En Inglaterra, Marx: el filósofo más importante de la historia

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En esta nota voy hablar del resultado de una encuesta. Pero no de cualquier encuesta, sino de una muy especial. En efecto, no se trata de una encuesta para medir las bondades de tal o cual detergente, o las bondades de tal o cual perfume o jabón. Ni menos una encuesta referida al discreto encanto de la Bachellet, o la corbata de Piñera, ni menos respecto de la sonrisa de Lavín. Se trata, ni más ni menos, de una encuesta que viene a resucitar al tantas veces enterrado, al queridísimo para unos, y odiado para otros, el viejo socarrón y barbudo de Carlos Marx.

Antes de entrar derechamente al tema de la encuesta, quiero dejar sentado que siempre fui de la idea y sostuve, en algunos de mis artículos, de que Carlos Marx, era la más alta cumbre intelectual de todos los tiempos, y ello con todas las excusas que me merecían otras cumbres intelectuales como Platón, Nietzsche, Kant, Hegel, etc. Este juicio lo sostuve, aún en el peor momento por la que tuvo que pasar la teoría de Marx, en momentos de la caída de los socialismos reales, asumiendo injustamente las consecuencias teóricas y prácticas que de dicho hecho derivaron.

A este propósito, nunca pude entender el de cómo reputados intelectuales, que se apreciaron en vida ser marxistas, al momento del colapso empezaron a abjurar de ello, pasando a acomodarse en las teorías del capitalismo triunfante, ni más ni menos en aquello a lo que de por vida se habían opuesto. Su estrechez intelectual no los hizo entender que así como la fuerza de las ideas matrices de la fe cristiana no necesariamente tuvieron que perder vigencia por causa de la Inquisición o las Cruzadas, así tampoco las ideas de Marx tendrían que perder vigencia por la dogmatización de que fueron objeto por el “marxismo vulgar”.

No eso no lo entendieron. Fue más fácil abandonar el campo de batalla de las ideas, para pasar a acomodarse al nuevo “stablishment” de un neoliberalismo salvaje y despiadado. La apología de términos como mercado, globalización, crecimiento, posmodernismo, etc., pasaron a ser sus nuevos fetiches. Todo resultaba válido para justificar sus involuciones. Enterrar las ideas de Marx les fue necesario, como credencial para ser protagonistas y usufructuar del nuevo orden impuesto en el campo de las ideas.

Por cierto, a pesar del descalabro de finales de los 80, no me encontré sólo naufragando en esta convicción, hubo otros, no muchos, pero tampoco muy pocos, que sostuvieron juicios en la misma línea. En este marco resultan llamativos los juicios de Francis Wheen (un no marxista), en su biografía sobre Marx (Kart Marx, Ed. Debate).

Este escritor nos refiere, en la parte introductoria de su ensayo, que cuando empezó a hacer su investigación sus amigos lo miraban llenos de pena e incredulidad, preguntándose cómo podía estar escribiendo sobre un personaje tan “irrelevante desacreditado y pasado de moda”, Sin embargo, a pesar de eso –cuenta el mismo Wheen- continuó en su trabajo sin hacerles caso confesando, a la vez, que cuando más estudiaba a Marx, más actual le parecía su pensamiento.

Y no deja de tener razón cuando, en su libro, revela de que toda aquella parafernalia de discursillo con que los teóricos se empezaron a llenar la boca respecto a la nueva situación a enfrentar por el fenómeno de la “globalización”, nunca cayeron en la cuenta que aquello no hubiera sorprendido en lo más mínimo a Marx, pues ya premonitoriamente había advertido su advenimiento el año 1848, en El Manifiesto Comunista. Dice Wheen al respecto: “El ámbito mundial en que se mueve la McDonald’s o la Coca Cola, no lo habrían sorprendido lo más mínimo. El traslado del poder financiero del Atlántico al Pacífico –gracias a la economía del tigre asiático y al boom de la informática en la costa Oeste de EEUU- lo había predicho Marx más de un siglo antes de que naciera Bill Gates”.

Así y todo –prosigue el mismo Wheen- hay algo que ni Marx, ni él pudieron prever, el hecho que de repente, a fines de los 90, después de haber sido enterrado tantas veces por los liberales y por los comunistas e izquierdistas renegados, fuese ensalzado como un genio por los mismísimos capitalistas perversos de toda la vida.

En efecto, el primer signo de esta extraña revisión de posiciones apareció en Octubre de 1977, cuando en un número especial de la revista New Yorker se proclamaba a Marx como el “gran pensador del futuro”, un hombre que tiene mucho que enseñarnos sobre la corrupción política, la monopolización, la alienación, la desigualdad y los mercados mundiales. “Cuánto más tiempo paso en Wall Street, más me convenzo de que Marx estaba en lo cierto”, declaró un rico banquero a la revista“.

LA ENCUESTA

Ahora bien, si he hecho esta breve visión retrospectiva que apunta a la vigencia de las ideas de Carlos Marx, lo hago en referencia a su concomitancia con una encuesta difundida por la agencia EFE y proveniente del mismísimo Londres. Al respecto el cable nos trajo la noticia siguiente:

“Ni Platón, ni Kant, ni tampoco Descartes, no; el viejo barbudo Carlos Marx (1818 1883) acaba de ser elegido como “el filósofo más importante de la historia” por los oyentes de la cadena Radio 4 de la emisora pública británica BBC. El autor de El Capital –sigue la noticia– puede haber perdido su predicamento en Europa del Este y su nombre puede haber desaparecido de plazas y calles, pero su prestigio parece haber sobrevivido a la caída del muro de Berlín, al menos en el Reino Unido”.

