La familia

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Gisela Ortega.*
 
La salud psíquica, la paz y concordia de la humanidad no depende de los avances tecnológicos e innovaciones que vivimos, sino más bien de lo que ocurre en la sala de estar, en el comedor, la cocina, el dormitorio o el jardín de millones de hogares comunes y corrientes en todas partes del mundo; es decir de lo que se aderece en las familias, desde la infancia hasta la vejez de sus integrantes.

Seria difícil enumerar las instituciones que más influyen en determinar la forma de vivir de una sociedad. Pero sin ninguna duda la primera es el hogar. Todas las demás, la escuela, el sistema económico, el gobierno, incluso la Iglesia, tienen su base en la fortaleza y virtudes enraizadas en la casa.

La familia, de acuerdo con la definición que entrega la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección del Estado, pero en rigor no hay consenso sobre la definición de la familia. Jurídicamente esta determinada por algunas leyes, y esta opinión suele darse en función de lo que cada legislación establece.

Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad derivados del establecimiento de un parentesco reconocido socialmente, como el matrimonio —que, en algunos sociedades, solo permite la unión entre dos personas mientras que en otras, es posible la poligamia—, y relación de consanguinidad, como la filiación entre progenitores e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de mismo padre.

Se considera que la familia nuclear derivada del matrimonio heterosexual es la básica. Sin embargo las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. Como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad.

Esto explica, por ejemplo, el alto número de grupos extensos en las sociedades tradicionales, el aumento de familias monoparentales en las colectividades industrializadas y el reconocimiento legal de las familias homoparentales en aquellas comunidades cuya legislación ha reconocido el matrimonio homosexual.

Origen

El antropólogo Claude Lévi-Strauss, uno de los intelectuales más influyentes del Siglo XX, señala que la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. Esta constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad, formada por unos pocos miembros que suelen compartir la misma residencia.

Las investigaciones históricas muestran que la estructura familiar ha sufrido pocos cambios a causa de la emigración a las ciudades y de la industrialización. El núcleo hogareño era la unidad más común en la época preindustrial y aun sigue siendo la unidad básica de organización social en la mayor parte de las sociedades industrializadas modernas. Sin embargo, la familia moderna ha variado, con respecto a su forma más tradicional, en cuanto a funciones, composición, ciclo de vida y rol de los padres.

El Instituto de Política Familiar, señala en su informe de 2006, Evolución de la familia en Europa:

“La crisis y dificultades sociales, económicas y demográficas de las ultimas décadas han hecho redescubrir que la familia representa un valiosísimo potencial para el amortiguamiento de los efectos dramáticos de problemas como el paro, las enfermedades, la vivienda, las drogodependencias o la marginalidad. La familia es considerada hoy como el primer núcleo de solidaridad dentro de la sociedad, siendo mucho más que una unidad jurídica, social y económica.- La familia es, ante todo, una comunidad de amor y de solidaridad”.

Otras funciones que antes desempeñaban la familia, tales como el trabajo, la educación, la formación religiosa, las actividades de recreo y la socialización de los hijos, en la familia occidental moderna son realizadas, en gran parte, por instituciones especializadas.

El trabajo se realiza normalmente fuera del grupo familiar y sus miembros suelen laborar en ocupaciones diferentes lejos del hogar; la educación, por lo general, la proporcionan el Estado o grupos privados. Finalmente, la familia todavía es la responsable de la socialización de los hijos, aunque en esta actividad los amigos y los medios de comunicación han asumido un papel muy importante.

Algunos de estos cambios están relacionados con la modificación actual del rol de la mujer. En las sociedades mas desarrolladas la mujer ya puede ingresar o reingresar después de haber tenido hijos en el mercado laboral en cualquier etapa de la vida familiar, por lo que se enfrenta a unas expectativas mayores de satisfacción personal respecto de hacerlo sólo a través del matrimonio y de la familia.

Los afectos y el amor son fundamentales para el equilibrio y la sensatez del ser humano y es en el seno de la casa donde se desarrollan. La fortaleza de la parentela es fuente de energías emprendedoras.

Es natural que los padres busquen la forma de construir un patrimonio familiar, para asegurar la educación y el desarrollo profesional de los hijos y tener los recursos para cubrir las necesidades económicas de la senectud. De ahí que sea positivo facilitar el desarrollo de empresas familiares.

La unidad doméstica es fundamental para la estabilidad social, y esto depende de la generosidad de los progenitores. La dinastía estará unida si los cónyuges lo están, si se dan el uno al otro con magnanimidad demostrándolo en todas las ocasiones que se presenta la oportunidad. Una pareja bien avenida es un foco de atracción, irradia luz y calor, hay un ambiente donde la gente se encuentra bien y contribuye a la afinidad de otras uniones; la familia es la “célula original de la vida social”, en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el de la vida.

La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad. Debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidad, respeto de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos. La importancia de la progenie para la existencia y el bienestar de la colectividad entrañan una responsabilidad particular de esta en el apoyo y fortalecimiento del vínculo y de la estirpe.

La autoridad, la estabilidad y la existencia de relación en el seno del clan constituyen los fundamentos de la autonomía, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la población. La descendencia es la comunidad en la que desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios estableciendo las primeras religiones y a comprender el bien de la libertad. 

Las agrupaciones filantrópicas están compuestas de personas. Dirigirlas bien no puede limitarse simplemente a garantizar los derechos y el cumplimiento de deberes, como tampoco a la sola fidelidad a los compromisos. Las justas relaciones entre patronos y empleados, gobernantes y ciudadanos, suponen la benevolencia natural conforme a la dignidad de seres generosos deseosos de justicia y fraternidad.

* Periodista.

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