Embrollo político en Naciones Unidas por dimensiones de la sostenibilidad

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La última cumbre importante de las NNUU, Río +20, y el nuevo Marco Institucional para el Desarrollo Sostenible (IFSD por su nombre en inglés): a) ¿cómo está avanzando? b) ¡un buen embrollo en NNUU! La Cumbre de Río +20 definía un nuevo Marco Institucional para el Desarrollo Sostenible; menos enfáticamente, quizás más optimistamente, un nuevo marco de gobernanza para el desarrollo sostenible.

Debe tener varias piezas y con respecto a una de ellas las cosas ya se están moviendo con bastante sencillez y eficacia. Efectivamente, en cuanto a la UNEP (PNUMA para su nombre en catalán o español) ya se han dado bastantes pasos importantes en la dirección de transformarlo en el eje vertebrador de la gobernanza ambiental del desarrollo sostenible. Tanto al nivel de su especificación temática clara como el nivel de su empoderamiento dentro del sistema, diría que las cosas van bastante bien.

En cambio la otra gran pieza institucional que se creará de nuevo y la reforma del ECOSOC que, más o menos inconscientemente, se impulsa más fuertemente que nunca desde Río +20, están embrollando las cosas que, en cambio, si se hiciesen bien se estaría haciendo un gran favor a NNUU. Si no fuera así nos podríamos volver a encontrar con otro desencanto importante, con otra oportunidad importante perdida.

En este contexto, con el título «Integración de las dimensiones de la sostenibilidad en todo el sistema de las Naciones Unidas» el SG de NNUU acaba de hacer público (8 de mayo) un informe a la AG y al ECOSOC! El hecho de que esté dirigido, a la vez, a la AG y al ECOSOC es una primera singularidad no excepcional pero si significativa.

La segunda singularidad significativa es que el informe sale a la luz en medio de dos procesos (como mínimo) que, tal como ya me he permitido decir, llevan bastante revueltas las NNUU tal como se ha podido vivir y ver durante, especialmente, todo este mes de mayo.

Hacia la creación del Foro Político de Alto Nivel (HLPF por su nombre en inglés); en el contexto de Río +20 se hablaba de él como de un futuro «Consejo de Desarrollo Sostenible»

Por un lodo, el 21 de mayo se ha celebrado una nueva sesión del proceso de consultas y de reuniones informales relativas al proceso de creación del Foro Político de Alto Nivel (HLPF) que, de acuerdo con el documento resultante de la Cumbre de Río +20, debe constituirse en septiembre de este año (¡En septiembre de 2013 en la sede de las NNUU en Nueva York saldrán chispas! Habrá tantos temas y reuniones que no acabo de imaginar el resultado de todo ello. Uno de los que no hablaremos hoy pero que también tiene relación es la relativa a los viejos y nuevos -post 2015- ODMs). Entre otras, las funciones de este nuevo órgano de las NNUU, deben ser:

1. Proveer liderazgo político, guía y recomendaciones para el desarrollo sostenible

2. Mejorar la integración de las tres dimensiones del desarrollo sostenible de una manera holística e intersectorial a todos los niveles

Respecto a este proceso hay muchas expectativas. Siempre en el contextodesierto y vaso de agua de la Cumbre de Río +20, se le comparó con el actual Consejo de Derechos Humanos que, en estos momentos y después de su creación en 2005, es una de las piezas con mejor y más efectivo funcionamiento de las NNUU. La comparación es aún más clara si se tiene en cuenta que el Consejo de Derechos Humanos sustituyó (a más alto nivel) a la antigua Comisión de Derechos Humanos, y el nuevo HLPF sustituirá (a más alto nivel) a la Comisión de Desarrollo Sostenible creada en la Cumbre de la Tierra del 92, dentro del ECOSOC, pero que últimamente llevaba un rumbo relativamente sesgado en, solamente, la dimensión ambiental de la sostenibilidad.

La mejor noticia que, a mi modo de ver, surge de momento del proceso negociador previo a la creación del HLPF, es que mayoritariamente se ve como un órgano subsidiario híbrido de la AG y del ECOSOC, lo que sería un parecido positivo más a la del mencionado Consejo de Derechos Humanos.

