La Educación no asegura la igualdad en la sociedad chilena

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Patricio López*, adaptación de Cristián Cabalín.

La desigualdad en los ingresos entre ingenieros comerciales provenientes de distintas clases sociales fue la principal conclusión de un estudio del Departamento de Economía de la Universidad de Chile. Este análisis consideró a 400 profesionales, titulados en esa Casa de Estudios, para los cuales su procedencia ha sido incluso más importante que el rendimiento académico. Para hablar de este tema y abrir la ventana al debate sobre la desigualdad, Corporación Representa convocó en una nueva edición de Archivos del Subdesarrollo.

-El origen socioeconómico de los ingenieros comerciales en este caso tiene fuertes repercusiones en sus ingresos, ¿Qué se puede decir de este estudio?

Kremerman: Este estudio confirma lo afirmado por estudios internacionales. Sabemos que el Banco Mundial ha dicho que la economía chilena es una de las peores en distribución del ingreso. Específicamente, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es la undécima economía más desigual. En este estudio específico de la Universidad de Chile, Javier Núñez toma distintas variables para los profesionales, como por ejemplo en qué colegio estudiaron, a qué comuna pertenecen y cuál es su apellido. En lo principal, concluye que si tenemos un alumno de las comunas de escasos recursos, que estudió en un colegio municipalizado y que no tiene un apellido de abolengo y, por otro lado, tenemos a un alumno que proviene de una familia adinerada y salió de un colegio pagado, la diferencia entre ellos en el trato laboral es notoria, a pesar de que el alumno más modesto haya tenido en la universidad un rendimiento superior. Esto es sintomático y demuestra la grave distribución del ingreso que existe en nuestro país.

-¿Cómo interpreta Chile 21 estas conclusiones?

-Hardy: El estudio es muy demoledor, porque está hecho en la Universidad de Chile que es por definición mucho más diversa, más heterogénea, sus segmentos sociales son determinados por rasgos de una universidad pública. Por lo tanto, constatar que jóvenes con rendimiento comparables provenientes de orígenes sociales distintos son discriminados cuando se enfrentan al mercado laboral es altamente inquietante. Yo tengo la impresión que esto va más allá de un problema cultural. Aquí también hay un déficit de la educación inicial muy serio, que es finalmente la que acompaña a lo largo del ciclo vital a las personas. Más allá de los temas culturales, hay problemas de fondo que resolver en la sociedad chilena. Esto es muy fuerte, porque hemos hecho una apuesta en estos 14 años de democracia para generar igualdad de oportunidades a través del acceso a la educación. El gigantesco esfuerzo se está haciendo para concretar una reforma educacional, pero con esto se constata que no es el elemento decisivo en generar las igualdades. Esto no sólo ocurre con los profesionales egresados de Economía ¿Qué pasa con las mujeres? No hay igualdad en la calificación profesional, pues en idénticos trabajados y en igual labor, las mujeres ganan un 30 por ciento menos que sus pares varones.

 
 
– El estudio no ahonda en las razones, pero abre la vista sobre temas habitualmente cubiertos, como la desigualdad y la meritocracia. El estudio ensaya dos hipótesis: dice en primer lugar que en sus resultados puede verse un tema de discriminación, pero también plantea que los alumnos de los estratos más altos probablemente tienen un rendimiento técnico mayor, por el hecho de pertenecer a un ámbito que le provee de contactos y relaciones sociales más eficientes, ¿Cómo se insertan estas dos hipótesis en un contexto más general?

– Dahse: Este estudio hay que insertarlo en la discriminación de la que es objeto la clase media. La discriminación que se ha constatado en este trabajo no es novedosa. Simplemente, es un tema oculto que nadie toma, pero hay otras discriminaciones bastante odiosas para la clase media, por ejemplo, el color de tu piel: si eres moreno, bajo y de pelo negro, no te contratan, no puedes ascender en la empresa y estás en desventaja. Esta concepción proviene de la tradición hispánica, que nos hacer creer en la superioridad racial de los blancos sobre los negros. Esta visión -que las familias aristocráticas tienen un mayor abolengo-, es producto de una sociedad tradicional, capitalista, que aún no ha entrado en los umbrales de la modernidad. Hay gente que quiere postular a un cargo y tiene que mentir respecto a la comuna en que vive.

Generalmente a las personas del sur de Santiago no les dan trabajo. Se relaciona a la pobreza con diversos problemas, como la drogadicción, el alcoholismo y la delincuencia. No nos consideramos todos iguales, no somos semejantes. Entonces la desigualdad es considerada como algo natural dentro del estado de las relaciones de la sociedad. Se cree que la desigualdad es inevitable y por eso, cuando aparecen estos estudios, son motivo de atención que rayan en lo escandaloso. Durante todo el otro tiempo nadie dice nada, por eso hay que generar un debate amplio en la sociedad chilena sobre la situación de la clase media.

– A propósito de lo que señalas, llama la atención que una vez que aparece este estudio se transforme en un escándalo público, cuando el fenómeno de la discriminación es notorio, cotidiano y se manifiesta de distintas formas. Hay un libro, Familias Fundadoras, que hace una vinculación entre las familias que fundaron Santiago y su descendencia y llama la atención que ese tronco se manifiesta en todas las etapas del desarrollo de Chile, hasta el día de hoy. Buena parte de quienes conforman la elite nacional tiene esa procedencia.

Dahse: Esto demuestra problemas culturales muy profundos de una sociedad tradicionalista, que todavía sigue penetrando en la conciencia colectiva. Los sectores medios se sienten discriminados, pero no dicen nada, no manifiestan su descontento por esta realidad en la cual se van inmersos. Para cambiar todo esto, tiene que haber una transformación cultural profunda que no se ha producido. Hay algunos indicios de cambios, pero no se produce. Hay un estudio de la destacada historiadora de la Universidad Adolfo Ibáñez, Lucía Santa Cruz, sobre la transformación de la elite chilena. Estudió 21 colegios privados y el 71 por ciento de la elite chilena estudia en los mismos colegios y el 20 por ciento de ellos ha estudiado en el Saint George.

Kremernan: Yo estoy absolutamente de acuerdo con el profesor. Este es un problema netamente cultural. Lamentablemente tienen que venir de afuera a decirnos quiénes somos. El Banco Mundial el año pasado nos vino a decir: «hay problemas en Latinoamérica con la democracia, la gente no está conforme». Dice que un 30 o 40 por ciento no está de acuerdo con la democracia, porque las desigualdades no se superan. ¿Cómo nos conformamos entonces como sociedad, si desde la Colonia existen instituciones que sólo favorecen a algunos pocos, a los que dominan este país? Esto no ha cambiado, se mantiene. Todas las elites mantienen estos parámetros. Por ejemplo, tomemos el modelo de la hacienda, donde tememos a un patrón de fundo que tiene a sus inquilinos, maneja la información, los ingresos y hasta lo que se come. Ese modelo se extiende luego a la empresa, donde tenemos al empresario típico que cree que el trabajador no es digno de ganar más 115 mil pesos. ¿Alguien puede vivir con eso? ¿Qué pasa entonces? Nosotros no estamos dispuestos, no hay una voluntad de políticas públicas ni privadas en tratar de propiciar un avance del país en igualdad, sobre todo en dignidad y derechos de las personas.

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* Director ejecutivo de Corporación Representa. El reportaje fue publicado en www.portaldelpluralismo.cl

Fuente: Radio Universidad de Chile

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