Las torres de Nueva York, ese derrumbe que no cesa

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Luigi Lovecchio.*

La agresión terrorista que se desató un 11 de setiembre sobre la ciudad de Nueva York plantea el mayor enigma contemporáneo. ¿Fue fraguada y conducida desde el exterior? ¿Fue locura gestada en escondidas esferas del poder estadounidenses? Tanto cuesta aceptar que un grupo en las montañas de la frontera pakistano afgana lo haya perpetrado como atribuirlo a una obscena maniobra imperial. Lo discutieron en Buenos Aires.

Como muchos investigadores en el mundo, Luis D’Elía , titular de la Federación Tierra y Vivienda (FTV), sigue con firme voluntad la búsqueda de la verdad sobre los hechos que conmovieron al mundo aquel fatídico 11 de septiembre de 2001. Hay enredos mayores y preguntas importantes que aún quedan sin respuesta. Para intentar mayor claridad sobre estos hechos nefastos y horribles que aún están impresos a fuego en la memoria  de gran parte de la humanidad, organizó dos encuentros con personalidades ya involucradas de manera directa o indirecta en el 11/9 o que han hecho estudios relevantes sobre el asunto.

En el primer encuentro, participaron Kurt Sonnenfeld  ex FEMA , una agencia federal de Estados Unidos que tiene a su cargo el seguimiento de los desastres y catástrofes en el territorio nacional; su esposa Paula Sonnenfeld coordinadora de Verdad y justicia 11s; el investigador de psicología del terrorismo internacional, doctor Oscar Abudara Bini; James Fetzer, Fundador de Académicos por la Verdad del 9/11, autor de The 9/11 Conspiracy y productor del documental The Science and Politics of 9/11.

Esa primera reunión tuvo lugar en Buenos Aires en la Biblioteca Nacional. El encuentro, según las palabras de D’Elía fue para permitir un mejor acceso a las informaciones de la gente que no tiene las condiciones practicas para conocer la verdad sobre este ensayo de genocidio de la humanidad que se  llama 9/11.

El investigador

Esta segunda vez  ha sido el turno de invitar a Buenos Aires nada menos que a Giulietto Chiesa, periodista, escritor, ex diputado del parlamento europeo, experto en política internacional, autor de Zero –sobre ese fatífico 11 de setiembre– y productor del documental homónimo.  Chiesa cuenta con la experiencia necesaria y una larga práctica en investigaciones periodísticas lo que le permite tener una visión amplia y objetiva de los acontecimientos geopolíticos que se pueden observar en su contexto regional y en el mundo.

D’Elía  cree firmemente que los medios de comunicación de influencia mundial disfrazan la verdad y la encubren para ponerla al servicio de los grandes intereses que se benefician con esas actitud. En contraposición, la gente cree que todo lo que dicen los diarios y los medios de comunicación en general es verdad. Hay una distancia sideral entre lo que cree la buena fe de las personas y la realidad que viven, un verdadero engaño colectivo.

La mayoría de las veces los diarios y demás medios de información mienten. Los medios están fuertemente interconectados con los intereses de las transnacionales y en muchos casos se mezclan en los mismos intereses (para mayor abundamiento ver en la revista Piel de Leopardo la investigación de Ernesto Carmona).

Giuletto Chiesa tiene exactamente la misma visión manifestada por D’Elia respecto de este comportamiento peculiar  de  los medios de prensa. Dice: “Es importante tener un acabado conocimiento de la verdad, intentar saber en qué punto exacto se encuentra la realidad, sabiendo eso es más fácil deducir cual va ser el comportamiento futuro de los acontecimientos”.  Sobre este criterio básico y las experiencias adquiridas a lo largo de muchos años como periodista-investigador y su período como euro-parlamentario se apoyan sus evaluaciones y conclusiones.

En una charla informal Giulietto Chiesa dice: “Esta mañana, antes de llegar a esta conferencia de prensa, he prendido la tele de la habitación del hotel en el cual me hospedo en Buenos aires. En media hora lo único que vi fue una nota sobre un robo a una familia, el drama de la familia robada, las lagrimas, los detalles escabrosos, luego las noticias sobre el tiempo. De las noticias que pueden interesar a la gente sobre intereses más trascendentes, nada”. 

