EL ABORTO (III): UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

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El aborto constituye un problema de salud pública grave, ya que la mortalidad materna se vincula con la prevalencia del que se realiza en condiciones que atentan contra la vida de la mujer.

Hemos viosto en la entrega anterior que penalización trae como fatal consecuencia el aborto clandestino, que se efectúa en condiciones de riesgo para la salud de la mujer. La Organización Mundial de la Salud estima que el 13% de las 600.000 muertes aproximadamente, relacionadas con embarazos a nivel mundial resulta de abortos inseguros.

En América Latina el 21% de las defunciones maternas se atribuye a esta causa. Sin embargo, a pesar del peligro que representa, es un recurso obligatoriamente utilizado por millones de mujeres para poner fin a gestaciones no deseadas.

Panorama dramático

Debido a que la mayoría de los abortos se hacen en la ilegalidad, resulta muy difícil estimar su número real y obtener datos confiables en los países donde ésta práctica es prohibida. Los investigadores han tenido que recurrir a varios métodos indirectos, como informes sobre hospitalizaciones y entrevistas a mujeres.

Las evaluaciones indican que se registran casi cuatro abortos por cada diez nacidos vivos en Brasil, Colombia, Perú y la República Dominicana y cerca de seis abortos en Chile por cada diez nacimientos.

En los países Latinoamericanos los abortos provocados son más numerosos que los espontáneos. Un estudio realizado en seis naciones de América Latina estima que los abortos naturales causan entre un 15% y 25% de internaciones de mujeres complicaciones derivadas.

fotoDebido a la dificultad para distinguir si es voluntario o inducido con base en pruebas clínicas, el estigma que lo rodea también influye negativamente en la prestación de servicios apropiados para las mujeres que requieren atención por un aborto espontáneo o que solicitan la interrupción legal del embarazo en aquellos naciones que lo permiten en situaciones de riesgo para la mujer.

Tipos de aborto

El Center for Reproductive Rights, ha definido los tipos de abortos de la siguiente manera:

– Aborto inducido. Es el embarazo terminado deliberadamente con una intervención. Puede ocurrir tanto en recintos clínicos, siguiendo las normativas legales y de salud pública, como fuera del sistema médico. Cuando el aborto lo realiza personal calificado, usando técnicas y criterios higiénicos adecuados, es por lo general un procedimiento con una baja tasa de mortalidad y morbilidad.

Son seguros cuando se realizan en una etapa temprana del embarazo y en las condiciones de resguardo mencionadas.

– Aborto inseguro. Se caracteriza por la falta de capacitación por parte del practicante, que utiliza técnicas peligrosas y suele llevarse a cabo en lugares carentes de higiene. Un aborto inseguro puede ser inducido por la mujer misma, por una persona sin entrenamiento médico o por un profesional de salud en condiciones insalubres.

Este tipo de aborto puede realizarse introduciendo un objeto sólido (como una raíz, rama o catéter) en el útero provocando un proceso de dilatación y curetaje inapropiado, ingiriendo sustancias tóxicas, o aplicando fuerza externa. Entre 10% y el 50% de los abortos inseguros requieren de atención médica, aún cuando no todas las mujeres la soliciten.

– Aborto espontáneo. Es la interrupción del embarazo sin que medie una maniobra abortiva. Aproximadamente entre 10% y 15% de todas las concepciones terminan en aborto espontáneo. Requiere por lo general tratamiento y hospitalización, aunque resulta menos fatal que un aborto inseguro. Sus causas, excepto cuando hay traumatismos, no suelen ser evidentes y a menudo tienen relación con problemas genéticos del feto o trastornos hormonales, médicos o psicológicos de la madre.

Grupos de alto riesgo

– Adolescentes. Aunque la mayoría de las mujeres que solicitan abortos están casadas o viven en uniones estables y tienen hijos, en el mundo han aumentado considerablemente los casos de abortos entre las adolescentes, particularmente en los lugares donde es ilegal.

Cada año, al menos cuatro millones de abortos inseguros ocurren entre las jóvenes de 15 a 19 años, muchos de los cuales terminan en muerte o daños irreparables que incluyen infertilidad.

Más de un tercio de las defunciones maternas entre las adolescentes de Chile y Argentina, se produce como resultado de un aborto inseguro. En Perú, un tercio de las mujeres que son hospitalizadas por complicaciones relacionadas con aborto tiene entre 15 y 24 años.

