EL FUTURO ES LA VERGÜENZA DEL HAMBRE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Incapaces de superar enfermedades infecciosas curables tales como la diarrea, el sarampión o la malaria, unos seis millones de niños mueren cada año porque sus sistemas inmunes están debilitados por el hambre y la malnutrición. La denuncia está contenida en el último informe sobre el estado del hambre en el mundo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La Argentina figura entre los países con menor porcentaje de población subnutrida y bajó a 600 mil la cantidad de personas en esa condición en el período 2000-2002, de los 700 mil que registraba en 1990-1992. Esa tendencia también se observó en el resto de las naciones sudamericanas, a excepción de Venezuela, que casi duplicó la cifra anterior (pasó de 2.300.000 a 4.300.000), y Paraguay, que mantuvo estable el número de 800 mil.

Brasil es el país que mayor cantidad de personas subnutridas posee en la región, con 15.600.000, aunque bajó en tres millones el registro de 1990 1992.

Los Objetivos del Milenio

El documento, presentado en Roma, durante la 33ª conferencia bianual del organismo de la ONU, subraya que combatir la desnutrición que padecen 852 millones de personas en el mundo, según las últimas estimaciones de la FAO (2004), es indispensable para conseguir todos los puntos precisados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Reducir el hambre y la pobreza extrema para 2015 es el primero de esos objetivos, que los gobernantes de 189 países se comprometieron a cumplir en la Cumbre de 2000 y que incluyen, además, el acceso a la educación, la igualdad de género, la lucha contra la mortalidad infantil, el sida y otras enfermedades, la mejora de la salud materna o la sostenibilidad medioambiental.

«La mayor parte de estos objetivos no se conseguirán sin un compromiso más resuelto y progresos más rápidos», advierte el director de la FAO, Jacques Diouf, en el prefacio del informe. Las noticias más alentadoras en este sentido provienen de América Latina y el Caribe, la única región en desarrollo que redujo el hambre lo suficientemente rápido desde 1990.

Asia y el Pacífico también tienen buenas posibilidades, indica la FAO, mientras que las malas noticias vienen, una vez más, del Africa subsahariana, donde el hambre disminuye muy lentamente. El estudio también advierte que la prevalencia del hambre en Oriente Medio y en Africa del norte es baja pero, en lugar de disminuir, en los últimos diez años ha aumentando y parece que sigue haciéndolo.

Zonas rurales, la gran clave

La FAO hace hincapié en que la lucha por eliminar el hambre se ganará o se perderá en las zonas rurales, donde viven tres de cada cuatro personas en el mundo que sufren hambre.

«En estas regiones reside la gran mayoría de los casi once millones de niños que mueren antes de cumplir los cinco años, de las 530.000 mujeres que fallecen durante el embarazo y el parto y de los 300 millones de casos de paludismo agudo», insiste la agencia de la ONU.

fotoLa FAO pone de relieve que para acabar con el hambre es necesario incrementar la producción agrícola a través de inversiones, buen gobierno, estabilidad política y el mantenimiento de la paz interna, además de una educación de calidad para los niños en las áreas rurales y la mejora de la condición de la mujer.

Implantar estos factores a un ritmo más rápido del actual es indispensable, según la FAO, para que en los próximos diez años se convierta en una realidad la afirmación hecha en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: «Todas las personas tienen el derecho fundamental a no pasar hambre».

HAMBRE, EL OTRO TERRORISMO

Leyla Ramírez**

“La agricultura mundial, con el desarrollo actual, por primera vez en la historia puede alimentar sin problemas a 12.000 millones de personas, casi el doble de las actuales. Por eso que un niño muera de hambre es un asesinato. Cien mil personas mueren cada día de hambre. Un niño de menos de diez años muere cada cinco segundos. La falta de vitamina A causa la ceguera a un niño cada cuatro minutos. El orden mundial es asesino y absurdo, porque mata sin necesidad”.

Con esas palabras el sociólogo y relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, lanzó este año su libro El imperio de la Vergüenza, donde denuncia al hambre “como el escándalo de nuestra época”. El informe entregado en Roma, por la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU (FAO) le da la razón. Las cifras son más que escandalosas: seis millones de niños mueren al año por el hambre y la malnutrición.

La mayoría son de países del África subsahariana, una de las zonas más pobres de la Tierra y la más afectada por la inanición. Muchos de esos menores, según la organización, mueren a causa de unas pocas enfermedades infecciosas curables, como diarrea, neumonía, paludismo y sarampión. Estas personas “habrían sobrevivido si sus cuerpos y sus sistemas inmunitarios no estuvieran debilitados por el hambre y la malnutrición”.

El informe incide en la “enorme importancia” de combatir la desnutrición que padecen 852 millones de personas en el mundo, según cifras de 2004, para alcanzar el objetivo de erradicar el hambre fijado en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 y recogido en el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (ODM) que se comprometieron a cumplir 189 países del mundo para 2015.

Latinoamérica y el Caribe

Según explica Cecilio Morón, oficial regional de la FAO para América Latina y el Caribe, los países de la región que han sido exitosos en reducir la desnutrición, como Chile, se caracterizan por tener «políticas públicas en la materia sostenidas en el tiempo, independientes de los cambios políticos y orientadas a dar igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos”.

Morón explica que Chile alcanzó largamente las metas del Milenio, “ya que erradicó la desnutrición y tiene muy buenos índices en salud infantil y materna, entre otros”. Pero no todos lucen tan buenos índices. Algunos países de la región, como Haití, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Guatemala, Honduras y Bolivia tienen entre un 27% y 21% de su población subnutrida.

Para Morón las cifras entregadas ayer son vergonzosas e inaceptables, ya que “la disponibilidad actual de alimentos que existe a nivel global alcanza para alimentar a toda la población del planeta. No puede ser que haya tanta gente que no pueda satisfacer un derecho básico, un derecho humano. Es escandaloso que en pleno siglo XXI no podamos superar este problema”.

Para el oficial regional de la FAO se necesitan programas de alimentación para los grupos más vulnerables, así como mayores niveles de equidad, “ya que en América Latina misma hay países que con sus alimentos podrían satisfacer sus problemas de alimentación. Sin embargo hay grupos de su población que no tienen acceso a ellos”.

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* www.lanuevaprovincia.com.ar/05/11/23/5bn001.sht.

** www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20051122/pags/20051122212410.html.

Imagen de aprtura: obra digital del artista argentino Matías Montero Lacasa.

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