Le preguntamos si algo semejante acontecía también en Italia. Su respuesta fue lapidaria:“En Italia, en Rusia, En Estados Unidos, en todo el mundo”.
 
La película de Chiesa, Zero, no hace referencia, sin embargo, a la prensa; asume su propio camino y se limita a entrevistar a aquellas personas que estuvieron involucradas en los acontecimientos del 9/11. La verdad, de a poco, emerge sola, como conclusión de los espectadores al ver los hechos y escuchar esos testimonios.

Por ejemplo, de un portero de las torres, condecorado por Bush por su heroísmo, es luego ignorado por la Casa Blanca tras sus declaraciones sobre la experiencia vivida, que incluían detalles sobre explosiones en el World Trade Center (las Torres Gemelas) escuchadas antes de los choques de los aviones. No era conveniente que el gran público conociese ese testimonio.

Así, detalle tras detalle se va reconstruyendo la trama infame que horrorizará al espectador y lo dejará desarmado y desnudo frente a la verdad. Hay fragmentos de la película que dan calosfrío cuando –en los ejemplos prácticos– se compararan situaciones parecidas con la realidad de los hechos: arde una torre en España con la misma característica de construcción de las gemelas. Arde con llamas impresionantes, pero cuando todo se apaga la estructura de acero queda intacta. Por el contrario en las torres, un fuego mínimo fue capaz de derrumbarlas. Para pensarlo.

El perseguido

Kurt Sonnenfeld, como afirma en su libro El Perseguido, fue parte activa de FEMA (Federal Emergency Management Agency) un organismo gubernamental que cuida la distribución de las informaciones en caso de desastres públicos y catástrofes. Como camarógrafo y director de los operativos tuvo a su cargo la documentación de imágenes de Ground Zero (así se llama la superficie de destrucción luego del  derrumbe de las torres), el centro principal del ataque terrorista.  Algo vio (algo que no debía ver) que incomodó  a las autoridades. Pero dejemos que sus mismas palabras lo expliquen en la oportunidad del encuentro con D’Elía y Giulietto Chiesa en el Salón de Actos de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Dice Sonnenfeld:

Como documentalista oficial del gobierno estadounidense en distintos sucesos, fui testigo directo con cámara en mano, en el Ground Zero del World Trade Center, de cómo toda la evidencia fue rápidamente removida y destruida. Y fui testigo que otros hechos, que sumados a distintas evidencias, más como los resultados de investigaciones llevadas a cabo por diversos especialistas independientes, como los aquí presentes, me permiten afirmar que al más alto nivel del gobierno de EEUU tenían tanta necesidad de una guerra y que había intereses privados que sabían que el ataque iba a suceder, dejaron que sucediera y hasta colaboraron para que así fuera.
 
"El enorme presupuesto reservado (no oficial) del Departamento de Defensa de Estados Unidos representa una ilimitada fuente de dinero para la enorme maquinaria que del complejo militar-industrial, que alcanza multitrillones de dólares. La guerra es, para Estados Unidos, un buen negocio para muy pocos.  Y de alguna forma sus hijos terminan en Washington DC, tomando decisiones y calculando presupuestos, mientras que los hijos de los pobres, de los que no tienen conexiones, lo hacen en el frente de batalla, cumpliendo las órdenes de los poderosos y luchando sus guerras.

"Uno de los secretarios de gabinete más encumbrados del gobierno de George Bush dijo que la conquista de Iraq había sido planificada desde que él asumiera la Presidencia y que la invasión había sido discutida durante la primera reunión del Consejo Nacional de Seguridad. Mas tarde, el gobierno norteamericano le informo al regimen talibán, que si permitían la explotación del petróleo, los cubrirían en oro; pero de otro modo, los cubrirían con bombas.

"Sólo que en ese entonces, no había justificación suficiente para invadir. No hasta el 11 de septiembre de 2001. Los ataques al World Trade Center les dieron la justificación que habían estado buscando.
 
"Alrededor de 15 minutos después de que el Pentágono fuera atacado, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, ya estaba dando a su staff las instrucciones necesarias y planificando el ataque contra Iraq.
 Sabemos que la primera víctima de toda guerra es la verdad. Las razones que se dieron para atacar el medio oriente fueron fraudulentas. Documentos de inteligencia que fueron presentados como evidencia fueron fabricados de forma deliberada. El gobierno de los Estados Unidos había mentido, y violado por otra parte, las leyes internacionales.
 
