Gas: El tablero energético mundial ya no será el mismo

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Se trata de "la más grande innovación en energía, en lo que va de siglo, en términos de impacto y escala", según el analista estadounidense Daniel Yergin, autor del voluminoso clásico "Historia del Petróleo", al destacar que ya un tercio de todo el gas que se produce en su país proviene de yacimientos de lutitas.

La búsqueda de gas no convencional debe ir acompañada de tecnologías que reduzcan el gasto de recursos –la explotación de una plataforma con seis pozos puede consumir 170.000 metros cúbicos de agua– y los efectos dañinos como influir en movimientos sísmicos, contaminar aguas subterráneas y superficiales, y afectar el paisaje.

Terrero recordó, como ejemplo, que la explotación del crudo extrapesado de la Faja del Orinoco y los yacimientos bajo el Mar del Norte se consideraban tecnológicamente inviables hace décadas y hoy día son áreas en plena producción. Las perforaciones en el Ártico abundarán a partir de 2012.

Además, los altos precios del petróleo, con crudos de referencia a más de 100 dólares el barril de 159 litros, animan a las operadoras a buscar, producir y comercializar, junto con el shale, el llamado "tight gas", propio de arenas más finas, y los petróleos también guardados en esquistos o arenas, conocidos como "shale oil" y "tight oil".

"Vamos hacia una mayor disponibilidad de combustibles fósiles. Petróleo, gas y carbón representan 80 por ciento de la matriz energética global y seguirán enseñoreados de ella durante décadas", observó a IPS el catedrático de geopolítica y energía en la Universidad Central de Venezuela, Kenneth Ramírez.

En 2010, el mundo consumió 12.000 millones de toneladas de petróleo equivalente, de las que 4.028 millones fueron petróleo (3.571 en 2000), 3.556 millones de carbón (2.400), 2.858 millones de gas (2.170), 776 millones de hidroelectricidad (600), 626 millones de energía nuclear (584) y solo 159 millones de energías renovables (51 en 2000), según BP.

Para Ramírez, "la presencia abundante y la nueva distribución de yacimientos de shale gas y otros hidrocarburos no convencionales afectarán los pronósticos sobre la relación entre energía y economía, y tiene efectos geopolíticos importantes".

"Un primer efecto es que los mayores y mejores hallazgos se producen fuera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo" (OPEP), que así ve disminuir su influencia sobre el mercado mundial de energía a largo plazo, según el experto.

En paralelo, destacó Ramírez, Rusia debe emprender una carrera para afianzarse como gran actor global con base en sus recursos energéticos; un país como Canadá emerge como potencia; y Estados Unidos, con abastecimiento seguro, podrá sentirse menos atado a los vaivenes de Medio Oriente.

Otro tanto puede decirse de las naciones emergentes del Sur, como China, India, Sudáfrica y Brasil, que dispondrían de abundante gas no convencional.

En América Latina, la producción de Bolivia o Trinidad y Tobago, o los proyectos costa afuera de Venezuela ya no lucen tan imprescindibles a largo plazo, en tanto México en su norteño estado de Coahuila y Argentina en la sureña provincia de Neuquén perforan para sus primeras producciones de gas y petróleo de esquistos.

La gran limitación del shale gas, pese a las expectativas de la industria en el desarrollo de tecnologías menos dañinas para el ambiente, es el impacto sobre el entorno tanto de su producción como de su manejo.

Para extraerlo de las lutitas se apela a un método bautizado "fracking" (fractura hidráulica), con la inyección de grandes cantidades de agua más arenas y aditivos químicos. La huella de carbono (la proporción de dióxido de carbono que libera a la atmósfera) es mucho mayor que la generada con la producción de gas convencional.

Como se trata de bombardear capas de la corteza terrestre con agua y otras sustancias, se incrementa el riesgo de dañar subsuelo, suelos, napas hídricas subterráneas y superficiales, el paisaje y las vías de comunicación si las instalaciones para extraer y transportar la nueva riqueza presentan defectos o errores de manejo.

La liberación de más metano influye también sobre el calentamiento del planeta. Pero, hasta ahora, las advertencias ambientales no parecen detener la sed global por recursos energéticos como los que contienen las diminutas lutitas.
 

*Periodita de IPS

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