– Bajo ingreso económico y lugar de residencia. Las mujeres pobres siempre corren el peligro de obtener un aborto inseguro, ya que a diferencia de aquellas con recursos monetarios, tampoco tienen acceso a información, servicios y medios económicos para obtener un aborto seguro. Del mismo modo las que viven en pueblos pequeños y alejados de la ciudad forman parte de este grupo de riesgo.

fotoEn las zonas urbanas de Latinoamérica y el Caribe, donde existen un mayor acceso a localidades para obtener abortos, las mujeres que tienen bienestar económico generalmente acuden a expertos de salud capacitado, mientras que la totalidad de las que no tienen recursos –como las que viven en regiones agrarias– se lo provocan ellas mismas o buscan la ayuda de una persona empírica.

Los científicos de salud estiman que sólo una de cada 20 mujeres de zonas rurales acude a un profesional de salubridad idóneo para obtener un aborto seguro.

Consecuencias de las que poco se habla

Cada año, millones de mujeres que viven en países con códigos restrictivos solicitan abortos a pesar de los impedimentos legales. Como consecuencia, la mayor parte de los abortos inducidos en América Latina se produce en clínicas clandestinas, sin condiciones profilácticas suficientes y sin personal idóneo, preparado para suministrar un servicio de aborto seguro que proteja la mujer, estrablecen las investigaciones realizadas por The Center for Reproductive Rights.

En América Latina y el Caribe, cinco mil mujeres mueren cada año debido a complicaciones relacionadas con abortos provocados –más de un quinto del total de muertes maternas– representando el más alto porcentaje, 21 por ciento– entre las regiones a nivel mundial. También se estima que 800.000 mujeres de bajos recursos económicos son hospitalizadas por trastornos relacionadas con un aborto inseguro.

La Organización Panamericana de la Salud ha señalado que el aborto es la causa primordial de mortalidad materna en Argentina, Chile, Guatemala, Panamá. Paraguay y Perú, la segunda causa de fallecimiento en Costa Rica y la tercera en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México y Nicaragua. Las cifras hacen que guardar silencio sobre este asunto constituya una conducta que debe calificarse de criminal.

De todas las mujeres que se someten a un aborto en condiciones de riesgo, entre el 10% y el 50% necesitan atención médica para el tratamiento de las complicaciones. Las más frecuentes son los abortos incompletos, sepsis, hemorragias y lesiones intrabdominales, al igual que complicaciones infecciosas que pueden dejar en la mujer secuelas conducentes a la esterilidad, embarazo ectópico y dolor pélvico crónico.

La decisión de obtener un aborto pone a la mujer en conflicto con los valores sociales, culturales y religiosos relacionados con la maternidad y es, por lo tanto, una determinación que ninguna persona toma a la ligera. Investigaciones realizadas indican que los efectos psicológicos negativos que resultan de la práctica del aborto aminoran en los países donde es legal, donde existe una buena información y servicios médicos adecuados.

En Estados Unidos se llevo a cabo un estudio –publicado por la Sociedad de Psicología Americana– que demostró que no había evidencia científica que probara que el aborto voluntario tiene un efecto psicológico negativo en la mujer. Sin embargo, en donde su práctica está penalizada y las mujeres actúan en la zozobra de la clandestinidad, existen mayores probabilidades que experimenten traumas psíquicos. A pesar de ello, cabe señalar que muchas de ellas prefieren asumir los posibles efectos psicológicos negativos que pudieran surgir como producto de un aborto inducido, antes que verse obligadas a enfrentar un embarazo no deseado.

Las consecuencias devastadoras que tiene para la salud de la mujer una legislación que penaliza el aborto, y que resulta en la práctica prevalente del aborto inseguro, nos demuestra la necesidad de promover leyes más flexibles que faciliten acceso a servicios de aborto en condiciones adecuadas, erradicando de esta manera la practica clandestina que cuesta la vida a millones de mujeres en Latinoamérica.

El aborto no es un drama social sólo en el Tercer Mundo. Veamos:

España, por ejemplo. El número de abortos aumento en los últimos años en España. En el 2005 un total de 84.985 mujeres recurrió a la interrupción del embarazo. El principal motivo esgrimido fue el riesgo para su propia salud, seguido por la malformación fetal 3.06% y la violación 0.02%.

