El “padrino” de la Inteligencia Militar colombiana, absuelto en el caso del Palacio de Justicia

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La Brigada 20 fue establecida en 1990 por recomendación del equipo de inteligencia estadounidense y Ramírez fue su primer comandante. “Fundamentalmente creada para operaciones clandestinas”, los miembros de la brigada estaban conectados  con unidades del ejército en todo el país, según un informe del ejército de EE.UU. Su personal trabajaba “encubierto y con ropas civiles”, y estaba subordinado solo a comandantes de división y a otros oficiales de inteligencia.

La brigada se convirtió en el símbolo más visible del corrupto y abusivo establishment de los servicios de inteligencia de Colombia, y estuvo relacionada con asesinatos políticos, tortura de presuntos guerrilleros y con las brutales fuerzas paramilitares de Colombia. El informe del Departamento de Estado sobre derechos humanos de 1997 acusó a la brigada de inteligencia de “actividad de escuadrones de la muerte”, una acusación hecha también por el embajador Frechette cuando dejó el puesto en Bogotá a finales de ese año.

El “padrino” Ramírez llevaba el control entre bastidores. Un informe dirigido al subsecretario de asuntos políticos del Departamento de Estado, Thomas Pickering, aseveró que “Ramírez y algunos elementos de la Brigada 20 de Inteligencia basada en Bogotá, colaboran activamente con paramilitares suministrando inteligencia y otro apoyo”. La CIA relacionó a Ramírez con Carlos Castaño, tristemente célebre jefe de las poderosas Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU). Un informe de la embajada de EE.UU. de 1998 señaló la “reciente efectividad” del ejército “en la limitación de los paramilitares” desde que Ramírez fue sacado de la Primera División, y agregó que parecía “más que una coincidencia que las recientes acciones anti-paramilitares hayan tenido todas lugar desde la partida del norte de Colombia de personal militar considerado favorable a los paramilitares”.

En mayo de 1998, poco antes de que Colombia anunciara los planes de desmantelar la Brigada 20, el Departamento de Estado anuló la visa estadounidense de Ramírez. En un memorando inusualmente apasionado sobre el dilema moral enfrentado por los responsables políticos de EE.UU. en Colombia, el encargado de Asuntos Andinos del Departamento de Estado, David Passage, hizo un ruego retórico por auto-reflexión por parte del ejército colombiano y del sistema militar de inteligencia en particular. Colombia tenía que desarrollar “técnicas creíbles y defendibles de recolección de inteligencia, en lugar de baterías de 12 voltios y mangueras de goma”, afirmó Passage, implicando enérgicamente la preferencia de los militares colombianos por técnicas de tortura.

Sí, sabemos que los militares colombianos no controlan todas las organizaciones paramilitares, pero también sabemos que existen suficientes lazos entre muchas de ellas y los oficiales militares colombianos como para que imposibiliten que hagamos caso omiso. NO, no los vamos a identificar; sabéis quiénes son. ¡Sanaos mentalmente antes de pedirnos ayuda! Si no comprendéis por qué retiramos la visa del general Ramírez, estamos demasiado alejados como para que podamos cooperar.

Tres meses después, un informe de Washington Post detalló los amplios vínculos entre Ramírez y grupos paramilitares y también lo identificó como “enlace e informante pagado de la Agencia Central de Inteligencia”, acusaciones que negó airadamente. Hecho el daño, Ramírez fue ignorado en la promoción en 1999 y enviado fuera del país para que sirviera como agregado militar en Chile.

Sin haber sido acusado jamás de sus supuestos vínculos paramilitares, Ramírez fue nombrado por el presidente Álvaro Uribe consejero especial para la máxima organización civil de inteligencia del país, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) en 2006. Posteriormente se estableció que la agencia de espionaje estaba dirigiendo una operación ilegal de escuchas al estilo de Watergate contra periodistas, jueces y defensores de los derechos humanos.

Arrestado en 2008 por desapariciones en el caso del Palacio de Justicia, Ramírez pasó más de tres años en prisión preventiva a la espera de la investigación y el juicio. El ex jefe paramilitar encarcelado Salvatore Mancuso ha testificado que Ramírez y ex agentes de DAS colaboraron con sus fuerzas ilegales.

Las revelaciones sobre el general Ramírez han sido tomadas de Colombia and the United States: Political Violence, Narcotics, and Human Rights, 1948-2010, una reciente adición al Digital National Security Archive. Editado por Michael Evans y publicado por ProQuest, el conjunto consiste de más de 3.000 documentos diplomáticos y de inteligencia sobre el decenal conflicto en Colombia.

*National Security Archive Electronic Briefing Book No. 368

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