desdibujadas en el mundo actual por los distintos procesos de globalización.

¿Que es la Educación para el Desarrollo?

UNICEF define la Educación para el Desarrollo como un proceso que “fomenta el crecimiento, en las y los niños y jóvenes, de actitudes y valores tales como la solidaridad a nivel mundial, la paz, la tolerancia, la justicia social y la conciencia respecto a cuestiones ambientales y que dota a esos grupos de los conocimientos y aptitudes que les permite promover esos valores y generar cambios en sus propias vidas y en la de su comunidad, tanto a escala local como a global”.

Una perspectiva integral en la instrucción ayuda a los jóvenes a darse cuenta de las interrelaciones que hay entre las diferentes partes del mundo, el modo en que los acontecimientos pasados y presentes configuran el futuro, y las conexiones entre los asuntos sociales, económicos, políticos y medio ambientales.

La pedagogía en la Ciudadanía Global anima a los adolescentes a ser conscientes tanto de sus derechos como de sus responsabilidades, fomenta la implicación activa en el proceso de cambio y desarrolla los hábitos de participación democrática.

Orígenes

La Educación para el Desarrollo tiene sus orígenes en dos movimientos que se iniciaron en lo países industrializados y en desarrollo respectivamente. En los años 1970, la Organizaciones no Gubernamentales y las agencias de cooperación involucradas en el progreso, comenzaron a producir materiales educativos que fomentaban la conciencia entre los jóvenes.

Durante el mismo periodo, muchas comunidades de las naciones en crecimiento empezaron a buscar formas para que las organizaciones locales pudieran ayudar a las personas a adquirir las capacidades necesarias para afrontar problemas tales como la pobreza, el analfabetismo o la mala salud entre otros. Este movimiento promovía el incremento de habilidades que permiten a los individuos y a los grupos generar cambios.

Estos dos movimientos constituyen las raíces de la Educación para el Desarrollo. Su crecimiento posterior durante los años 1980 y 1990 se debió a varias razones.

La idea sobre lo que se entiende por expansión está cambiando. En el pasado se había dado prioridad al crecimiento económico como motor del desarrollo, por encima de cuestiones como la salud, la igualdad, la educación y la calidad del medio ambiente.

La naturaleza de los problemas globales esta cambiando. Cada vez son más complejos y tienen dimensiones sociales, económicas, políticas, culturales, tecnológicas y ecológicas. Es necesario comprender las interrelaciones entre estos factores antes de buscar soluciones simplistas a lo problemas actuales. Estas cuestiones son también universales, ninguna parte del mundo esta libre de las dificultades medioambientales, de asuntos judiciales o de conflictos. Las posibilidades de progresar en la solución de estos asuntos en un solo país o región son limitadas.

Los valores pedagógicos también continúan cambiando. Una educación centrada de forma predominante en el “propio país”, que se preocupa principalmente de su propia historia y de su economía, dejara a las y los niños mal preparados para asumir un papel activo en un mundo interdependiente.

Cualquier sistema escolar que se limite a fomentar una mentalidad competitiva en contenidos y procesos de aprendizaje, no preparara a los menores para participar en los esfuerzos cooperativos necesarios para afrontar asuntos globales. Existe un creciente consenso internacional en que la educación debe desempeñar un papel activo no solo en la transmisión de conocimiento, sino también en la promoción de actitudes y valores de la ciudadanía integral.

La Educación para el Desarrollo prepara a los alumnos para adaptarse frente a un cambio rápido en un mundo interdependiente basándose en cinco conceptos claves y utilizando un proceso particular de aprendizaje: interdependencia; cambios y futuro; justicia social;  imágenes y percepciones y conflictos y su solución

Conceptos

Tradicionalmente, en las aulas se enseña a ver el mundo como un conjunto de Estados cuyas preocupaciones interferían ocasionalmente. Para los jóvenes de hoy es indispensable entender la noción de dependencia.

Donde vivamos, todos estaremos relacionados con las otras partes del planeta. En nuestra sociedad cada vez más mundializada, los lugares, los acontecimientos, los problemas y las personas están interconectados por una red de complejas conexiones cuyo equilibrio es inestable. La comprensión de estos vínculos permite a los alumnos percibir  lo sistemático del universo en que existimos.

La observancia necesita enfocar el mundo como una técnica, entender la red de relaciones de este procedimiento, apreciar el equilibrio inestable que existe entre los componentes de esta red y tomar conciencia de que los cambios tendrán repercusiones.

Por ejemplo, la contaminación se emite sin tener en cuenta las fronteras nacionales afectando a las cadenas alimenticias de los países vecinos y, por consiguiente, la salud y los medios de vida de los ciudadanos.

Un conflicto “local” en un país productor de petróleo puede afectar el abastecimiento del crudo en el mundo entero y provocar modificaciones en la política energética de naciones situados a miles de kilómetros. Todas las partes del planeta están interconectadas, a veces de manera clara, otras de  modo más sutil.

