Gisela Ortega / El carisma

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Hay personas que con solo entrar en una habitación se convierten en el centro de atención. Estos seres poseen una gran fuerza de irradiación. ¿Qué es lo que produce este esplendor, que los hace ser tan atrayentes y tener tanto éxito? Se trata de algo natural, que se manifiesta de muchas maneras en la actitud, en toda la personalidad, tanto en lo externo como en lo psíquico. En síntesis, es la seguridad y confianza exterior que emanan de su persona.

¿Qué es lo que diferencia a estos personajes de los demás? Su encanto, su belleza, su amabilidad y su bondad. Es el conjunto de todas estas cualidades, y muchas veces se señala que tienen “ángel”, “carisma”; esta ultima palabra procede del griego y significa “regalo de gracia”, es utilizada usualmente para describir una habilidad que motiva con facilidad la atención y admiración, de otras personas casi de manera mágica.

El estudio y desarrollo del carisma, es de sumo interés para sociólogos, psicólogos, políticos, gente del espectáculo y empresarios.

En algunos casos líderes carismáticos altamente extrovertidos y brutalmente controladores han usado su carisma personal en formas extremadamente destructivas y malignas a lo largo de la Historia, por ejemplo, Adolfo Hitler y José Stalin.

El diccionario de la Real Academia Española, define esta palabra: “como especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar”….y agrega…”Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad”. En épocas pretéritas se decía “esa persona tiene magnetismo personal”, calificando asimismo su poder de atracción.

El sociólogo alemán Max Weber, al referirse al carisma, dice: “Es una cierta cualidad de una personalidad individual, por esa virtud  ‘es considerada aparte’ de personas ordinarias y tratada como dotada de poderes o cualidades sobrenaturales, supra humanas o al menos específicamente excepcionales. Estas como otras no son accesibles a los seres comunes, pero son vistas como divinas en origen o como ejemplares y sobre la base de ellas el individuo en cuestión es tratado como líder”.

Resulta difícil definir exactamente su origen. Sin duda, son los distintos atributos que determinan el encanto que hace a la persona fascinante. Lo que nosotros llamamos luz constituye una actitud clara, afirmativa, basada en un brillo personal. Estos individuos transmiten lo mejor de sí, dan ejemplo de decisión ante la vida, difundiendo esperanza y seguridad. El distintivo, la esencia autentica, invariable de estos individuos, responde siempre, en suma, a la consonancia en el sentir, pensar, en el dominio, y a la confianza en la vida.

Por lo tanto, el camino justo será hacia la armonía. Quien quiera emprenderlo deberá movilizar lo mejor de sí. Su fuerza, su eficacia y sobre todo, su predisposición a exigirse, a atreverse más que otros. También tiene que tener la virtud de sacrificarse, pues la renuncia fortalece, solo el que ha aprendido a abdicar puede alcanzar sus metas.

Por ultimo las personas con carisma, tienen una cualidad elemental, que seguramente constituye la condición decisiva para su brillo individual, están seguras de sí, aman a los seres humanos, los aceptan tal cual y como son. Ese amor significa también decir no en el momento preciso, pensar y querer bien, y no solo a sus semejantes sino a sí mismo.

No esta sin embargo, demás advertir, que ese don como muchos otros "sufre un desgaste" inevitable y puede ser utilizado con propósitos egoístas.

Gisela Ortega es periodista.

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