La desamparada infancia: supervivencia infantil en África (II)

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Gisela Ortega*

África central es, de las cuatro subregiones, la que más tristes resultados ha obtenido en lo que respecta a reducir el número de muertes de menores de cinco años desde 1990. En efecto, el total subregional no ha superado, en general, la tasa de 187 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos vivos en 2006.

 

África occidental que partía de un número de defunciones mayor –215 por cada 1.000 nacimientos vivos– consiguió llegar a 183 por cada 1.000, lo que supone un descenso de la mortalidad en menores de cinco años de un 15%. Y en varios países de África meridional –Botswana, Lesotho, Sudáfrica, Swazilandia y Zimbabwe– el impacto desvatador del sida ha disparado la mortalidad entre los niños de cinco años por encima de la tasa de 1990, inflando así la media subregional.

Sólo África oriental ha experimentado un progreso constante, con una reducción del 28% entre 1990 y 2006. En África meridional se ha registrado un aumento del 17% para el mismo periodo, aunque en términos absolutos las expiraciones de niños y niñas aún están muy por debajo de otras regiones.

Los países del Cuerno de África han hecho un buen progreso y han conseguido reducir su número de bajas de sus pequeños de cinco años en un 39% desde 1990. Es posible avanzar más rápido si se abordan los problemas clave, en particular, el precario estado nutricional de los niños y niñas, de los cuales aproximadamente la mitad padece un retraso moderado o grave en el crecimiento. El avance también dependerá del fin del conflicto en Somalia, donde mujeres, niños y niñas han sido víctimas de la creciente crisis humanitaria.

El progreso ha sido menor en los países del Sahel, donde la tasa de mortalidad se ha reducido solo en un 11% desde 1990. El aumento de la lactancia materna exclusiva –solo uno de cada seis niños o niñas recibe lactancia materna especial durante los primeros meses de vida– contribuiría a mejorar su estado nutricional.

La mayor parte de las muertes de los pequeños tiene lugar en África occidental (42%), seguida de África oriental (30%). África central registra casi un 20% de los fallecimientos de niños y niñas del África subsahariana. Los países del Sahel y del Cuerno de África representan el 12% y 10% respectivamente de todas las defunciones de menores de cinco años del continente. Por otro lado, solo tres países: República Democrática del Congo, Etiopia y Nigeria, representan más del 43% del número total de decsos de los párvulos de toda África.

De los 46 países del África subsahariana, solo Cabo Verde, Eritrea, Mauricio y Seychelles, caminan paso seguro hacia los Objetivos del Milenio. Preocupante resulta la ausencia de progreso en 24 países de la región, que registran las mismas tasas de mortalidad de infantes de cinco años desde 1990. Ni Djibouti, ni Sudán, están avanzando lo suficiente hacia el Objetivo del Milenio de las Naciones Unidas, y no alcanzarán este objetivo; la cifra anual de reducción de mortalidad de menores no aumenta del 1.9% en 1990–2006 a un 8.9% en 2007–2015.

El África subsahariana se enfrenta un desafío inmenso y sin precedentes para alcanzar el Objetivo del Milenio. Para ello, será necesario reducir el número de muertes de los niños entre 2007 y 2015 a un ritmo diez veces superior al registrado entre 1990 y 2006. Si la tendencia actual se mantiene, en 2015 fallecerán 2.8 millones de menores de cinco años en la región, niños cuyas vidas se habrían podido salvar si para ese año se hubiesen alcanzado los señalados objetivos.

Las principales causas de muerte de los niños y niñas menores de cinco años en el África subsahariana, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, son las enfermedades neonatales que representan más de la cuarta parte de las defunciones en el área. La siguiente es la neumonía.

El paludismo, y las enfermedades diarreicas representan el 18% y el 17% respectivamente de los fallecimientos de menores. Otras causas importantes son el SIDA, en particular en los países de África meridional, y por último el sarampión.

Son bien conocidas las intervenciones a realiza y prácticas necesarias para prevenir la mayoría de las muertes infantiles en África. Los procedimientos y los servicios identificados como más básicos, pero al mismo tiempo fundamental, son:

–La asistencia cualificada en el parto y la atención y el seguimiento adecuado tras el mismo.

– La prevención de la transmisión madre–hijo del VIH y el tratamiento pediátrico del SIDA.

– Una nutrición adecuada, especialmente en forma de lactancia materna temprana y exclusiva durante los primeros seis meses de vida.

– La lactancia materna combinada con la alimentación complementaria durante al menos dos años más.

– La administración de suplementos de micronutrientes para fortalecer el sistema inmunológico.

– La inmunización para proteger a los niños contra las seis principales enfermedades que se pueden evitar con vacunas.

– La terapia de rehidratación oral y el zinc para combatir las enfermedades diarreicas.

– Los antibióticos para combatir la neumonía.

– Los mosquiteros tratados con insecticida y los medicamentos eficaces para prevenir y tratar el paludismo.

– La promoción de unas mejores prácticas de higiene, en particular el lavado de manos con jabón, el tratamiento del agua en el punto de utilización y la destrucción segura de las heces.

