El Covid-19 lo confirmó: El rey estaba desnudo

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Todos podíamos observar que este sistema no daba para más, pero seguía funcionando porque se aceptaban sus reglas de juego. El poder concentrado, la miseria y las desigualdades crecían y la tierra se quejaba pero, ante una generalizada indiferencia y la ausencia de alternativas visibles, seguía andando porque eso era “lo normal”.

Un virus insignificante e invisible a los ojos dejó ver la realidad que se ocultaba. Ahora está claro que ese pasado no tiene futuro. Nadie sabe cómo será el porvenir. Una mirada nos dice que puede ser peor que lo actual, otra afirma lo contrario.

Un cuento, publicado en el siglo XIX y con distintas versiones que vienen de siglos atrás, nos puede servir para ayudar a entender lo que está pasando. Allí se relata la historia de un par de “vivos” que convencen a un engreído Rey que pueden coser, con telas maravillosas, el traje más hermoso. El Rey paga por el servicio de hacerle un traje, en realidad inexistente.

Hay una fiesta importante y ha corrido el rumor que el Rey estrenará un traje increíble. Un par de escépticos fueron raleados y alojados en los sótanos del castillo. El Rey, convencido de su prenda extraordinaria, se presentó en público desnudo. Llovieron las alabanzas sobre su estupendo traje.

Todos coincidían en lo asombrosa que resultaba tal prenda. Aquello iba a las mil maravillas (para aquellos “vivos”, el Rey y los sumisos del poder) hasta que –inesperadamente y fuera de programa- apareció un niño que exclamó: “El Rey está desnudo”. Todos se avergonzaron y el Rey desolado corrió a esconderse detrás de unas cortinas. Cuentan que el frío por andar desnudo y aquella vergüenza enfermaron de muerte al mencionado monarca.

La impunidad del poder y la cultura del matón

Entre las cuestiones que esta peste pone sobre la superficie está ese matonismo que se ampara en una idea de la impunidad, que pareciera ser un atributo de diferentes formas del poder. Además de los femicidios que se suman, en los días que corren hubo otras dos trágicas manifestaciones de tal situación en Argentina. Una fue en Tucumán y en la bonaerense Cañuelas, la otra.

En Tucumán un peón rural fue desaparecido por la policía brava, asesinado y arrojado, en territorio catamarqueño, a 200 metros de la frontera con Tucumán. Este hecho hace recordar a otro ocurrido durante la dictadura, en el invierno de 1977. Era julio y Tucumán era gobernada por el genocida general Antonio Domingo Bussi.Tucumán: confirmaron que Luis Espinoza fue asesinado con el arma ...

Éste mandó “limpiar la ciudad” e hizo recoger, en un camión, a 25 mendigos y los mandó abandonar en territorio catamarqueño. Ahora, 43 años después, matones policiales de Rodeo Grande, en las proximidades de Simoca –en el este tucumano- dieron muestras de una potestad sobre las personas que nadie les dio. Juan Antonio Espinoza, de 31 años -uno de los 17 hermanos de esa familia- mientras se hallaba con su hermano menor, fue atacado por la espalda y luego desaparecido.

Para ocultar el crimen tiraron el cuerpo a 80 kilómetros de distancia, en territorio catamarqueño. Un par de policías contaron lo ocurrido a los investigadores. Ahora, el gobierno provincial se comprometió a depurar la policía, castigar a nueve involucrados y ofrecer apoyo a los seis hijos e hijas y la esposa del peón asesinado.

Cañuelas es una población ubicada a menos de 70 kilómetros de Buenos Aires. En ese lugar, originado en un fuerte militar creado para doblegar a los indios, habitan unas 30 mil personas. Fue el centro de la industria lechera y del dulce de leche. Hoy es territorio de barrios cerrados, haras y cabañas con gente de buen pasar que comparten territorio con la típica pobreza y el hambre, hijos de esta abrumadora desigualdad.

Asesinato de Alex Campo en Cañuelas: “Vamos a descansar cuando ...Allí fue donde Alex Campo de 16 años, salió el domingo pasado con dos amigos de su hermano. Iba con gomera y dos galgos. Trabajaba en la construcción y militaba en el Movimiento Territorial de Liberación, colaborando en una murga y en un comedor comunitario de la zona. Ese domingo quería cazar –para comer- alguna liebre en un campo vecino.

