Educación para el Desarrollo III. – NO BASTA ENSEÑAR EL PASADO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La mayoría de los sistemas educativos tienen como objetivo, la preparación del estudiantado para el porvenir. En efecto, la existencia del mañana es la razón de ser de la pedagogía. Sin embargo, los programas escolares todavía se orientan hacia el pasado y dan pocas ocasiones a los alumnos y alumnas para reflexionar sobre lo venidero –y sobre lo que podrían hacer con los conocimientos que han acumulado–.

Si uno interroga a un niño cómo ve el futuro, responderá probablemente con un cúmulo de imágenes: robots, batallas intergalácticas, viajes por el espacio. Es la televisión y los videos juegos los que condicionan sus impresiones acerca de lo inmediato. Los escolares tienen pocas ocasiones para pensar en el entorno educativo en el tipo de mundo en que querrían vivir realmente. Pero cuando se les concede esta ocasión asombran a menudo a sus profesores por su gran interés por el porvenir.

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El estudio de UNICEF sobre Educación para el Desarrollo, señala que se puede tratar la educación sobre el futuro como un tema interdisciplinario cuya dimensión abarque todas las asignaturas. Y pueda ayudar a los chicos a darse cuenta de que las acciones realizadas en el pasado tienen una influencia en el presente y las que se están realizando ahora, repercutirán en el futuro. Esto ayudará a los jóvenes a entender que el mañana no está todavía fijado ni predeterminado sino que puede variar. Pero es el comportamiento que tengamos hoy en día el que hará realidad una de estas alternativas como un tema interdisciplinario, cuya dimensión abarque todas las asignaturas, tomando en cuenta las necesidades urgentes de los miembros de la sociedad de elegir bien en el presente.

Es innegable que el progreso es más rápido actualmente que lo era en los siglos pasados. La pedagogía sobre el futuro tiene que basarse en un estudio del procedimiento de reformas y en una comprensión de cómo se produce esta transformación. Las renovaciones que se producen –locales, nacionales y mundiales– provocan en los educandos sentimientos de abatimiento o de impotencia, o de falta de aptitudes para controlar las fuerzas que afectan sus vidas. Si necesitan entender por que algunas alternativas para el cambio y la acción no le son accesibles, la exploración de las posibilidades realistas puede constituir un estímulo y un buen antídoto contra la desesperanza.

Necesitan salir de la escuela con confianza sus propias capacidades para influir en la renovación y buena voluntar para hacerlo efectivo.

Destaca igualmente el análisis de la UNICEF algunos conceptos importantes acerca de los distintos futuros posibles. El porvenir no es una entidad única y predeterminada. Puede ser útil clasificar dichas alternativas en futuros preferibles probables y posibles.

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Elección y responsabilidad.
Cada persona tiene la obligación de se consciente y de informarse bien antes de hacer elecciones para el futuro. Cada alternativa hecha en el presente tiene un impacto y se prolonga en el tiempo, favoreciendo así la transformación y la construcción de un futuro concreto. Los seres humanos no dependen de las fuerzas de cambio, sino que son las fuerzas del cambio.

Reacción y pro-acción.
Se consigue afrontando el porvenir esperando la aparición de los inconvenientes o de las crisis para actuar. Es importante darse cuenta de que el dilema de una persona que decide permanecer pasiva frente a un problema local, nacional, o mundial, tiene consecuencias sociales, políticas y económicas.

También se puede abordar el futuro siendo pro-activo: tomando en cuenta las tendencias y los acontecimientos actuales, anticipando las posibles soluciones y, realizando una u otra de las acciones para evitar problemas más importantes o para promover alternativas más justas, sostenibles y pacificas.

Estrategias didácticas

Entendiendo el término aprendizaje en su acepción escolar más amplia, la Educación para el Desarrollo se interesa en la enseñanza de conceptos, de destrezas y de valores, con mayor énfasis en estos últimos. Desea el aprendizaje de nociones propias que son equiparables a los de cualquier otra materia de estudio. Ahora bien, añade a esos campos de conceptos habituales otros menos comunes: la amistad, la generosidad, la lealtad, la entrega personal son también nociones básicas que incorpora y que deben, por tanto, recibir tratamiento didáctico.

