La influencia del dinero y la política como el mejor negocio

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

fotoEl Grupo Clarín de Argentina, editora del mayor diario de América Latina, cuarto en importancia en el mundo, ha comprado el 25 % de las acciones de Cablevisión, una empresa que a su vez pertenece a las estadounidenses Hicks, Muse, Tate & Furst dueñas del 50 % del capital social de Cablevisión; la otra mitad pertenece a Fintech Media a la cual el Grupo Clarín ha comprado el 25 %. El diario informa que Cablevisión es la más grande operadora de cable de la Argentina con un millón trescientos mil abonados y 175.000 usuarios de banda ancha de Internet.

Entre ambos grupos conforman el más grande grupo de TV por cable de Argentina con un total de de más de dos millones de abonados. También se informa que Cablevisión opera en 120 ciudades, que da trabajo a 3.400 personas y que las inversiones totales en el país han sido de US $. 310.000.000 (trescientos diez millones de dólares).

Estos números dan pié a una reflexión sobre las enormes ganancias que embolsan estos grupos multinacionales, ganancias que contrastan con las quejas públicas que hacen cuando tienen que justificar los aumentos de tarifas a sus usuarios.

CUANDO LOS NÚMEROS SON DINERO

Veamos las cifras en todo su significado. En el caso de Cablevisión con sus 1.300.000 abonados a un promedio de 25 dólares per capita (tarifa básica promedio + Premium) da un total de US$. 32.500.000 de entradas brutas mensuales. Por año estas entradas se traducen en 390 millones de dólares.Es necesario restar los gastos por los sueldos de empleados y trabajadores, quienes a un promedio de remuneración (supuesto con generosidad) de 800 dólares a cada una de esas 3.400 personas da un total de US$ 2.720.000 esta cifra, multiplicada por las trece mensualidades y después englobada en los gastos generales que no superan el 25% del total bruto, equivalente a 98 millones de dólares, que serán deducidos de los ingresos totales de 390.000.000 millones, oara un total de ganancias (estimativas) libre de todo, neta de impuestos, de 292 millones de dólares por año.

Terminado el ejercicio matemático queda claro que los dividendos son astronómicos y que las quejas de las empresas están dirigidas únicamente a proteger el aumento de sus ingresos. Ahora, aplicando este esquema de provechos, por ejemplo, a la estatal trasnacional española Telefónica (sin acento en el logotipo de sus anuncios publicitarios), o a las empresas de energía eléctricascomo Edenor, Edesur y otras, se puede suponer que estas utilidades suben hasta las estrellas, son miles y miles de millones de dólares que sacan de los bolsillos de cada ciudadano y los transfieren, en el mejor de los casos a su madre patria.

Piensen sólo en Telefónica presente en Brasil, Argentina, Chile y en otras 16 naciones en el mundo con un total de 122 millones de usuarios, homogenizados todos con tarifas muy parecidas, para no dejar dudas y no tener comparaciones que puedan descubrir los costos irrisorios por el tipo de rendimiento frente a las cobranza exageradas de las tarifas. En el caso de la misma Telefónica las ganancias netas presumidas (haciendo las cuentas como para Cablevisión) rondan los 38.000 millones por año o sea más de 104 millones de dólares netos por día.

Una cifra inimaginable capaz de comprar cualquier voluntad política, aunque honesta, (si las hay) y, si buscando con la linterna –como Diógenes buscaba al hombre– se encuentra uno que no quiere aceptar este paraíso de dinero, rápidamente es eliminado por el sistema porque se vuelve peligroso para los designios económicos de esas empresas. Pensándolo: ¿cómo se hace a decir no a una oferta de 100 millones de dólares que son los ingresos netos de un día? Difícil resistir, y por esta razón se implementan políticas que representan un saqueo para el país que las adopta.

fotoCONVENCER, FAVORECER, OBTENER

Naturalmente, los primeros en ser convencidos con semejante flor de dinero son los medios de comunicación, así comprendemos las informaciones que nos bombardean y “tranquilizan” a la gente, convenciéndola a su vez de que las gestiones que se implementan representarán una ventaja para el pueblo: servicios más eficientes y las tarifas más convenientes.

Mientras más altas son las ganancias previstas más fuerte es el poder de lobby para conseguir favoritismo. No hay en la practica obstáculos que no puedan ser superados para permitir votar una ley que favorezca el accionar codicioso de estas trasnacionales en el país que están instaladas. Y esta es una norma que funciona así en todo el planeta.

En los Estados Unidos, en Alemania, Francia y desde los tiempos inmemorables en que existe la política. Aún con los faraones y desde el imperio romano siempre ha sido así. Los políticos aceptan los ofrecimientos económicos de los empresarios u otros poderosos bajo la forma de comisiones “al por ciento” y luego utilizan la voluntad de los políticos para aprobar leyes, decretos y todo cuanto permita aumentar sus ganancias. Todo el sistema está regido con reglas muy precisas.

