Italia: Bolívar regresa al Monte Sacro

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Era apenas un joven de veintitrés años Simón Bolívar cuando, el 15 de agosto de 1805, en el Monte Sacro de Roma, acompañado de su maestro Simón Rodríguez, realizó el denominado “Juramento de Roma”: “Juro delante de usted –fueron sus palabras dirigidas al maestro–, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos; juro por mi honor y juro por la Patria que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.

El lugar del Juramento tiene una connotación especial, ya que Bolívar escogió el mismo terreno donde el año 494 a.C., es decir hace más de dos mil quinientos años, la plebe romana, hizo el “juramento profético” mediante el cual los sectores productivos de Roma, es decir los pequeños agricultores, los artesanos, los comerciantes etc. que eran reclutados a la fuerza para luchar en las numerosas guerras de la época prometieron luchar contra el Senado y los patricios en pro de sus derechos civiles.

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En la ceremonia, presidida por el embajador de Venezuela en Italia, Rodrigo Chaves participaron en representación del gobierno italiano, el subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina, Gianpaolo Bettama; el responsable de Cultura de la Alcaldía de Roma, Gianni Borgna – en representación del Alcalde, Walter Veltroni – y el Presidente de la IV Circunscripción – donde se encuentra el Monte Sacro –, Benvenuto Salducco.

Por parte venezolana, viajó especialmente a Roma el vice ministro Reynaldo Bolívar y los embajadores venezolanos acreditados en los países europeos.

También estuvo presente el arquitecto que realizó el monumento, Jorge Castillo que escogió personalmente en las canteras de Carrara “un material cálido, un travertino cálido que empieza abajo en cuadrado y termina arriba en círculo, toda esa forma que se hace de cuadrado a círculo es universal: son dos contrastes, opuestos: femenino/masculino, cielo/tierra, intuición/razón…todo lo que se forma en el recorrido no es ni cuadrado, ni circular, que es un poco lo que está pasando en nuestra sociedad actual, en total evolución”, según explicó a Piel de Leopardo.

“El monumento consta de ocho partes, de un metro cada una, se ve muy liviano y pesa 25 toneladas”, agregó. “Había una premisa importante y básica: Tenía que ser un monumento universal, romano, y también representación del sentimiento de los países liberados por nuestro libertador Simón Bolívar”.

Por su parte, el embajador Rodrigo Chávez, en su intervención enfatizó la necesidad de “consolidar la independencia, que no es lo mismo que la libertad”, recordando que “cuando Simón Bolívar llama el Congreso de Panamá en 1824, indudablemente, ya venía generando mucho malestar en los países que estaban cambiando sus relaciones con el mundo: los países nuestros, que dependíamos del imperialismo español en aquel momento, y se hace ese proceso de independencia que culmina con la libertad, con la independencia de nuestros países”.

“Indudablemente, había generado un malestar muy grande, porque hasta ese momento se consideraba que la relación continental necesariamente tenía que ser dependiente de los más poderosos”, señaló a este medio el embajador. “De ahí aparece en el discurso de un presidente, el quinto presidente de los Estados Unidos, James Monroe la “Doctrina Monroe”, que creo marcó la línea en aquel momento, y sigue siendo la regla, a pesar de que nunca se convirtió en una ley ni fue aprobado por ningún congreso”.

“Bolívar, en muchos de sus discursos, dijo que había que diferenciar la independencia de la libertad. Y la libertad, tal vez, y la independencia para algunos, son lo mismo pero definitivamente no lo son”, explicó el diplomático. “Nosotros consolidamos y Bolívar lo dijo muy claro: ‘nosotros en aquel momento consolidamos y creamos nuestra independencia, pero no tuvimos la capacidad de creer en la libertad, preferimos buscar en aquel momento la vía más fácil’, y por eso ese pensamiento de unidad sudamericana, ese pensamiento de integración, ese pensamiento de desarrollo de nuestras capacidades en aquel momento quedó en deuda”.

El representante venezolano recuerda la frase del maestro de Bolívar, Simón Rodríguez: “Bueno, el muchacho cumplió. Ahora queda otra generación”. “Precisamente es eso”, agrega: “Es decir que esa libertad debe ser construida…pero esa libertad tiene que ser construida bajo otros términos: hoy día tiene que hablarse de justicia social, protección del medio ambiente, integración. Creo que esa es la lucha a la que Venezuela, está dando un pequeño aporte, porque somos un país pequeño, pero es un aporte que estamos dando para nosotros y para el mundo”.

“Hay que construir un mecanismo distinto de hacer las cosas, un mecanismo distinto de hacer las políticas. No se puede seguir haciendo la política de manera deshonesta, con cartas debajo de las mangas, con segundas intenciones. Yo creo que el mundo ya no da más, el mundo requiere la honestidad de la gente, requiere que los hombres que hagan política en el mundo, la hagan con valores y principios por delante y yo creo que ese es el proceso que estamos viviendo”, concluyó el embajador.

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* Periodista, reside en Italia.

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