Apuntan los datos de la encuesta que Marx logró un 28 por ciento de los 30.000 votos emitidos por los radioyentes, muy por delante del segundo filósofo elegido, el escocés David Hume. Lo más curioso del caso es que en medio del período de proceso de las encuestas, en vano intentaron los autores del semanario ’The Economist’ animar a sus lectores a que votasen a este último, gran representante del empirismo y defensor de un escepticismo moderado, como única forma de frenar a Marx. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos corporativos de esa influyente revista, Hume, el pensador anti-dogmático que influyó en la filosofía moral y en los escritos económicos de su amigo Adam Smith, acaso el más grande de los economistas clásicos, sólo obtuvo un 12,7 por ciento de los votos, ni siquiera la mitad de las que obtuvo Marx.

Platón, a quien muchos consideran como el más grande pensador de todos los tiempos, sólo logró situarse en el quinto lugar con un 5,65 por ciento, inmediatamente detrás de Nietzsche (6,49 por ciento). Pero el autor de ’La República logró, con todo, adelantarse a Kant, que obtuvo un 5,61 por ciento y quedó sexto; a Santo Tomás de Aquino (4,82 por ciento), y a los griegos Sócrates (4,82 por ciento) y Aristóteles (4,52 por ciento). Karl Popper fue el menos votado de los diez filósofos (un 4,20 por ciento), muy por debajo de su compatriota y antiguo rival de Oxford, Wittgenstein.

fotoLa continuada popularidad y reconocimiento intelectual de Marx la explica el conocido historiador marxista Eric Hobsbawm (der.) por el hecho de que, con el fin del comunismo, el autor de El Manifiesto Comunista se haya visto por fin liberado de la deformación de su pensamiento en los antiguos países del llamado socialismo real. Marx supo predecir de modo certero, según Hobsbawm, el actual fenómeno de la globalización, coincidiendo en esto con el juicio anterior de Francis Wheen.

A manera de conclusión, quiero señalar que los resultados de esta encuesta no deberían asombrar a aquellos que han seguido con rigurosidad el itinerario intelectual exhibido por el pensamiento de Carlos Marx a través de la historia. En efecto, esta encuesta de la BBC, viene a confirmar, entre otros, juicios muy anteriores de lo cual, a manera de muestra, creo pertinente señalar el juicio que había hecho tempranamente de él Moses Hess, en nota escrita el 2 de Septiembre de 1841 al novelista Berthold Auerbach:

“Te gustará conocer aquí a un hombre que se cuenta hoy día entre nuestros amigos, si bien vive en Bonn, donde muy pronto será “dozent”. Es un fenómeno que me ha hecho una muy fuerte impresión. En una palabra, pronto conocerás al más grande, tal vez al único auténtico filósofo viviente. Cuando él se manifieste al público atraerá las miradas de toda Alemania. ¡Por sus miras y su cultura filosófica, va mucho más lejos que Strauss, más lejos incluso que Feuarbach, lo cual no es poco decir!

“Si yo estuviera en Bonn cuando él enseñe lógica, sería su oyente más asiduo. Sólo ahora sé hasta que punto no soy más que un galopín en materia de verdadera filosofía. Pero ¡paciencia!, ¡también yo aprenderé algo!. El doctor Marx –es el nombre de mi ídolo- es un hombre todavía muy joven (24 años como máximo), que dará el golpe de gracia a la religión y a la política medievales. En él se agrega a un máximo de profundidad filosófica el espíritu más mordaz. Imagínate a Rousseau, Voltaire, Holbach, Lessing, Heine y Hegel confundidos en una sola persona; y digo confundidos y no pegados entre sí y tendrás así al doctor Marx” .

Hago presente que este juicio Hess lo dejó escrito cuando Marx aún no había empezado a escribir nada sobre su obra. A ese año sólo había publicado los Cantos Generales, aparecidos tardíamente en el Athenaeum, y su tesis de doctorado, que tampoco había sido impresa. Es decir, un par de escritos reducidos al ámbito de la pura filosofía, cuando Marx ni siquiera había escrito una letra sobre su monumental obra científica.

Una reivindicación tardía que hacía falta y que tiene su mayor mérito por ser una encuesta que no ha sido hecha ni en Cuba, ni en Norcorea, ni en Vietnam, ni en China, ni tampoco en Venezuela. Al contrario, es una encuesta proveniente del país que representa el corazón mismo en donde tuvo su origen teórico el liberalismo (Bernardo de Mandeville, David Ricardo y Adam Smith).

UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN

Los resultados de esta encuesta vienen a ser un tapabocas para aquellos ex comunistas criollos que a primera de saltos, cuando los vientos no se empezaron a dar favorables para la causa del progresismo, no trepidaron en rápidamente involucionar esgrimiendo las razones más impúdicas y tirando toda clase de artillería en contra de las ideas de Marx: que sus ideas estaban muertas, que estaban obsoletas, que estaban equivocadas y otras tantas sandeces que adolecían de la mínima rigurosidad intelectual.

fotoEntre tantos nombres, que ya se me pierden, me acuerdo las de Luis Guastavino, Antonio Leal y Patricio Hales, hoy conspicuos hombres en sintonía con el poder, requisito sine qua non para gozar a sus anchas de los privilegios reservada a una reducida elite, de aquella que vaya a caballo con el actual “establishment” institucional y político. Parte de una institucionalidad –según el poeta y crítico Armando Uribe- , de corte clara y netamente “protofascista”.

Y, que duda cabe, de todos ellos, Luis Guastavino, en una degradación político intelectual sin parangón en Chile, pasó a ser el mentor, el engendro mayor, de toda aquella basura intelectual que, en su momento, se disparó en contra de las ideas de Carlos Marx.

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*Escritor-ensayista. (www.moirfranciscomosquera.org).

Artículo publicado en: http://colombia.indymedia.org. Distribuido por ALTERCOM.

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