País poesible: los papis de la historia

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Samuel Trigueros*

Rumores, secretos a voces era este asunto que corrió lentamente hacia los oídos de muchos escritores.
Hoy toma estado público dentro y fuera de Honduras.

I Parte
La vacía habitación 27

Hace poco tiempo accedí a la “oferta” de realizar una antología para la serie de minilibros que [lo que queda de] Paíspoesible viene haciendo con los presupuestos asignados por diversas organizaciones.

Sin que ello signifique excusa, mi anuencia a colaborar con este proyecto se debió a los argumentos de Rolando Kattán, quien me aseguró que la intención era llevar literatura gratuita a los jóvenes y público en general, que los patrocinios serían manejados con absoluta transparencia y que se pagarían dos mil lempiras por la diagramación.

Las alternativas que me presentaron fue antologar a la generación del 27 o a la del 50 españolas. Preferí la del 27 porque junto a su búsqueda de la pureza, esta generación también hizo patente su profundo arraigo en el sentir, vivir y visionar populares. No se trata de un populismo barato que usufructúa los bienes lingüísticos del pueblo para llevarlos mecánicamente a la poesía, sino de una preocupación vital que reconoce en el imaginario y realidad del pueblo una de sus fuentes principales, motivos estos que parecen faltar en muchos casos en la literatura nuestra de la actualidad.

Ya que no me fueron asignados criterios de selección, partí de las nociones personales que antes expuse para realizar las relecturas necesarias, valoraciones, selección previa, transcripción, cotejo con varias fuentes y selección final, hasta lograr noventa y dos páginas de una mínima selección poética de Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Miguel Hernández.

Propuse que la antología se denominara Habitación 27, nombre forjado a partir del título de uno de los libros de Cernuda: Donde habita el olvido; sólo que en este caso, en la “Habitación 27” lo que habita no es el olvido, sino la memoria de esta generación.

Por supuesto que una sola visita no basta para abarcar a los huéspedes de esta habitación; pero mi idea fue ofrecer al lector una muestra esencial de los principales momentos poéticos de cada autor, sin olvidar poemas o fragmentos de ellos que tienen como fundamento preocupaciones no sólo universales como el amor y la muerte, sino también particularmente compartidas por el pueblo tanto de la España que les tocó vivir a los poetas de esa generación, como a nuestros pueblos latinoamericanos, a saber: la perennidad del crimen, los absurdos de la urbe que atesora a sus cadáveres, la sarcástica denuncia de los generalísimos apoltronados en sus sangrientas tiranías, la pobreza que nos deja solo mordiéndonos los puños, las revoluciones necesarias y los retratos de las Rosarios dinamiteras que a diario acaban con el mundo y lo reinventan más puro, más justo y más honesto.

La antología Habitación 27 fue preparada, diagramada, entregada por mí y recibida por Paíspoesible. En una plática con Rolando Kattán inferí que lo que había para diagramación eran tres mil, aparentemente. Recibí dos mil. Sin embargo, mientras estaba en el Festival Internacional de Poesía de Granada, en febrero de 2009, me fue informado que el número de páginas era excesivo y que habían ciertas diferencias en la diagramación, nada insalvable esto último, y que había que reducir la antología. Con mucho pesar –ya que consideraba que contenía lo mínimo– propuse editarla a mi regreso. Lo hice. Pero al momento de volver a entregarla, Paíspoesible me dijo que ellos se encargarían de hacer las enmiendas o preparar otra antología. Habitación 27, tal como fue concebida y construida, aparentemente desapareció.

II Parte

Hago la crónica de estos acontecimientos para dejar constancia de ello y lanzar algunas reflexiones.

Lo primero es decir que aunque parecen sinceras y necesarias las “actividades” de Paíspoesible, existen (y han existido en muchas de ellas) ciertas incoherencias de fondo y manejos oscuros o, al menos, no lo suficientemente transparentes, que avalen la honestidad intelectual y la ética de este colectivo y sus miembros.

