Kintto Lucas: Puerta B

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La felicidad y la tristeza son como las lágrimas, aunque intentemos esconderlas aparecen y no se pueden ocultar. Él decía que yo era una especie de Scheherazade con capacidades de bruja, que podía realizar embrujos cuando contaba o escribía historias, pero yo no tenía esos poderes que él imaginaba, yo no tenía nada que ver con los hechizos de la gente en el Pelourinho. Tampoco tenía que ver con Yemanja o la Pomba Gira, como dice mi madre.

Yo respeto todas las diosas y dioses, pero no tengo vínculo con ellas o con ellos. Creo que me ayudan siempre por el respeto, porque sé lo poderosas y poderosos que son, pero yo no tengo vínculo con ellas ni con ellos. Tampoco las invoco, apenas voy cada 2 de febrero a la playa para ver a Yemanjá. Bueno, es verdad que alguna vez pedí a Pomba Gira que él se quede conmigo, que nos amemos hasta la muerte. Amar hasta morir porque eso es la vida. Pero no fui consecuente en mi pedido. No supe mantener la constancia necesaria para que ella me ayudara en ese pedido vital. Según mi madre, Pomba Gira te ayuda a mantener o recuperar cualquier amor, solo debes demostrar que lo deseas de verdad para ayudarte, sino lo haces así no te hace caso. Archivo:Iemanjá yemanjá rainha do mar.JPG

Entonces, al hacer el pedido debes demostrar que en cada palabra llevas el deseo de mantener o recuperar a ese amor. Además, debes hacer el pedido de forma suave como zuzurrando a su oído, durante siete días. Según mi madre no falla, a nadie en el Pelourinho le ha fallado. Si a mí me falló es porque no puse todo el corazón en el pedido, porque estaba contagiada de su incredulidad. Él es totalmente incrédulo de todo. Siente respeto por nuestras diosas y dioses pero es incrédulo. Peor es con la Iglesia Católica, ahí él siente un rechazo profundo por todo lo que es esa religión. Pero él volaba con la imaginación como nadie: unía las historias de Las mil y una noches con las historias del pueblo africano y de nuestras diosas y dioses.

Incluso, creo que la imaginación a veces nos llevaba a la locura, y la locura a la felicidad, y la felicidad a la tristeza, y la tristeza nuevamente a la locura. Nuestra mayor brujería era hacer el amor de todas las formas, con todos los sentidos. Esa era también nuestra mayor felicidad, nuestra locura vital. Pero nuestra mayor locura la vivíamos en Tierra Negra. ¡Qué manera de volar! Cuántas brujas bajo la luna haciendo el amor de todas las formas. Qué locura, imaginábamos todo y, al final, tal vez creíamos en todo. Imaginamos Tierra Negra entre los dos y yo inventaba una historia cada noche. Cada noche una historia, como Scheherazade, entre la tristeza y la felicidad. Así caminamos construyendo nuestra vida en estos rincones de Bahía. La felicidad y la tristeza eran parte de nuestra vida, pero sabíamos construir cada día nuestra felicidad vital. ¿Cómo descifrar los sentidos de la felicidad y la tristeza?

Hay un poeta grande llamado Vinicius. Él dice que la tristeza no tiene fin, la felicidad, en cambio, si. Dice que La felicidad es como una pluma, que el viento va llevando por el aire. Vuela tan leve, pero tiene vida breve, precisa que haya viento sin parar. La felicidad del pobre parece la gran ilusión del carnaval, la gente trabaja el año entero, por un momento de sueño, para hacer su fantasía, para hacer de rey, de pirata, de jardinera, para que todo finalmente termine el miércoles de cenizas…

Resultado de imagen para carnaval de rioLos símbolos de la tristeza y la felicidad son como mensaje a descifrar, a comprender, en los caminos de dos almas que van juntas en este inmenso país, en este Brasil, siempre feliz siempre triste. Ayer y hoy, más allá del fútbol y del carnaval, más allá de la telenovela y los golpistas. Ayer y hoy, mañana o después, vale la pena escuchar esa voz tan linda de Gal Costa acariciando con A Felicidade, aunque la tristeza no tenga fin…

En Río, por ejemplo, durante el carnaval, la felicidad sale a desfilar por la avenida, a pasearse en el paso de las portabandeiras, en la interpretación de un samba enredo, en la evolución de miles en un asfalto impregnado de magia, en el colorido y la creatividad de la fantasías, en el sonido de las baterías, en la belleza y la sensualidad de la mulatas llevando en el cuerpo el esplendor del samba.