Los sorprendió Rodolfo Sánchez, dueño del campo. Los persiguió con su 4×4. Alex se retrasó para ayudar a un perro que se había enredado. Allí lo atropelló y mató. Lo abandonó argumentando Voy a llamar a la Policía y que hagan lo que tengan que hacer. Ahora levántenlo y llévenselo”. El acusado dijo que no lo vio, sus amigos sostienen que fue en legítima defensa”.

Así son las cosas. Efectivamente, ¡no lo vio! Porque solo miraba a “su” propiedad (que no corría ningún riesgo) colocándola por encima de la vida que quitó. Sí, fue en ¡legítima defensa…! de unos valores desquiciados que no pocos se niegan a abandonar.

De este modo –para algunos- el poder, surgido de la propiedad o de un uniforme, les da impunidad y derechos para disponer de todo, incluida la vida, de los más humildes.

El Covid-19 continúa: su actualidad y futuro

El miedo sigue siendo el núcleo central de las preocupaciones por el Covid-19. A medida que pasan los días esa preocupación va cediendo espacios a lo económico: La dificultades para la sobrevivencia diaria y los costos para que el país vuelva a arrancar.

La inmensa mayoría del interior muestra cifras más que aceptables sobre la circulación del virus. Salvo los abandonados indígenas chaqueños, el resto del país puede exhibir un control de la situación. No se puede decir lo mismo de las villas miseria de la Capital y el Gran Buenos Aires. En estos lugares la enfermedad parece seguir avanzando raudamente.

A nivel mundial sigue el festival de muertos y contagiados, esos datos sin unas adecuadas comparaciones sirven a la multiplicación de un pánico innecesario. Pareciera que sembrar ese temor forma parte del objetivo de tal información.

Comparar, por ejemplo, con los muertos por el hambre, la tuberculosis o la gripe, el suicidio, los infartos o la neumonía que anualmente nos atacan; permitiría evaluar mejor la evolución, los riesgos y ver de qué modo, con mascarillas plásticas más completas, podríamos mejorar nuestra circulación y con un buen sistema de testeos y aislamiento de enfermos frenar la circulación con menos costos sociales y económicos.

En estos tiempos y posiblemente inmediatamente después de superada esta pandemia emergerá un mundo con ricos mucho más ricos y pobres más pobres, aunque –esperemos- que eso no se eternice. Las grandes empresas tecnológicas (Amazon, Apple, Facebook, Google, Microsoft) que son los grandes imperios de hoy, mejoran (15% en dos meses) a pasos de gigante.

En los últimos escalones de la escalera social, pasa exactamente lo inverso. Allí crecen, en cantidad y profundidad, los padecimientos del otro extremo de la sociedad.

Los defensores del sistema tratarán de que ese enriquecimiento quede para siempre, con las actuales formas del teletrabajo, por ejemplo.

Esperamos que los importantes avances tecnológicos que se producen, durante episodios como los que estamos viviendo, ayuden –con el tiempo- a democratizar la organización para la producción y las sociedades.

Hoy el coronavirus obliga a una mayor presencia del Estado. Hace pocos días, el ministro argentino de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo que 9 de cada 10 hogares argentinos reciben alguna forma de ingreso del Estado”. No quedan dudas sobre esta mayor presencia estatal. La gran pregunta es si ello terminará fortaleciendo a los sectores populares o seguirá concentrando las riquezas en las mismas y pocas manos de siempre

América Latina es el continente con la mayor desigualdad social del mundo y es también el que hoy está en el centro de esta pandemia.

DyD: deuda y default

Para cerrar digamos, sobre deuda y default, que la “Calificadora de Riesgo” Fitch Ratings ha declarado la deuda argentina en “default restringido”, por el no pago del bono por 503 millones de dólares ya vencido. Es el último escalón antes del “default definitivo”.

En la semana que se inicia, el martes 2 de junio, habría novedades en el camino a cerrar algún trato. Para hacerlo posible están pensando en suspender la Ley de Administración Financiera que, en su Art. 65, demanda 3 condiciones para firmar nuevas acuerdos.

Según dicha norma el gobierno puede hacer tales acuerdos pero mejorando: Plazos, montos e intereses. Esto dificulta las actuales negociaciones, se lo solucionaría mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) suspendiendo esa norma. Con lo cual no sería imprescindible cumplir con aquellas tres condiciones, bastaría con que queden en pie solo dos de ellas.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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