»EL GOBIERNO DEBE RECONOCER QUE HAY PRESOS POLÍTICOS MAPUCHE»

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Mientras la Concertación y la Alianza debaten sobre un proyecto de ley que pretende reconocer constitucionalmente a los pueblos indígenas, al interior de la cárcel de Angol existe un grupo de cinco presos mapuche que silenciosamente están llevando a cabo una entrema movilización. Desde el pasado 10 de octubre, José Huenchunao, Jaime Marileo, Héctor Llaitul, José Millalén y Patricia Troncoso, iniciaron una huelga de hambre de caracter indefinido en pos de dos objetivos: «libertad inmediata de todos los presos politicos mapuches» y «el fin de la militarización de las comunidades en conflicto». Diferencias que muestran en parte la distancia existente entre el Estado y el sector catalogado como «más radical» del movimiento mapuche.

¿Pero qué hay detrás de una persona que decide autoflagelarse? ¿Qué motiva que un ser humano deje de ingerir alimentos y ponga en riesgo su propia vida? Para dar una respuesta cabal a esta interrogante y romper con ciertos mitos respecto de los líderes mapuche que se encuentran encarcelados, decidimos ingresar al centro penitenciario de la ciudad de Los Confines, Angol.

Provistos solo de papel y lapiz y luego del registro de Gendarmeria (no hubo identificación periodística) procedí a presentarme ante quien es sindicado como el máximo lider mapuche desde que estallara el conflicto en el año 1997: José Huenchunao Mariñán, werken o vocero de las comunidades mapuche en conflicto de la Provincia de Arauco.

«La huelga de hambre es una decisión colectiva asumida por los presos de Angol. Es una medida extrema, porque sabemos que afecta y traerá consecuencias en nuestra salud, pero es una forma que históricamente han utilizado los presos políticos para dar a conocer su situación», parte explicando Huenchunao, que ha disminuido 9 kilos y muestra un notorio deterioro físico, que se agrava aun más debido a una gastritis que lo aqueja.

«En cada procesamiento y condena han existido montajes judiciales. El gobierno eso lo sabe, porque ha estado detrás de cada proceso judicial en contra nuestra. Ellos han decidido a quien perseguir, porque asi contienen los planteamientos políticos y territoriales del Pueblo Mapuche», añade.

Huenchunao esta condenado, al igual que Patricia Troncoso y Jaime Marileo, bajo la Ley Antiterrorista por el incendio que afectó al fundo Poluco-Pidenco, ubicado en Ercilla y de propiedad de Forestal Mininco, en diciembre del año 2001. Junto a ellos fueron condenados otros ocho comuneros, dos de los cuales cumplen condena en Victoria y Vilcún, respectivamente, y otros aún permanecen «clandestinos». Para dicho juicio declararon mas de 100 testigos protegidos (sin rostro), situación que justifica su hipótesis en cuanto a los «montajes judiciales».

«Gobierno debe pronunciarse»

La primera impresión que da Huenchunao es la de un hombre inteligente. «Un ícono en las comunidades de la parte sur de la Provincia de Arauco», lo describe un comunero que se encuentra de visita en el penal. Su dormitorio (hotel, como le llamán ellos) lo adornan libros y periódicos. El siglo de las Luces, del escritor cubano Alejo Carpentier, asoma en su estantería, como dando a entender que es la novela que actualmente lo acompaña en sus largas horas de encierro, mientras espera que el gobierno se pronuncie respecto a la movilización que han asumido.

«El gobierno debe pronunciarse. No debe seguir negando y debe reconocer la existencia de los presos políticos mapuche… que diga de una vez cuál es su voluntad política, porque de lo contrario tendrá que cargar con el peso de no haber podido resolver un problema real del pueblo mapuche», sostiene, mientras desde la cocina del recinto emana el olor del almuerzo, que una vez más los comuneros no aceptarán: son las 14:30. El deterioro físico de los presos es evidente. Más aun en los casos de Patricia Troncoso y Jaime Marileo, que el año 2006 asumieron una huelga que se prolongó por 63 días.

Sin embargo, el esfuerzo de los prisioneros fue en vano, debido a que el senado rechazó una propuesta hecha por el senador Alejandro Navarro de otorgarles la libertad condicional. «El ser humano lucha por la vida. Si bien el cuerpo resiste, lo más grave son las secuelas. Yo lo veo en Jaime y Patricia, que después de la última huelga han andado con problemas físicos», comenta Huenchunao, que aprovecha de aclarar que en este momento su relación con la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) no es ninguna, «tan solo de respeto», subraya.

En cuanto al sosten que tienen los huelguistas en esta movilización, Huenchunao indica que cuentan con el apoyo de sus comunidades y del «movimiento mapuche autónomo».

«Hemos constituido una comisión de cinco voceros y un equipo jurídico de apoyo», agrega. El apoyo del que habla el dirigente quedó manifestado el pasado fin de semana en Angol, donde alrededor de 150 mapuche arribaron a la ciudad para dar un espaldarazo a los cinco huelguistas. «Hemos llegado para que ninguna organización de cualquier indole o persona instrumentalice nuestra lucha, la cual consiste en que nuestros compañeros presos en esta cárcel tengan un debido proceso como lo garantiza la ley», explicó el vocero de los manifestantes, Alejandro Caipul.

Respecto a la violencia de los últimos días en la zona mapuche del Lleu Lleu, Huenchunao señaló que «esta obedece a la resistencia de las comunidades del sector a los proyectos de inversión capitalistas». (…) Mientras las empresas forestales y mineras pretendan materializar sus inversiones en nuestro territorio, la situación de conflicto en la zona se agudizará. El mapuche quiere su tierra y la defenderá», concluyó el dirigente.

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* Periodista.
En www.azkintuwe.org.

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