Hacia el fortalecimiento del ECOSOC

Con toda coherencia conceptual, en Río +20 se aprobó con más énfasis que el usual que, también para el buen gobierno del desarrollo sostenible, era necesario empoderar de forma importante el ECOSOC, y para ello apelaba a una resolución de la AG (la 61/16), que estaba allí hacía tiempo pero que nadie se atrevía a mover en serio.

Y así, de repente, nos encontramos con otro interesante informe de los co-facilitadores de turno de la AG, cuyo presidente ha hecho público este 15 de mayo, dos días después de una reunión, no ordinaria, del ECOSOC, sobre su integración en alcanzar el Desarrollo sostenible, y celebrada pues el pasado 13 de mayo.

Sobre las razones políticas del embrollo y sobre la gran oportunidad que se abriría si se tuviera la lucidez necesaria para resolverlo adecuadamente

Si en un mes hemos tenido dos informes conceptualmente y política importantes (uno del 8 de mayo y el otro del 15) y dos reuniones relativas a los dos procesos mencionados hasta ahora (una el 13 de mayo y la otra el 21 de mayo), todo ello indica una expresión clara, desde mi punto de vista, del citado embrollo en el que estamos.

¿De qué estamos hablando? Desde los comienzos de los tiempos de la sostenibilidad, ha ido madurando con esfuerzo y no sin tropiezos importantes que, en definitiva, desarrollarse sosteniblemente significa hacerlo, a la vez y bien complementariamente -y nunca contradictoriamente-, social, ambiental y económicamente. Yo a veces he definido desarrollo sostenible como aquel que es socialmente deseable y responsable, ambientalmente posible y compatible, y económicamente viable para alcanzar las condiciones de las otras dos dimensiones.

En la medida en que, históricamente, el ECOSOC es el consejo que sigue y trata los temas sociales y económicos, ha sido bien lógico, también históricamente, que cuando NNUU se ha planteado los temas del desarrollo sostenible, si el ECOSOC ya trataba los temas sociales y económicos, pues también debía tratar los ambientales, como así ha sido hasta ahora. De hecho, más de una vez he propuesto que el consejo, además de reformarse y empoderarse, ampliase su denominación con la palabra ambiental.

¿Cuál es el problema del ECOSOC? Pues que por muchos motivos que no vienen al caso ahora, es probablemente el talón de Aquiles de las NNUU, a la que además, nunca se le ha «permitido en la práctica» tratar los temas económicos mundiales que quedaron en manos, desde 1947, de las IBW (FMI y BM).

En este contexto, la propuesta de RIO +20 de crear el HLPF ¡era bien savia! Si el ECOSOC no funciona es mejor crear un nuevo «Consejo de Desarrollo Sostenible» que, a imagen y semejanza del ya citada Consejo de Derechos Humanos, estuviera a la altura política de los desafíos a que debe hacer frente.

Es cierto que Río +20 pedía también el empoderamiento del ECOSOC; mi hipótesis es que seguía, sin embargo, no confiándose en esta vía (no se fijaba ningún plazo, por ejemplo) y por ello se quería abrir otra. Ahora nos encontramos con que, no sabemos muy bien de dónde ni porqué, nunca se había hablado tanto como ahora mismo de reformar el ECOSOC. Habiendo estado totalmente de acuerdo con esta opción/necesidad, en el momento actual y antes de que el embrollo se transforme en un nudo muy difícil de deshacer, creo ahora que es mucho mejor crear el mejor HLPF posible, y dejar para después la reforma del ECOSOC. De hecho la principal reforma que necesita el ECOSOC es la revisión en profundidad de sus relaciones (y por extensión las de todas las NNUU) con las IBW (FMI y BM). ¡Empezamos, ya, por ese lado por ahí!

¿Dónde veo, además, la gran oportunidad que puede suponer esta vía? Mientras no se defina un nuevo marco de relación con las IBW, la economía seguirá estando vetada en el ECOSOC; en cambio, el nacimiento, resultado de una cumbre del siglo XXI, de un órgano de alto nivel específico para los temas del desarrollo sostenible, puede ser (casi me atrevo a decir deberá ser) la puerta de entrada a la ONU de las tres dimensiones del desarrollo sostenible y, entre ellas por lo tanto y por supuesto, de la económica.

PS: ¡Veo con mucha preocupación el casi nulo seguimiento de estos temas por parte de la sociedad civil organizada internacionalmente!

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