Una vez, hace tiempo, me dijo una señora amiga muy metida en el entorno del ex presidente Menem : “De todo lo que pagan los empresarios como “comisiones” a los políticos (por lo general el 10% de los negocios), el 30 % va al presidente de la Republica, el 70 % restante se divide entre todos con porcentajes mayores para los ministros y menor para los senadores y diputados. Es por eso que un ministro está tan contento cuando asume un cargo. Piensa en lo que va a ganar.

“¿Pensaste en la cara de felicidad de un presidente cuando es elegido? Es por la misma razón. Las enormes ganancias que le serán reservadas son el estimulo que lo pone tan contento. ¿Qué otra razón puede ser si va a tomar un cargo cuya responsabilidades lo harán trizas por las grandes presiones de los lobbys”.

La señora en cuestión, esposa de un ministro de primera línea, con mucha influencias en la época de Menem fue mi fuente de información reservada por mucho tiempo, con la cual establecí una relación de confianza a pacto de no revelar su nombre.

¿No lo dijo el sindicalista Luis Barrionuevo? “Este país se arregla si todos dejan de robar por dos años”. Nadie ha tomado en serio estas afirmaciones tan veraces que el ex sindicalista utilizó para presionar a sectores del mismo gobierno. Lo encontré a Barrionuevo en Mar del Plata, posaba para las fotos que yo le estaba haciendo para la revista Caras. Simulaba, posando, que estaba jugando al tenis. En un cierto momento me dijo: “No publicaron todo lo que le dije”… “¡No! –le respondí– Caras no habla de política” (en aquel tiempo trabajaba como fotógrafo para la editorial Perfil, que aun publica dicha revista).

Claro está que nadie dejó de “robar” como él dijo y el país, lejos de arreglarse, soporta una de las más duras crisis económicas que su historial haya conocido.

LA MEMORIA: ESE RECUENTO

DE ESPERANZAS PERDIDAS

Otro episodio para recordar: Una vez, Facundo Suárez, ahora fallecido. Ex interventor de la vieja YPF, cuando aún era estatal, me preguntó textualmente: “¿Sabe de cuanto ha sido la “propina” que una empresa inglesa ha dado para quedarse con la licitación de los residuos de YPF? Ante mi asombro por no saber que los residuos de YPF eran vendibles, acotó: “Fue de 50 millones de dólares, Lovecchio, y por 50 millones de dólares usted también hubiese agarrado viaje”, completando la frase con una palmadita cómplice en mi brazo.

Me quedé pensando. Si no “agarraba viaje” él, otro lo hubiera hecho. Este es el mundo de los negocios que no tiene ni Nuevo ni Viejo Testamento. Ambos, lo que comúnmente llamamos Biblia, están hechos para mantener “buenitas” a las personas quee no tienen dinero, o sea: poder, pero que disponen de fuerza bruta para cambiar el curso de la historia. El Viejo y el Nuevo Testamento sirven para controlar esta fuerza, para convencer que si un fiel se porta bien, no usa su fuerza para rebelarse a la esclavitud de los ricos poderosos, tendrá como premio al Paraíso –que los ricos nunca tendrán–.

Claro, los rico y poderosos tienen el paraíso aquí y ahora. Y lo disfrutan…

No es sólo en “lobby” que las multinacionales y trasnacionales gastan su dinero. En muchos casos, las más de las veces, emplean sus enormes e inimaginables fortunas para derrumbar los gobiernos que no se ajustan a sus apetencias económicas. Cuando no encuentran eco a sus ambiciones en algún representante del gobierno local, entonces presionan al gobierno del propio país para que le hable al gobierno del cual pretenden el favor.

Los gobiernos más poderosos del mundo, como los del Reino Unido y Estados Unidos, usan todo sus poderes para convencer la implantación de una determinada política que favorezca las finalidades –en la práctica cuya consecuencia es desarrollar un “mercado” de hambruna– de sus multinacionales-transnacionales. Las ganancias de estas operaciones serán giradas al país de origen, fortaleciendo la robustez económica de las empresas y la solvencia internacional frente a otros gobiernos a costa del país explotado que se verá siempre más empobrecido.

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Como hemos visto, por medio del juego de las comisiones y prebendas (un juego que se resguarda en el mayor de los secretos detrás de la fachada de la honestidad y honorabilidad), todos los gobiernos son corruptos, todos: sin excepciones. Hay algunos gobernantes de los países subdesarrollados que obligados por las circunstancias a mantener el dialogo con esas perversa fuerza de poder, aceptan el juego impuesto de las propinas y comisiones como un hábito general al cual no pueden desobedecer para luego intentar torcer algo a favor de su propio pueblo, ya tan castigado por esas políticas que siembran miseria y se llevan para afuera fortunas a mansalva.


GOBIERNOS DÍSCOLOS
PRENSA INTELIGENTE

Son el caso de Venezuela, de Brasil, de la Argentina… Tres “países díscolos” que pretenden sacar de la pobreza su sistema social en el cual fueron empujados por los gobiernos “faraones” y sus acolitas transnacionales.