"La administración en mi país ha cambiado, pero lamentablemente la lucha continúa. La región continúa desestabilizada y los resentimientos crecen. Cientos de miles de personas murieron ya en una guerra justificada por mentiras y fraude. Y sin dudas habrá más mentiras y más muertes. Cuando mi esposa y yo decidimos hacer público todo lo que nos estaba sucediendo, y hacerle frente a la historia oficial del gobierno norteamericano, sabíamos que habría consecuencias impredecibles. Tremendas. Nos sentíamos amenazados y en peligro.

"Pero descubrimos que no estábamos solos, existe un ejército de personas que se han puesto de pie reclamando por la verdad. Gente como todos ustedes, gente como el señor Giulieto Chiesa. Personas valientes con un claro sentimiento que los lleva a exigir justicia.

"El Presidente Obama ha declarado que él, quiere mirar hacia adelante, y que no desea reabrir la investigación respecto de lo sucedido el 11 de Septiembre. Pero, aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla. Y no podemos aprender si no tenemos la información apropiada. Las guerras y los falsos pretextos que llevan a las guerras, no terminaran sino hasta que la gente se de cuenta de los verdaderos motivos que llevan a ellas, y comiencen a descreer de la versión oficial.
 
Por ello es que gente como nuestro ilustre invitado el señor Giulietto Chiesa, y gente como todos ustedes, es tan importante. Porque solo unidos podremos crear conciencia alrededor del mundo, para detener otra guerra injusta”.

Como conclusión de esta nota, a mí, que la escribo, me gustaría añadir algo propio, una experiencia nacida de una vivencia casi lúdica, algo que ocurrió cuando asistí por primera vez a la película Fahrenheit 9/11 de Michael Moore.

Jamás olvidaré, de ese momento, aquel pequeño relámpago, el brillo en los ojos de George W. Bush y su casi imperceptible sonrisa, cuando le comunicaron en la escuelita infantil que un segundo aéreo había impactado en las Torres Gemelas. Para mi y mi esposa Cristina presente en aquel acontecimiento, fue la prueba total que Bush estaba al tanto de los trágicos sucesos. Luego compré el DVD. El hecho estaba montado de otra manera, pero juntando los pedazos daba el mismo resultado.

* Periodista.

Director de la revista digital www.losbuenosvecinos.com.ar

Addenda

Zero se ha convertido en el en el filme italiano más visto en los últimos cinco años; en él, contando con argumentos difícilente refutables, un grupo de renombrados investigadores se une desde diferentes ámbitos, para analizar profundamente las inconsistencias de la versión oficial vertida por el gobierno norteamericano respecto de lo sucedido el 11 de Septiembre de 2001.

Esas personalidades son Dario Fo, Premio Nobel de Literatura; Gore Vidal, autor americano; Andreas von Bülow, el ex-Ministro de Defensa alemán, y el mismo el mismo Giulietto Chiesa, periodista, escritor y eurodiputado.

Chiesa fue entre 1980 y 2000 corresponsal en Moscú, sucesivamente, para los periódicos italianos L’Unitá y La Stampa. Escribió para un sin fín de medios, desde Rusia hasta Estados Unidos y en varios países europeos. Autor ademas, de innumerables obras de excelencia. La guerra infinita, una de ellas, relata la invasión a Afganistán y adelanta la ocupacion de Iraq, fue publicada en castellano por Ediciones del Leopardo y El Periodista, en Santiago de Chile (pieldeleopardo@yahoo.com).

Zero se exhibió, con entrada libre y gratuita, en el complejo Tita Merello de Buenos Aires el 27 de Octubre .

Kurt Sonnenfeld integró el equipo oficial del gobierno estadounidense a cargo de recoger, por la vía de filmaciones in situ, testimonios del desastre en Nueva York; al no coincidir su criterio con la versión oficial de los hechos –sostiene en su libo autobiográfico El perseguido– comenzó una implacable campaña de acoso y desprestigio en su contra, que culminó con la imputación de un delito que no cometió y que en 2003 lo hizo buscar asilo en la Argentina, donde vive desde entonces.

Más informaciòn puede obtenerse a partir de la entrevista realizada a su cónyuge Paula Durán en el diario Perfil en sertiembre de 2009.

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