No solo los pueblos están relacionados, también los problemas: la pobreza puede explicarse por varios factores a la vez: la falta de educación, la falta de asistencia sanitaria, la degradación del medio ambiente o la discriminación entre otros. Eliminar la indigencia solo proporcionando medios para la subsistencia no da más que resultados parciales. Gracias a la comprensión de la interdependencia, se pueden encontrar soluciones duraderas.

La interdependencia no es un fenómeno del siglo XX. Cada vez que unas personas tuvieron que entrar en contacto con otros – a través de las expediciones, la colonización, las migraciones o el comercio- se estableció vínculos, Se intercambiaron valores, se adaptaron elementos culturales, se integraron nuevos productos y tecnologías en las maneras de vivir.

Pero se convirtió en un tema crítico en este periodo de la historia, porque acontecieron cambios cruciales en las tecnologías de transporte y comunicación. Estas transformaciones crearon un sistema complejo de canjes comerciales, intercambios de personas en el mundo entero, así como sociedades con una gran diversidad cultural. Sobrevino una proliferación de compañías multinacionales y de organizaciones internacionales que forjaron y reforzaron las redes mundiales.

Pero la interdependencia es más que un tema de estudio en la Educación para el Desarrollo. También es fundamental para el proceso de aprendizaje. Las actividades deben estar concebidas en una óptica  de cooperación que requieran que los alumnos trabajen  de manera interactiva, interdependiente, completando tareas más especificas.

Imágenes

Las imágenes hacen referencia a lo que vemos: las ideas sobre otras personas y lugares que nos son transmitidas por fotografías, por televisión, por películas y las palabras impresas y pronunciadas. Las percepciones se refieren a nuestra manera de interpretar estos símbolos.

A menudo los jóvenes consideran a ciertas personas como “distintas” –refiriéndose al país de origen, a la raza, el género o la capacidad física-, porque se apoyan en estereotipos y prejuicios. Una alfabetización visual critica ayuda a los jóvenes a hacerse más conscientes y sensibles a los efectos de las ideas preconcebidas.

Antes de los dos años de edad, las y los niños son conscientes de las diferencias raciales. A partir de los tres años pueden añadir cierto juicio de valor a éstas diferencias. Entre los cuatro y lo seis adoptan comportamientos estereotipados en cuanto a las razas y podrían rechazar a chiquillos diferentes por su raza o por sus impedimentos físicos.

¿Cómo aparecen de pronto esos estereotipos? Las primeras influencias son de la familia, y las actitudes se adquieren a menudo de manera inconscientes. Más tarde los chiquillos reciben mensajes calcados de los libros, la televisión, las películas, las revistas,  y los periódicos.  Incluso el  hecho de que ciertas personas no aparezcan en los medios de comunicación –grupos raciales  o étnicos, personas mayores o disminuidos- incitan a los menores a pensar que estas colectividades tienen menos valor a los ojos de la sociedad.

A partir de los diez años se tienen estereotipos sobre las personas que viven en  naciones  remotas. Estas ideas nacen en muchas ocasiones de las noticias de la televisión y se basan muy a menudo –y con mucha insistencia- en historias sensacionalistas, a menudo catastróficas para llamar la atención del público. Estos episodios dan a los niños y a los adultos la impresión de que los países en desarrollo, en particular, están agobiado por los problemas y por eso nunca progresan.

Los anuncios de las agencias de ayuda al desarrollo y las ONG, que tienen el objetivo loable de recaudar fondos para proyectos en los países en desarrollo, pueden reforzar estos  conceptos. Los avisos muestran fotografías patéticas de niños y niñas  y refuerzan a los donantes potenciales diciendo que,

aún los importes mínimos, pueden hacer milagros en sus vidas. Este tipo de noticias  significa que los ciudadanos de las naciones en desarrollo se mueren de hambre,  están sucios, que sus habitantes son incapaces de satisfacer sus propias necesidades y que solo la  ayuda de los países  ricos puede salvarles.

La creación de estereotipos afecta a todos los miembros de la comunidad internacional. A menudo se menosprecia a los que pertenecen a grupos marginados en lo que respecta a la educación, las posibilidades de empleo  y de alojamiento; pueden ser ridiculizados o victimas de acoso y de violencias. Estos emblemas perjudican también a los que la crean, desarrollan una visión poco realista de si mismos que pueden influenciar su capacidad de trabajo y de comunicación en un mundo cambiante.

Estas figuras falsas eliminan cualquier posibilidad de compartir conocimientos y experiencias con las demás culturas.

Justicia social

La justicia social se refiere a las nociones fundamentales de igualdad y de derechos humanos,  ambas pueden negarse o promoverse, a escala individual, local, nacional o mundial. Una situación de equidad es imprescindible  parea que los individuos puedan desarrollar sus capacidades por completo y para que se pueda instalar una paz duradera. La comprensión de estos problemas capacitará a los jóvenes para que actúen por una mayor igualdad en su país y fuera de él.

