El Informe de A.I. y las oscuras cajas de Oregón

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La política internacional del gobierno estadounidense propaga por la Tierra «como un cáncer» la violación de los derechos Humanos. Señaló la directora de Amnistía Internacional (A.I.) Irene Khan: «Sacrificar los derechos humanos en nombre de la seguridad nacional, ignorar abusos en el exterior (de EEUU) y usar la fuerza militar preventiva dónde y cuándo plazca, no mejoraron la seguridad ni aseguraron las libertades».

Los primeros cables llegaron a las redacciones de los medios latinoamercanos y del Caribe en horas de la mañana del 26 de mayo: más del mediodía europeo. La dirigente de A.I. había también dicho: «Es aterrador que haya gobiernos poderosos que debiliten, marginen o destruyen los principios del derecho internacional, así como las herramientas de acción multilateral que podrían protegernos (del terrorismo)». El Informe 2004 de Amnistía Internacional (www.anmesty.org) se presentó en su sede de Londres.

La Oficina Federal de Investigación de EEUU (FBI) advirtió el día anterior sus sospechas de que Al Qaeda, con o sin Osama ben Laden al frente, «está casi lista» para lanzar un atentado terrorista de gran envergadura contra ese país. El secretario de Justicia, por su parte, apretó el botón de alerta: Los terroristas podrían «atentar contra EEUU este verano u otoño».

Las noticias de los medios amigos, débiles o timoratos se habían regodeado con el número de supuestos sicarios de la supuesta infernal creacion de Ben Laden, a su vez creación de la CIA: 18.000 hombres dispuestos a todo para que -como alguna vez dijera ese fantasma llamado Osama ben Laden- EEUU no pudiera «conciliar el sueño».

Ataúdes en el campus

Cuando todavía los estadounidenses intentan encontrar sustancia en el galimatías del discurso de su presidente acerca de la política implentada para Irak -un país soberano que se gobernará según lo indique el invasor-, alrededor de cien cajas de cartón, algunas negras y otras con la bandera nacional pintada, aparecieron el 26 de mayo en el césped de la Universidad de Oregón, frente a su biblioteca central, en la pequeña ciudad estudiantil de Eugene.

«Las cajas simulan ataúdes: las negras de iraquíes, las otras del invasor. Es un montaje de protesta que permanecerá ahí por un tiempo», nos señaló un corresponsal. Y si de protestas se trata, se gesta una oleada de malestar en el estado de Florida por la violacion de correspondencia de que son objeto los usuarios del servicio de correos áereo y terrestre.

A partir de los sucesos del 11 de setiembre y la posterior invasión a Afganistán, tomó estado público que el gobierno del país norteamericano disponía al menos de dos sistemas de intercepción y violación de la correspondencia electrónica. Los activistas por los DDHH, el respeto al ambiente natural y otras causas non gratas para el stablishment vienen advirtiendo de la progresiva pérdida de libertades ciudadanas en EEUU.

Los ataúdes simbólicos de los estudiantes de la Universidad de Oregón, además, parecen representar la inutilidad de los dos últimos penosos festejos de la política exterior de la casa Blanca: el anuncio de que la Argentina podría enviar tropas a Haití y la torpeza del presidente de Chile, que en su agitada visita a España pidió a un gobierno que acaba de retirar sus soldados de un país, los envíe a otro. Haití es un país tan invadido como Irak, y además bien puede ser un exprimento necesario para futuras acciones que cautelarán la democracia a la americana en esta parte del mundo.

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* Periodista y escritor

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