La vida del Brasil se transforma durante cuatro días. El favelado, que pasó un año preparándose para febrero, porque durante cuatro días deja de ser visto como un posible ladrón e invade las calles de la ciudad maravillosa para ser admirado; el rico porque se ve desplazado del centro de la atención por los «neguinhos do morro», a no ser que se sume a las escolas, claro. Y los cuerpos arden, se queman al ritmo del samba, para interpretar el mestizaje cultural y las distintas realidades del Brasil. Los muchos brasiles como decía alguna vez Gil. En todo caso, para nosotros, la felicidad es un instante que, como dijo Vinicius en otro poema, definiendo al amor, es infinita mientras dura… Aunque la tristeza no tenga fin y dure para siempre…

Podemos seguir cientos de caminos intentando descifrar por qué la felicidad y la tristeza van tan juntas en el Brasil. Muchos se preguntan cómo hace el pueblo del Brasil para crear esa fiesta maravillosa. Cómo con tanta pobreza, baila en las calles y hace el carnaval, no solo en Río. El sambódromo tal vez sea el peor ejemplo de comercialización del carnaval. ¿Cómo es posible que las ganas de vivir, el arte y la alegría se desparramen por toda la geografía del país?

Un día Jorge, el escritor de Salvador de Bahía, dijo: no hay que confundir. El hecho de que el brasileño tenga su arte de vivir no quiere decir que sea un pueblo que no lucha contra las situaciones adversas. Doy gracias que este pueblo mestizo sea tan fuerte, tan Resultado de imagen para jorge amadoresistente. Que esté vivo, lo que ya es un milagro, y que tenga la capacidad de hacer la fiesta, y no dejarse matar y enterrar.

Jorge narraba las realidades del Brasil, ese mundo en el que la vida y la muerte son una misma alma. La vida y la muerte son, al final de cuentas, dos imágenes vitales del Brasil que van prendidas a cada historia, a cada memoria. Por ejemplo, en Doña Flor y sus dos maridos y en Quincas Berro de Agua, para recordar dos novelas de Jorge, la vida y la muerte son la misma. Dos caras de la misma moneda. Acá todos somos alegres y tristes, porque eso es la locura. Estar alegres y tristes al mismo tiempo, dormidos y despiertos. Pero la vida y la muerte no son la felicidad y la tristeza. Puede pasar que la felicidad esté en la muerte y la tristeza en la vida. Todo puede ser, aquí y en cualquier lugar.

Yo creo que el negro, que llegó a Brasil como esclavo, o sea en la más desgraciada de las condiciones humanas, nos salvó de la melancolía portuguesa, decía Jorge. El portugués es un pueblo admirable, de una ternura, de una gracia, de una inteligencia enorme, pero muy melancólico, muy volcado para la muerte, más que para la vida. Y el negro que llegaba de Africa y tenía una sed de vivir, un amor a la vida tan grande, nos salvó de esta melancolía. La mezcla que se ha dado de la sangre negra, latina, ibérica, portuguesa e indígena, pues ha hecho un pueblo alegre. Muchas veces los críticos más radicales, me acusan de que yo presento un pueblo que vive en la miseria, pero que hace la fiesta. Pero es así Brasil, esa es la realidad.