Con esta ampliación, la Educación para el Desarrollo entiende que sus conocimientos, como cualesquiera otros, se adquieren a través de un proceso de construcción intelectual cuyos factores más relevantes se describen a continuación:

– Adoptar como punto de partida las enseñanzas previas de los alumnos sobre el tema concreto. Partir de lo que el educando sabe, buscando anclajes cognitivos o experiencias previas que hagan significativos los nuevos mensajes.

– Contextualizar debidamente los contenidos de educación de forma que su conjunto de elementos y las relaciones entre ellos puedan ser captados con un esfuerzo intelectual razonable acorde con la edad.

– Adecuar la forma de enseñar a la forma de aprender. Los nuevos mensajes entran en colisión con los conocimientos o experiencias previas de los alumnos provocando un conflicto cognitivo. El desenlace de ese conflicto es el rechazo de unas ideas y la aceptación de otras, incorporando a la estructura de conocimientos nuevos conceptos ampliados que progresivamente se organizan en esquemas cada vez más sólidos y complejos. La enseñanza debe provocar estos conflictos cognitivos con habilidad bien medida.

– Buscar la máxima motivación posible de los estudiantes, su disposición favorable a construir su propio aprendizaje. Que los escolares entiendan la funcionalidad de lo que se les propone y que acepten que está dentro del esfuerzo personal que se les puede exigir razonablemente constituyen piezas claves en esa motivación.

– Socializar los aprendizajes entre todos los alumnos sin exclusiones, dejar a un lado los criterios selectivos habituales. Se apunta hacia la necesidad de una enseñanza basada en el entendimiento, el intercambio y la cooperación.

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Aprendizaje de destrezas intelectuales

Las destrezas o habilidades intelectuales, tampoco se aprenden por mera transmisión, sino practicándolas efectivamente. Una vez seleccionada la técnica correspondiente, corresponde a los profesores:

– Proponer actividades de aprendizaje adecuadas para el ejercicio práctico de esa práctica, por ejemplo resolución de un problema.

– Informar con la precisión debida sobre las aptitudes concretas que comportan esas actividades: un debate, un trabajo en equipo, etc.

Aprendizaje de valores

El aprendizaje de valores supone un proceso de construcción todavía más complejo que el aprendizaje de conceptos, por cuanto que ahora se exige una toma de conciencia y un comprimoso personal bien arraigado.

Para UNICEF, la adquisición efectiva de valores está vinculada íntimamente a la resolución de problemas, ya sean concretos y actuales o amplios y duraderos, de manera que los educandos se reconozcan sujetos activos individual y colectivamente, capaces de transformar la realidad que les rodea. No basta aquí con el análisis del problema y el conocimiento de las técnicas para abordarlo, hay que llegar a la conciencia moral, objetivo mucho más complicado pero inedulible.

El campo educativo de los valores pasa por cuatro estadios progresivos para su enseñanza:

– Conocer el problema o la situación concreta de estudio: causas, manifestaciones, consecuencias previsibles, etc.

– Decidir sobre lo que conviene hacer. Es la fase de reestructuración de la escala de valores después del conflicto axiológico planteado por el problema. Se trata de una decisión colectiva que requiere debate y una orientación muy delicada por parte del profesorado en busca de los valores educativos deseados. Habrá acuerdos y desacuerdos, todo ello forman parte del conjunto de conclusiones.

– Comunicar a los demás ideas comunes. Las conclusiones positivas anteriores, incluidos sentimientos, deben ser difundidas al máximo posible. Con ello se refuerza el afianzamiento común de los valores subyacentes y se contribuye a su extensión social. Esa labor de difusión debe hacerse de forma colectiva, trabajando en pequeño equipo o en grupos más amplios.

– Comprometerse con la cooperación, con el esfuerzo solidario. Representa el nivel máximo de adquisición de un valor, la culminación de un largo proceso educativo. No se trata de utilizar el fácil recurso de la predica emotiva, sino de afianzar un aprendizaje sólido debidamente arraigado, bien construido.

Bibliografía consultada

UNICEF: Educación para el Desarrollo.

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* Periodista.

giselaoo@gmail.com.

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