Cuando un gobierno de algún país subdesarrollado desobedece las ordenes de un país de influencia, como por ejemplo lo es EEUU, hay varias manera para hacerlo volver a sus “carriles normales”. El primer paso es convencer a la opinión pública por medio de informaciones en la prensa local que el tal gobernante está haciendo “las cosas mal” para su país. Con una campaña de prensa bien planteada se puede destruir al mejor de los presidentes. Se sabe, el dinero también controla casi todos los medios de comunicación. ¿Qué empresario periodístico se atrevería en poner en riesgo su inversión para decir las verdades de las noticias? Ninguno. Dinero es dinero. Y no va hacer que una estupida información veraz y no complaciente al sector empresario mande al demonio todo el negocio.

Es así que casi toda la prensa, en especial entre la que se autodefine “independiente”, se vuelve dependiente del capital. Esto crea un flujo de informaciones altamente distorsionadas que se transforma en una falsa realidad para el lector. El lector cree en estas noticias porqué están formadas por un compacto de informaciones coherentes que llegan a través de todo los medios (radio, TV, prensa escrita) como una única noticia. ¿Porqué no creer si todo dicen lo mismo? Hay pequeñas sutilezas que discrepan pero ¿no es eso el juego de la democracia? Es así como la mayoría de los medios de comunicación siembran confusiones en vez de verdades, confusiones que la gente de buena fe compra convencida que aquello es la sacrosanta verdad. Lo trágico es que el más de las veces es mentira. O es una verdad con un 90 % de mentiras.

Para hacer un ejemplo concreto podemos analizar la historia de las acusaciones de corrupción al gobierno de Lula en Brasil. ¿Quien duda que no sean acusaciones fundadas sobre hechos reales? Nadie, tampoco yo. Si ya hemos visto que todos los gobiernos tienen este tipo de corrupción y mucho más. ¿Entonces, porqué la derecha hace su propio “mea culpa” y acusa a Lula de haberle pagado su apoyo para ganar las elecciones? No hay a la vista otra razón que no sea la transparencia de los fondos utilizados en la campaña. Pero, pensando un poco más allá, Lula, durante la campaña había prometido que al terminar su mandato todos los brasileños habrían tenidos un plato de comida diario para saciar su hambre. Esto implica una revolución social en un país con un 37% de pobres endémicos, unos 50 millones de personas.

Si Lula quiere cumplir con su promesa electoral de sacar el hambre de los hogares brasileños, éste sería el momento de comenzar a implementar las medidas sociales oportunas, porque, hasta ahora, solo hizo lo que el Fondo Monetario Internacional le había impuesto. Este planteo político no interesa a las fuerzas económicas, que quieren mantener las cantidades de pobres existentes para tener siempre mano de obra barata y desesperada por un empleo, entonces sale a relucir el tema de la corrupción para desgastar la imagen presidencial y el propio presidente queda avisado que si no abandona este tipo de política social él mismo corre peligro de un juicio con nuevas y contundentes declaraciones. Hombre avisado, medio salvado…

Sucede también con Hugo Chávez de Venezuela, acosado por la prensa pro capital extranjero y las amenazas veladas y directas de Washington; probablemente ya hubiese cedido su gobierno si no fuese por el fuerte apoyo de las fuerzas armadas de su país. El mismo Kirchner de Argentina, que apenas quiere restablecer un mejor equilibrio económico a favor de las clases menos favorecidas, viene siendo atacado por las fuerzas de la derecha con ahinco y decisión.

Se llega hasta el absurdo de “comprar” fuerza de la izquierda política, sindicados y cuánto más, para mostrar un gobierno ineficiente y llenos de problemas y así poder ganar espacio (sucio) político.

Diferente es la actitud de los medios en el vecino Chile. Frente a las acusaciones de que el cuñado del presidente Lagos ganó unaa licitación por él mismo confeccionada, todos los medios –los principales diarios, la TV, las radios etc.– aceptaron la explicación del mismísimo presidente de que el sentido ético de la familia de los Lagos impendía en lo más mínimo pensar en ejercer una acción deshonesta con dicha licitación.

Claro, Chile con sus 17 años de Pinochet a cuestas desarrolló una cultura de la información que se volvió la “luz de los ojos” de los intereses del norte (EEUU) por ejercer una política de entrega total a este país. Hasta tanto continúe con su posición de favor a las multinacionales y a la banca extranjera, la prensa siempre encontrará la manera de dar un apoyo a la gestión de turno, sea del color que sea, de la izquierda o de la derecha, y no solo eso, hasta se tomarán medidas económicas de favor para mostrar como el ejemplo más nítidoe de que un país que “hace los deberes” como ellos mandan (ellos: los dueños del capital) sale a flote mejor de quien los desobedece. Pura insidia, no más.

Siempre detrás de una acusación de corrupción hay una finalidad. La transparencia, en el ambiente profesional de la política no existe. Es solo una pantalla para el gran publico, para la gente que cree en la Biblia, que se levanta todos los días para cumplir una rutina de trabajo, muchas de las veces mal pago.

Bueno: y así estamos.

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Periodista.

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