Aunque los índices de cobertura de muchas de estas intervenciones siguen siendo bajas en buena parte de la región, ha habido avances significativos en la aplicación de medidas de prevención contra las enfermedades infantiles.

De todos los menores de cinco años en África subsahariana con síntomas de neumonía, sólo el 40% son llevados a los agentes de salud apropiados. La cobertura de tratamiento para las enfermedades diarreicas es incluso menor: menos de un tercio de los niños y niñas menores de cinco años con este padecimiento en África subsahariana reciben el tratamiento recomendado –terapia de rehidratación oral o un aumento de fluidos y alimentación continuada.

Poner remedio a la desnutrición y mejorar la salud medioambiental son también cuestiones urgentes en el África subsahariana. Más de un tercio de las muertes de niños y niñas se atribuyen a la desnutrición materna o infantil. Reducir la pobreza y el hambre, ayudaría a evitar defunciones de niños y niñas debidas a la diarrea, la neumonía, el paludismo, el VIH, y el sarampión, y a reducir la mortalidad neonatal.

En otras palabras mejorar la nutrición infantil es un requisito para alcanzar los Objetivos del Milenio. Una nutrición adecuada debe comenzar durante el embarazo. La desnutrición materna puede tener consecuencias para toda la vida de los niños y niñas, como por ejemplo: deficiencias en el crecimiento prenatal, bajo peso al nacer y un mayor riesgo de que lleguen a padecer algún tipo de trastorno del desarrollo.

El estado nutricional de las mujeres es un indicador elocuente de la salud y la alimentación de niños y niñas. Las cuatro subregiones de África subsahariana, si incluimos Djibouti y Sudán en África oriental tienen elevadas tasas de desnutrición, como se refleja en el bajo peso, pérdida de masa corporal y retraso en el crecimiento, moderadas o graves.

El hambre y la miseria es más aguda en el Sahel y en el Cuerno de África, debido principalmente a la inseguridad alimentaria. Además, las tasas de lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad son bajas, en particular en África occidental, meridional y central.

África meridional se ha quedado atrás en cuestión de suplementos de vitamina A, ya que sólo la mitad de los niños de 6 a 59 meses recibe cobertura completa –dos dosis– de este micronutriente, mientras que menos de la mitad de los hogares en África oriental consume sal yodada.

Aunque África del Norte padece cifras de desnutrición mucho más bajas –de acuerdo con las mediciones de bajo peso y pérdida de masa corporal– continúan existiendo focos en materia de nutrición infantil. Aproximadamente uno de cada seis menores de cinco años de esta subregión padece un retraso en el crecimiento moderado o grave, y mas de uno cada cuatro hogares no consume sal yodada. En comparación, en las familias pudientes, la obesidad y la sobrenutrición son cada vez más los principales problemas de salud en la infancia y la adolescencia.

Mejorar la salud medioambiental continúa siendo un reto importante para la África subsahariana. Alrededor del 45% de la población de este sector no dispone de redes de agua potable, y en 2004 –el año más reciente del que existen datos definitivos– más del 60% aún carecía de acceso a instalaciones esterilizadas.

Desde 1990 ha habido un cierto progreso en cuanto al acceso a las fuentes purificadas de agua potable en toda África, pero el progreso realizado en materia de saneamiento mejorado ha sido muy insuficiente, ya que solo ocho países, los cinco estados del África del Norte, más Djibouti, Malawi y Senegal, se encuentran en situación de lograr el objetivo del milenio, relativo a reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a higiene básica antes del 2015.

En África central y occidental juntas, el número de personas sin acceso a fuentes purificadas de agua y a instalaciones de limpieza elementales era mayor en 2004 que en 1990.

A menudo, las repercusiones de las inadecuadas instalaciones de salud medioambiental son fatales. Los cálculos recientes del número de niñas y niños menores de cinco años que mueren de diarrea ronda los dos millones al año en todo el mundo, y en algunos países la proporción de muertes infantiles debidas principalmente a la disentería es del 20%. El 88% de los fallecimientos por diarrea en el planeta se atribuyen a una higiene deficiente y a la falta de agua potable y salubridad adecuados.

Igualmente inaceptable resulta el hecho de que el 70% de los niños y niñas con diarrea en el África subsahariana no reciban terapia de rehidratación oral, que consiste en una simple solución de sal y azúcar, que trata la deshidratación causada por el cólico, previene una posible muerte, y cuyo coste es de menos de cinco céntimo de dólar la dosis.

Instalaciones de agua corriente y cuartos de baños decentes tienen el potencial de transformar la vida de los niños y niñas. Simplemente una mejor desinfección puede reducir la morbilidad relativa a la diarrea en todo el mundo en más de una tercera parte, y si la limpieza se combina con la sensibilización sobre higiene y los cambios de comportamiento la reducción puede llegar a dos tercios.

Fuentes:
UNICEF. Progreso para la infancia.
Informes de la Organización Mundial de la Salud

* Periodista.
La primera entrega de esta investigación se encuentra aquí.

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