En las décadas primeras del siglo, dicen que la lucha del coronel Prestes fue una ráfaga de esperanza. Pero las cárceles del régimen de Getulio se fueron llenando de presos políticos. Alguien dijo por ahí, que Prestes fue el Caballero de la Esperanza, cuando Brasil tenía esperanza. La esperanza está en la felicidad y en la tristeza. En una y otra puede haber esperanza, que nunca muere, pero a veces tampoco vive. La tristeza y la felicidad también se esconden en la esperanza.

Prestes fue marcado por la lucha de Olga: una mujer que traspasó los tiempos… Olga va y regresa en el tiempo: Río de Janeiro, 1936. Los soldados de don Getulio llegan a la cárcel donde está detenida para llevarla. Los hombres de la Gestapo esperan en el puerto. Los presos se amotinan. Entre ellos, un escritor de rostro serio y mirada triste llamado Graciliano, escribe sus memorias de la cárcel. Ella, con su panza grande como un mundo, no permite una masacre y se entrega sabiendo lo que le espera… Pero a pesar del océano que la lleva a la cámara de gas, ella se niega a dejar de soñar. Y se convence que siempre existirán pequeños rincones donde cobijar los sueños. Gracias al mar, y a pesar de él, los ojos de Olga van hacia el futuro.

Las botas militares todavía retumban sobre el pavimento. La vida de Olga sigue siendo un golpe a la conciencia del Brasil. Su felicidad vital era hacer revolución. Muchos años después de Olga, otra mujer, ¿la mayor cantante de la historia del Brasil?, supo interpretar canciones que fueron y siguen y siendo golpes a la conciencia. En el año 1979, O Bébado y a equilibrista o El borracho y la equilibrista, cantada por Elis Regina fue himno por la Amnistía General. Canción que fue y es una metáfora del Brasil. La felicidad vital de Elis, era entregar el corazón en cada canción.

Nuestra felicImagen relacionadaidad vital es sobrevivir a la locura, pero sobre todo a la cordura. Un día me preguntaron si estaba enamorada porque repetía y repetía la misma canción. Entonces les cambié de canción, pero seguí enamorada, aunque no quería demostrarlo. Me identifico con Elis, pero un poco más con Clarice, quien caminó mundos interiores en busca de los hilos que unen felicidad y tristeza. Caminó por una y por otra. Recorrió historias en busca de respuestas. Finalmente no sé si encontró respuestas o más interrogantes. También le dijeron que estaba loca.

Cuando niña, su felicidad era leer un libro, aunque fuera una felicidad clandestina: …tu te quedas con el libro todo el tiempo que quieras. ¿Entendido?. Eso era más valioso que si me hubiesen regalado el libro. El tiempo que quieras es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer. Pero ella simulaba no tener el libro únicamente para luego sentir el sobresalto de tenerlo. Creaba los obstáculos mas falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mi la felicidad siempre habría de ser clandestina. Cuando adulta, su felicidad vital era el amor, la locura del amor clandestino.

Toda felicidad es clandestina, por eso nunca ha de ser total. Para mi ahora, la única felicidad vive en la clandestinidad. Pero hay quienes creen que hay un Dios que da y quita las felicidad. Alguien en Brasil dijo alguna vez que Dios es brasileño. Y alguien le respondió que tal vez por eso el pueblo del Brasil es un pueblo feliz, aunque la tristeza no tenga fin. ¿Canto de todos?

Gil hizo una canción en la que menciona las absurdas acciones de cordura del ser humano para poder hablar con Dios. Se eu quizer falar com Deus se titula la canción, Si yo quisiera hablar con Dios. Escuchar a Elis, cantar a capela esa canción es como un regalo, tal vez no de los dioses, pero un regalo al fin. Si yo quisiera hablar con Dios / Tengo que aceptar el dolor / Tengo que comer el pan / Que el diablo amasó / Tengo que volverme un can / Tengo que lamer el piso / De los palacios, de los castillos / Suntuosos de mi sueño / Tengo que verme tristoño… / Si yo quisiera hablar con Dios/ Tengo que aventurarme / Tengo que subir a los cielos / Sin cuerdas que me aseguren / Tengo que decir adiós / Dar la espalda, caminar / Decidido, por la ruta / Que al final va a dar en nada / Nada, nada, nada, nada / De lo que yo pensaba encontrar. Pero, ¿cuál será finalmente, la felicidad de Dios? Y la tristeza, ¿por qué no tiene fin?