De acuerdo con las estadísticas, la mayoría de las mujeres que se practicaron un aborto eran madres solteras (64.47%), seguidas de las casadas (5.93%), las separadas (5.6%), las divorciadas (2.52%) y finalmente las viudas (0.59%).

Según los datos aportados por Comunicación e Información de la Mujer, la mayor tasa de abortos se registra en edades de 20 a 25 años, (15.37% cada mil, con 22.461 casos), le siguen las mujeres entre 25 y 29 años (11.43% por cada mil, 20.309 casos) y las menores de 20 años (10, 57%, por cada mil, con 12.046 casos).

Desde que se aprobó la Ley de despenalización del aborto en España en 1985, el número de intervenciones voluntarias del embarazo han aumentado progresivamente; en los últimos diez años prácticamente se ha duplicado, al pasar de 49.367 casos en 1995 a los 84.985 en el 2005.

Información de Venezuela

En Venezuela, se desconoce el número de abortos practicados debido a su carácter ilegal, de allí la inexistencia de datos precisos sobre la incidencia en la morbilidad y mortalidad femeninas. En los registros disponibles se entremezcla el aborto provocado con el natural y otras complicaciones obstétricas.

La mortalidad materna está determinada fundamentalmente por el aborto séptico, sobrepasando ampliamente la hemorragia y la toxemia gravídica. El mayor número de embarazos se registra en las categorías más jóvenes en edad fértil –15 a 34 años– y por consiguiente son los grupos más expuestos a las implicaciones propias del embarazo, entre ellas el aborto.

Opinión: El doctor Rosendo Castellanos, ex Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, explica lo siguiente:

«Se ha afirmado reiteradamente que el aborto, o sea la expulsión del producto de la concepción antes de su etapa de viabilidad, cuando no es capaz de sobrevivir fuera del seno materno, es tan antiguo como la propia humanidad, y es permanente objeto de estudio desde el punta de vista médico, social, ético, religioso, legal, psicológico, sociopolítico, etc…

«De cada diez embarazos, uno se pierde bajo la forma de aborto, no importando la condición social, raza, nacionalidad. Es el llamado aborto espontáneo con una morbilidad muy baja y una mortalidad prácticamente nula. Se considera que su etiología fundamental es la malformación del nuevo ser, convirtiéndose de esta manera en un hecho providencial.

«Pero lo que hace al aborto un tema de discusión diario, tanto en los medios científicos como en la población general, en los medios de comunicación social como en los parlamentos, en las congregaciones religiosas como en los programas electorales, es la posición que se asuma ante el aborto terapéutico y el aborto por petición frente al aborto clandestino.

«No obstante la amplia difusión de los métodos anticonceptivos, en la segunda mitad del siglo XX, el aborto continúa siendo el método más difundido de control de natalidad. Se estima que en el mundo se producen al año más de cuarenta millones de abortos provocados. En Estados Unidos, registrados en los servicios de sanidad de ese país, se efectúan un poco más de un millón de intervenciones anuales, desde que se legalizó el procedimiento.

«En Venezuela se discute, según la posición ideológica que se adopte ante el problema, su cuantía. Es difícil dar una cifra que sea aceptable por todos, pero lo que sí es incontrovertible es que el aborto séptico, o sea el aborto provocado, constituye la primera causa de mortalidad materna, rebasando ampliamente las dos causas universalmente aceptadas como lo son la hemorragia y la toxemia gravídica.

«El número de abortos que se producen diariamente obedece a multitud de factores asociados con los cambios que han ocurrido en el tiempo y en las costumbres. La decisión de tener menos hijos, es cada día mas común, la gran tolerancia de actividad sexual entre los jóvenes y en los solteros que conduce a embarazos no deseados, mucho de los cuales terminan en abortos, la migración del campo a la ciudad, la entrada de la mujer al mercado de trabajo, la falta de educación sexual, la carencia de buenos servicios de planificación familiar, etc…

«En los países donde el aborto es permitido por la ley, lo cual ocurre en los que comprenden las dos terceras partes de la población mundial, la incidencia no ha disminuido, pero el número de muertes maternas ha disminuido ostensiblemente. Por el contrario, en las naciones donde no está permitido, la mujer lo realiza en condiciones ilícitas, poniendo en riesgo su vida y utilizando posteriormente los servicios de salud del Estado para reparar el daño que se ha causado a sí misma».

La opinión del doctor Castellanos es fácilmente extrapolable al conjunto de países latinoamericanos.

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* Periodista venezolana.

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