Todo ser humano, donde viva tiene necesidades fundamentales en común, por ejemplo, comer, tener casa donde vivir, tener acceso a los centros sanitarios, tener identidad, educación, poder expresarse, recibir cariño. Por el simple hecho de ser persona  tiene derecho a ver sus necesidades satisfechas de la manera mas apropiada a su propio desarrollo.

Pero cuando estas necesidades fundamentales no se satisfacen, tendemos que enfrentarnos a la injusticia que existe tanto en los países industrializados como en desarrollo. Puede ser que la pobreza sea la injusticia más fundamental y más extendida; no permite el acceso a otras necesidades fundamentales como un nivel de vida razonable, una alimentación sana, asistencia médica, un medio ambiente limpio y un empleo justo. Paralelamente esta segregación interfiere tanto con las posibilidades que tienen las personas de desarrollar su potencial por completo como con las discriminaciones basadas en la raza, el sexo, la clase, la religión, el idioma, la nacionalidad o la aptitud física.

Por consiguiente, la justicia es imprescindible para el desarrollo tanto de los individuos como de las comunidades y de los países.

Conflictos

La resolución de conflictos es la exploración de los medios por los cuales problemas y controversias pueden solucionarse. Para muchos jóvenes es sinónimo de violencia. Pero esta, en realidad, solo es una de las numerosas respuestas posibles a desacuerdos. Las resoluciones se pueden aprender y aplicar de manera constructiva a los desacuerdos a nivel personal, comunitario, nacional, mundial o entre grupos.

Es necesario afrontar  las hostilidades con una mentalidad abierta y ser capaz de contemplar todas las posibilidades existentes.

Cuando a un grupo de alumnos se les pide que enuncien las ideas y los sentimientos que vinculan la palabra conflicto, independientemente de su edad o nacionalidad, las respuestas se centran generalmente alrededor de imágenes  de violencia, bombas, asesinos, guerra, enemigos, gritos, ira, odio.

Muchos adultos hacen las mismas asociaciones.  A menudo las y los profesores que desean tratar sobre los conflictos en clase, hablan primero de guerra y de armas.

Los medios de comunicación local y mundial se concentran mucho en  reportajes de  terrorismo. Incluso en los medios cuyo objetivo es entretener, las imágenes de intimidación son habituales. Así, no es extraño que para mucha gente, “conflicto” sea sinónimo de “violencia”. Para los niños y los jóvenes lo importante es: entender que la brutalidad no es necesariamente el resultado del conflicto, que la crueldad no forma parte de la naturaleza humana. La violencia es una respuesta formada, y si esta se puede aprender, existen otras respuestas posibles que también se pueden enseñar.

La educación puede ayudar a tener una visión mas profunda de las dificultades, explorando las  situaciones  que ocurren inevitablemente entre las personas, respecto a ideas, valores, posiciones y perspectivas  que, cuando no se tratan de manera constructiva, explotan a menudo en violencia.

Es imposible que cualquier iniciativa educativa pueda eliminar todas las dificultades. Ya que forman parte de la vida. Pero las escuelas pueden ayudar a los jóvenes a aprender que tienen que elegir entre distintas maneras de reaccionar ante un inconveniente.  Consiguen desarrollar habilidades de negociación y de resolución de problemas que les permitan considerar el  dilema no como una crisis sino como una ocasión de cambio creativo. Ante todo pueden aprender a aplicar estas habilidades  a las disyuntivas que forman parte de su existencia cotidiana: con la familia, los amigos e incluso con los profesores.

A partir de esta experiencia pueden reflexionar acerca de cómo esta aproximación a la resolución de problemas podría aplicarse a los dilemas vinculados con diferencias religiosas y étnicas, con los recursos, las fronteras o las diferentes ideologías políticas dentro de su comunidad, su país o en el mundo entero.

Uno de los efectos de esta pedagogía es beneficioso. Los que se  formaron  en situaciones de  ansiedad, temor, sensación de desesperanza ante el futuro y sentimiento de impotencia ante fuerzas que parecen estar más allá de su control, aprender a resolver conflictos puede formar parte de un proceso de apaciguamiento, proporcionándoles medios prácticos de reacción y un mayor sentimiento de control de sus propias vidas.

Al mismo tiempo, la educación en los problemas y su resolución es preventiva. Si unos conocimientos, unas capacidades y unas aptitudes de promotor de la paz pueden cultivarse, los jóvenes tienen, al mismo tiempo, la ocasión de actuar para aportar una cultura de la paz a un mundo desvastado  por la resolución inadecuada de las desavenencias.

Fuente: UNICEF: Conceptos claves de la Educación para el Desarrollo.

* Periodista.

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