A veces paso horas yendo y viniendo de la felicidad, de la tristeza, de la literatura, del cine, de la música, de la historia. Voy y vengo de la tristeza y de la felicidad, o sea de la vida. Escuchar a Gonzaguinha es también caminar por la tristeza y la felicidad de Brasil. Mañana o después, recuerda hombres y mujeres que se entregaron por un nuevo día luchando contra la dictadura. A pesar del dolor es una canción llena de vida.

Imagen relacionadaMi hermano mañana o después / La gente retorna al viejo lugar / Se abraza y habla de la vida que se fue por ahí / Y cuenta los amigos en la punta de los dedos / Para ver cuántos viven y quién ya murió / Mañana o después.

O tal vez: Quién me dirá dónde está / Aquel muchacho fulano de tal / Hijo, marido, hermano, enamorado que no volvió más / Insisten los anuncios en las hojas de nuestros periódicos / Hallados, perdidos y muertos/ Saudades demás / Mas yo pregunto y la respuesta / Es que nadie sabe / Nadie nunca vio / Solo sé que no sé / Cómo desapareció / Si es que desapareció / Y si se sabe algo / Acerca de su paradero / Callejón de las libertades / Estrecho y olvidado / Una pequeña marginal / De esta inmensa Avenida Brasil.

Ayer, mañana o después, la felicidad y la tristeza, pueden, también, estar juntas en ese beco o callejón de las libertades, o tal vez en alguna esquina de la derrota, en un manicomio, en tantos pensamientos caminamundos… Caminamundos, esa es una palabra inventada por él para definir a los sin tierra, con quienes estuvimos comprometidos en el sur y en Bahía, en su felicidad y en su tristeza.

Más allá de la felicidad y de a tristeza que nao tem fin, Brasil es un país de luchas varias a los largo de su historia. Las luchas de los esclavos liderados por Zumbí y la creación comunitaria del Quilombo dos Palmares, la lucha de Tiradentes, la lucha guerrillera, la lucha por la tierra, la lucha en las ciudades, la lucha intelectual, la lucha sindical, la lucha… La felicidad y la tristeza también van juntas en esas luchas tantas. Al igual que las luchas, la música de Chico traspasa los momentos históricos. Escuchar su música, es como irse a volver de una Construçao permanente. Su música y sus letras, tal vez, sean una forma de decir que la felicidad y la tristeza están en permanente construcción.

Resultado de imagen para chico buarqueBrasil es un país con ricos que, desde su independencia, solo han defendido sus bolsillos. Cada cierto tiempo Brasil muestra su peor cara. Esa cara peor del Brasil, no es la cara de las favelas, ni la de los pobres del nordeste, ni siquiera de la violencia, ni la de las cárceles, ni la de los manicomios, su peor cara es la de las elites políticas y económicas. En todo caso, a pesar de ellas, y de los que se someten a ellas, y a pesar de la tristeza que no tiene fin, seguramente mañana, como dice Chico, seguramente será otro día.

Pero me quedé pensando en la Pomba Gira que, en realidad, no es una, es muchas. Si bien mi madre habla de María Padilha y otras hablan de María Quitería, ella es la Reina de la Siete Encrucijadas y es, puede ser, tantas mujeres, adelantadas a su tiempo, luchadoras, profundamente bellas, profundamente vitales en su sexualidad y en el placer, muchas veces perseguidas, a veces sin una muerte tranquila por lo que se siguen reencarnando tratando de liberar su alma. Muchas de las brujas de los aquelarres, muertas en las hogueras bárbaras de la Iglesia Católica llevaban una Pomba Gira dentro. Rojas, revolucionarias como Olga Beneraio o Rosa Luxemburgo llevan a Pomba Gira en su cuerpo. Eran, son, la pasión vital…

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