Entró China en el juego. – EN ECUADOR TIENE CÓMPLICES

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En el amazonas ecuatoriano no creen en cuentos chinos y la población de Duyama, en la provincia de Orellana, se levantó para exigir el final del desastre que provoca en el ambiente –y sobre la salud de las gentes– Petroriental, filial de la estatal de la compañía petrolera china CNPC, que como las demás transnacionales que operan en el área contamina el agua, arroja sustancias tóxicas y se burla de la población.

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Los vecinos exigen de las petroleras el cumplimiento de sus justas demandas, las mismas que ante el volumen millonario de la riqueza y utilidad que les reporta el negocio petrolero, viene siendo una migaja. La población de Dayuma, conformada en su mayoría por campesinos agricultores, han soportado por lustros los derrames de crudo, la contaminación de las fuentes de agua de consumo humano, por la presencia invasiva de las tóxicas aguas de formación y, la quema irresponsable del gas que se escapa por los mecheros. Las secuelas en la salud de los habitantes de Dayuma, Taracoa y otras parroquias del sector, son irreparables, ante lo cual el gobierno de Rafael Correa ha preferido desconocer los impactos ocasionados, y más bien advierte, que esa cultura del paro no será tolerada.

Correa, que a lo largo de su campaña y una vez en la presidencia puso sobre el tapete la promesa de no utilizar la fuerza pública en contra de las comunidades que hoy reclaman por sus derechos, se parece cada día más todos los regimenes fascistoides que le antecedieron.

En el caso concreto de Petroriental, la comunidad exige garantizar puestos de trabajo a la población, la compra de los productos agrícolas de la zona y obras de servicios básicos en beneficio colectivo. Por ahora el abandono y la miseria campea a vista y paciencia de las autoridades, que parecen ignorar a los miles de colonos e indígenas de la Amazonia, que no tienen voz ni presencia nacional.

La empresa Petroriental mantiene un contrato con el Estado ecuatoriano mediante el cual explota el llamado Bloque 14 y los campos Kupi, Nantu, Sunka Wanke y Penke, los que guardan en el subsuelo 14 millones de barriles de reservas remanentes de crudo. A su vez, el Bloque 17 y el campo Hormiguero, cuenta con reservas que superan los 15 millones de barriles de petróleo. Si dividimos las reservas totales para la producción diaria actual, los campos serán agotados en 4 años, luego quedará como herencia contaminación, pobreza y muerte.

Resulta intolerable para quienes apoyan el movimiento que Petroriental, utilizando casi en su totalidad, mano de obra calificada ecuatoriana, usando una tecnología disponible en el mercado petrolero nacional, se beneficie del 86% de la producción diaria, mientras al país apenas le reporta solo l4% del petróleo extraído.

Estos porcentajes expresados en barriles significa que –en números redondos– de 17.000 barriles por día que se extraen de los Bloques 14 y 17, la empresa china se lleva 15.000 bls. (US$ 750.000 diarios) dejando al país apenas 2.000 bls.

Otra petrolera cuestionada es PETROSUD –ligada al grupo económico local Rivas– que también está usufructuando del crudo de la zona a través del Campo Pindo, otrora del Estado. A esta compañía la sola producción de este campo le reporta ingresos por US$ 68.000 diarios, los que se esfuman del Oriente, sumiendo paradójicamente a las comunidades en la pobreza más espantosa.

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Al respecto, el presidente Correa, por cadena radial ratificó –cayendo en una nueva contradicción a su oferta de campaña– que «En el Ecuador no hay que nacionalizar nada, que el petróleo es de los ecuatorianos» y «que no puede desconocer los contratos con las compañías, o caducar los mismos, por que nos veríamos expuestos a múltiples demandas internacionales».

Efectivamente, el regimen ya demostró debilidad al retractarse públicamente cuando decidió renovar el oprobioso Tratado de protección de las inversiones con EEUU, instrumento en base al cual las transnacionales sustentan las demandas en contra del país por más de diez mil millones de dólares. Es obvio pensar que el haber permitido que ese tratado entre a revisión no es más que una cortina de humo para extender su vigencia por diez años más.

Los medios de prensa alternativos declaran «no comulgan con ruedas de molino», que la demagogia ronda por Carondelet, que Ecuador agoniza ante la construcción de la nueva embajada norteamericana en Quito, conocida como el «búnker» imperialista, que lesiona gravemente la soberanía territorial del Ecuador. Paralelamente aumenta el escepticismo ante la próxima Asamblea Constituyente, que merced a juegos y malabares de procedimiento, dificulta o imposibilita a estudiantes, profesionales de capas medias, obreros y campesinos levar sus candidatos, facilitando en cambio la inscripción de aquellos de las clases superiores.

Ante el clamor de decenas de comunidades de Imbabura, Azuay, Cañar, Zamora y Morona, etc, que demandan la salida de las mineras del país, el presidente vuelve a decepcionar, con el argumento infantil de que mediante las acciones de hecho se está «haciendo el juego a los mismos de siempre». Las comunidades responden que luchan por la vida, por su pedacito de terreno donde el agua potable es una quimera y, donde un ojo de agua de vertiente natural resulta vital para su subsistencia.

Fuente

Prensa Alternativa, Ecuador.

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