Nicaragua: las víctimas del Nemagón

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Dow Chemical fue pionera en la fabricación del Nemagón, cuyo ingrediente
activo es el 1,2 dibromo-3-cloropropano (DBCP), que demostró ser muy eficaz
en la eliminación de los nematodos1, aunque ya en 1958 la empresa
había detectado que el producto causaba atrofia testicular, esterilidad y
daños severos en pulmones y riñones en animales de laboratorio. Una circular confidencial que recibieron entonces los gerentes de Dow Chemical así lo
prueba.

A pesar de esto, y de que el Departamento de Agricultura de Estados
Unidos mostró disconformidad con las medidas mínimas de precaución
propuestas por la Dow y otras compañías, finalmente se autorizó su venta,
distribución y uso en todo el mundo.

LOS HOMBRES-INSECTO

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Casi veinte años después, en 1975, y presionada por las innumerables denuncias de contaminación de trabajadores rurales y de sus propios obreros en Estados Unidos, Dow Chemical advirtió a uno de sus mayores clientes, Standard Fruit Company, sobre el efecto que podría estar causando en los trabajadores bananeros la aplicación indiscriminada de Nemagón, anunciándole que no continuaría vendiéndolo.

La reacción de la Standard fue inmediata: amenazó a la Dow con demandarla en los tribunales estadounidenses por incumplimiento de contrato. Dow aceptó continuar con las ventas del producto sólo después que la Standard se comprometió en hacerse cargo de cualquier futura demanda legal

La conveniencia del Nemagón era su bajo precio. A Standard le pareció un buen negocio y a Dow también. Se pusieron de acuerdo, firmaron un convenio de protección mutua y -durante cuatro años más- miles de seres humanos en los bananales del mundo fueron enfermando lentamente, tratados como moscas, pues la producción y aplicación del BCP no se detuvo.

En los años siguientes, millones de litros de Nemagón fueron aplicados en Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Estados Unidos, Israel, Guatemala, Dominica, Santa Lucía, San Vicente, Burkina Faso, Costa de Marfil, España, Filipinas, entre otros países.

A los trabajadores nunca se les alertó sobre el peligro a que se los exponía ni se les suministró equipo protector.

En 1975 la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos determinó que el DBCP era un posible agente cancerígeno. En 1977, de 114 empleados que fabricaban el químico en una planta de Occidental Chemical, 35 eran estériles.

En 1979 el Nemagón fue prohibido en EEUU para casi todos sus usos y se detuvo temporalmente se distribución. Pero la Standard lo seguía utilizando en sus plantaciones por el mundo. Cuando el producto fue prohibido en Costa Rica, la Standard trasladó su «stock» a Honduras.

Habría pruebas de que en 1981 Shell lo vendió en África y que en 1986 la Standard aún lo usaba en sus plantaciones de Filipinas. Según el testimonio del defensor del pueblo de Panamá, Ítalo Antinori, en 2000 aún se usaba en ese país.

No se trata entonces de un error, de un accidente o de una imprevisión, sino de un verdadero crimen, un genocidio planificado, un delito de lesa humanidad cuyas consecuencias no se detienen en los trabajadores directamente afectados, sino que se prolongan en sus descendientes hasta quién sabe cuándo, sin contar que el DBCP es muy persistente y permanece en el ambiente durante mucho tiempo.

LA GENTE REAL

Los testimonios son conmocionantes: «Flor de María Mendoza y José Medardo
Romero Medina conforman un matrimonio que trabajó en las fincas de banano en
los años setenta. Tuvieron cuatro hijos. Dos murieron al nacer. Otro está bien (de momento) y la pequeña Ana María, de 11 años, es lo que trágicamente
denominan una «niña de trapo».

Presenta deficiencias psíquicas, no puede hablar, ni caminar, ni agarrar, y sus huesos son débiles y frágiles. Tiene que medicarse para mantener baja la inflamación del hígado y del bazo, así como las fiebres, neumonías y diarreas. Está sentada en su silla de ruedas, mirando a la lejanía, sin inmutarse, como si nada fuera con ella.

Los casos de cáncer son incontables, se calcula que 5 mil hombres han quedado estériles, con afecciones de la piel, del sistema inmunológico, alergias; y mujeres que no procrean o que tienen hijos malformados; personas que van quedando progresivamente sordas o ciegas, entre otras enfermedades.

Nadie sabe realmente cuántas víctimas mortales ha cobrado ya el Nemagón, pero probablemente haya que hablar de miles en todo el mundo. Peor aun, losafectados por el DBCP -decenas de miles de contaminados y contaminadas- saben que morirán por eso. En este caso, haber estado expuesto al Nemagón equivale a una condena a muerte prematura.

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Nunca se llegó a juicio y un reducido grupo de trabajadores recibió ofertas extrajudiciales de indemnización por sumas que califican de ridículas, hasta de 100 dólares, siendo que en EEUU los agricultores y obreros afectados por el DBCP reciben un promedio de US$ 100.000 a título indemnizatorio.

LA MARCHA SIN RETORNO

Unas cinco mil personas integrantes del grupo de afectados organizados más numeroso de Nicaragua (ASOTRAEXBAN, que agrupa a ex trabajadoires bananeros), caminaron hasta Managua -en la llamada «Marcha sin retorno»- y desde hace febrero meses acampan ante la Asamblea Nacional. Desde que salieron de Chinandega fines de marzo habían muerto 40 personas, y desde que empezaron a contarlos -a sus muertos- anotaban para esa fecha 903 decesos imputables al Nemagón.

Los parlamentaraios no mostraron mayor interés en el caso ni para reciibirlos; sólo
lograron reunirse con el procurador de los derechos humanos de ese país, Omar Cabezas, quien luego expuso el caso ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU recientemente reunida en Ginebra.

Los acampados exigen el cumplimiento de los Acuerdos del Raizón, firmados hace un año con el presidente Enrique Bolaños. Allí se definía esencialmente «la ratificación y certificación del compromiso alcanzado por parte del gobierno en noviembre de 2002, de prestar asesoría legal en Estados Unidos a los afectados, a través de la embajada en Wáshington, y que el presidente no promovería modificaciones a una ley (la número 364) que garantiza el derecho de indemnización a los afectados y la atención sanitaria de todos los contaminados».

Las -no demasiadas- crónicas periodísticas que dieron cuenta de la realidad de este campamento reflejan la calidad y la enormidad de esta tragedia humana que se desarrolla a cielo abierto, expuesta a todas las cámaras y ojos que quieran verla, pero que los medios de comunicación podría pensarse oculta. Como dice Víctor Espinales, presidente de la asociación de afectados, «estamos muriendo ante los ojos del mundo, ¿qué otra cosa podemos hacer para que nos entiendan?».

1 Gusanillos microscópicos dañino para las raíces de los vegetales.

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* Periodista uruguayo.

Puede verse, para mayor información:
www.rel-uita.org
www.lainsignia.org

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