FSM: desencantado adiós a Puerto Alegre

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Todo sumó, gota sobre gota. Una ­que parece insignificante­: el trayecto al Foro través de un corredor convertido en un infinito shópping center. Otra, crucial: la división temática que fragmentó los asuntos a discutir por los movimientos sociales, cuando la realidad, que es la misma para todos, los atraviesa y permea al mismo tiempo y en el mismo lugar.

Lo que rebalsó el vaso, sin embargo, fue la jugada política del presidente Lula: desafió a las organizaciones que representan el símbolo de la resistencia global proponiendo convertirse en la cumbre del capitalismo ­el Foro de Davos­ en un puente entre ambos sectores. La respuesta de los sectaros más radicalizados, con el Movimiento de los sin tierra a la cabeza, no se hizo esperar: que el Foro tenga lugar en aquellos países que no se doblegan ante el FMI.

Adiós Porto Alegre. Porque con Davos no hay puentes. Y tampoco con Lula, con el que ya no es posible una acción en común.

El FSM debajo de la plaza

Amnesty International (AI) pareció una agencia de publicidad global, y Greenpeace una «caja recaudadora on line». Las ONGs pequeñas se comportaron igual: burocratizadas, ni coraje y buscando mediar entre lo irreconciliable. La billetera mata la moral, aunque siguen emergiendo los espacios de resistencia y lucidez.

El sociólogo brasileño Emir Sader puntualizó: Este foro se concentra en temas secundarios y elude el debate sobre los grandes temas de la actualidad: la lucha contra la guerra y la hegemonía imperial en el mundo.

Naomi Klein había planteado en el encuentro de 2003 el secuestro del Foro. Este año supimos qué pasó con el rehén: más allá del síndrome de Estocolmo, parece en vías de convertirse en aspirante a la ciudadanía de la «globalización», complemento inescindible del mundo que oprime.

AI aclara y reitera que su tarea se concentra en «realizar campañas con un mismo eje en todo el mundo»: una Amnesty «globalizada» al servicio de las buenas conciencias que contratan sus servicios para que el mismo rasero mida todas las medidas. Greenpace no se queda atrás: enarbola el mapa de saqueos al ambiente natural con el correspondiente pedido del óbolo salvador. Todo sea por los delfines.

Nada nuevo bajo el sol

Los casos de Amnesty y Geenpeace no constituyen novedad, sólo impiden la continuación del engaño ­y el autoengaño de los mejores entre sus adherentes­. Las demás ONG ­desde la más grande a la más diminuta, desde la más combativa a la más tradicional­ reconocerán filas en el nuevo ordenamiento de la disidencia.

¿Por qué? Cosa de platas. El programa de la segunda presidencia del señor Bush prevé investigar a las fundaciones y corporaciones que sostienen al 99 por ciento de las ONG. Un grupo ­especial y de su confianza­ se dedicará a hurgar los destinos de la «solidaridad» de los generosos, calificará a quienes éstos apoyan o patrocinan para decidir si tal ayuda es congruente con los «sagrados valores» del american way of life tal como se define desde la Casa Blanca y otros centros del poder conservador.

Todo esto pone en juego la enorme cantidad de millones que dichas fundaciones y corporaciones desuentan de sus impuestos según las cantidades que destinen a patrocinios en el orden cultural, social, lucha por el ambiente, contribuciones a la democracia, la educación, la salud, etc… Tareas que, como todo el mundo sabe, dan vida a una multitud de ONG ­más allá del pintoresquismo «forista».

Si los patrocinadores quedan en la eventual lista negra ­porque las ONG que apoyan son mal calificadas­ ¡adiós ahorro de impuestos!. Como consecuencia de ello lo más probable es que se produzca la censantía de centenares de ejecutivos y dirigentes de las organizaciones no gubernamentales y otras instituciones privadas que operan en el mundo-Sur.

¿Resultado?: todos han comenzado a cuidarse. Los que dan para ahorrar y los que reciben para hacer. Una mano lava a la otra y las dos lavan la cara. ¿Y los pobres? Los pobres son otra cosa. Tienen los foros, aunque éstos cambiarán si sobreviven.

En medio de todo la jugada del ex dirigente sindical y político. La campaña contra el hambre de Lula es una bandera legítima y conmovedora, aunque no da indicios de hacer otra cosa más que flamear con la brisa de los aparatos de aire acondicionado funcionando a pleno allí donde se producen reuniones para tratar el asunto ­pero eso, claro, no es responsabilidad del presidente de Brasil­.

Dijo Lula en Porto Alegre: «Si nos quedamos charlando entre nosotros del hambre y no conversamos con aquellos que son los responsables de ella, va a ser mucho más difícil encontrar una respuesta a esta cuestión. En algún momento, tendrá que haber un encuentro entre Davos y el Foro Social para discutir formas concretas de distribución de la renta». Démosle al gato el cuidado del trozo de carne.

Lula puente, Lula escuadra, Lula pontífice, Lula ciego.

Dormir con el enemigo

Digamos que al fin y al cabo las ambiciones de estadista de Lula son comprensibles; los porotos negros con arroz y plátano frito quedaron atrás. Pasó el tiempo de la cerveza y el aguardiente de caña de azúcar; de los jeans gastados y los viajes en autobús. Brasil al fin y al cabo «es» entre los grandes de la economía mundial y su gobierno ha optado por buscar una silla en el palco de los poderosos.

En Porto Alegre el presidente Luis Inazio Da Silva terminó de enterrar la ilusión. La utopía es una isla, inexistente como los países que visitó Gulliver.

Si en el FSM se habló de la conducta de las corporaciones multinacionales como agentes o adelantados del poder impeial; si se discutió la patética sumisión de los gobiernos nacionales ante la ultra petita de aquellas ­que van por el paquete completo de los recursos que aun no están en sus manos­; si se habló de patentes, derechos de propiedad intelectual, concesión de inmunidad al personal armado ­y espías­ de potencias extra regionales; si se planteó adónde llevan las reformas educativas en marcha en el Tercer Mundo; si se osó señalar el derrumbe de los sistemas privados de seguridad social, etc… es necesario desensillar hasta que oscurezca más.

Cambiar la pelota y la cancha. Las grandes preocupaciones del futuro serán las que expone el «stablishment» a diario: la delincuencia y la inseguridad en las calles, la formalización de las relaciones de las parejas del mismo sexo, el terrorismo, los beneficios de la democracia ­y de la fe en un dios austero que habla sólo a unos pocos­, la inmigración hacia o la emigración desde (¡ése aprovechamiento de las condiciones de vida en el Primer Mundo por parte de los pobres de ojos oscuros!), las drogas, la maternidad adolescente, los beneficios de la internet, la clonación…

Todas ellas ­y muchas más­ consideradas como «eventos» particulares, sin relación con la sociedad, con la historia, con la economía y ­mucho menos­ con la política. Los pueblos votan, si pueden, y luego callan.

Como dijo una mujer con panza de últimos días al paso de la marcha inaugural ­cuya hija o hijo ya debe haber nacido­: «Aquí estamos el tercio que sobramos en el mundo». ¿Qué pensará ella ahora?

Nada debe sorprender. Los seres humanos, en cuanto individuos, nos hemos amado y asesinado hasta la locura a través de las generaciones; la mundialización y la crisis del sistema representativo hace de ambas cosas un asunto imperial. Y los imperios ­si es lícito parafrasear a Borges­ no se unen por el amor, sino por el espanto. El espanto es uno de los rostros de la muerte.

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Informe: Magalí Sylveira.

Fuente: lavaca. org

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