Como muchos saben, poetas como Mayra Oyuela, Roberto Becerra, Fabricio Estrada y Délmer López; músicos como Pavel Núñez; investigadores como Edgardo Cáceres, y otros más, nos vimos obligados a salir de Paíspoesible por varias circunstancias atentatorias a la inteligencia, la dignidad y, sobre todo, que traicionaban los principios que dieron origen al colectivo y que acontecieron durante los años de dictadura organizacional impuesta por Salvador Madrid.

Quienes fundamos Paíspoesible y entramos al proyecto de crear una plataforma de promoción abierta de la literatura y de lucha ideológica, pronto vimos como el trabajo insidioso de Salvador –y el apoyo de algunos miembros que inocentemente creyeron en él o aceptaron su liderazgo usurpado– dio al traste con los objetivos primordiales, convirtiendo a Paíspoesible en una máquina de activismo exenta de reflexión, autocrítica, formación y conciencia. Lo que sí se logró fue establecer vínculos de oro con la societé vernácula y allende los mares, obtener y atesorar lauros oficiales.

Es cierto que no todo fue desgracia y que así también tuvimos la buena visita del poeta español Juan Carlos Mestre –quien, por cierto, después de algunas visitas de Salvador a España, ¡vaya coincidencia esta!, no ha vuelto a contestar nuestros correos–, el encuentro con varios poetas jóvenes del istmo centroamericano y la producción y difusión de algunas muestras poéticas.

Sin embargo, la falta de estímulo de las afinidades estéticas y convergencias generacionales, la ausencia de diálogo y pensamiento más allá de la mesa erizada de botellas y, sobre todo, la escisión o revelación contradictoria de nuestras posturas ideológicas se fue patentando con el tiempo y con sucesos como el de la Huelga de los Fiscales en los bajos del Congreso Nacional, durante el cual incluso se atrevieron a “curar” (léase “discriminar”) , por simple misoginia o prejuicios pseudo-estéticos, la poesía de poetas como Waldina Mejía, quien, además de leer sus versos contra la corrupción, hacía huelga de hambre,. Paíspoesible pasó así a formar parte del aparato social tutelado por las “buenas y poderosas gentes” a quienes en otro tiempo criticaba en busca de justicia social.

III Parte
Resulta necesario hacer esta contextualización para exponer ciertas sospechas y certezas.

Siendo así las cosas –aunque la réplica hará su propio baño de pureza y negará lo dicho y lanzará su zarpa–, me pregunto si realmente eran dos mil o tres mil o más lempiras los dispuestos para la diagramación de la antología del 27; me pregunto si ahora que Paíspoesible anuncia que regalará una antología denominada Habitación 27 se trata de una nueva selección o se trata de la que yo preparé menos la reducción que le habrán hecho, si conservará los créditos originales, si se le otorgarán a otras personas.

Me pregunto si conocen que existen derechos morales que protegen la autoría parcial o total de una obra; y que invocar la Ley de derechos de autor puede significar impedir o suspender la impresión, publicación y/o difusión de las obras que violan esa ley. Ojala sí.

Recuerdo ahora la reflexión que hicimos con Mayra Oyuela cuando desafortunadamente participamos en la actividad Leer es fiesta, avalando con nuestros nombres los propósitos publicitados y los subyacentes de Paíspoesible: comentamos que era una lástima que teniendo Paíspoesible en su seno a nóveles “curadores”, “críticos” y “editores” como Salvador Madrid no hubiesen previsto las dificultades de enviar a los y las poetas a leer para una turba de borrachos, en lugares sin acústica adecuada; también lamentamos que en honor a la transparencia y honestidad no enviaran copia del informe económico a las personas que a la larga avalamos dicha actividad.

Pero esto de entregar informes a los involucrados en las actividades de Paíspoesible nunca sucedió, a pesar de que durante el tiempo que fui coordinador del colectivo insistí en la adopción de formatos contables, de gestión, sin que fuera tomado en cuenta por la asamblea ¿Por qué?

Muestra de la orfandad de criterios estéticos y sociales, vitales, despojados de individualismo; marca de fábrica del activismo a ultranza; signo de la sospecha que preña sus actos, es el publicitado proyecto de los minilibros, con el cual pretenden ¡reinventar a Honduras!… Por favor. Como si para reinventar a Honduras bastara con agarrar al primer impresor descuidado para que imprima medio millón de libros que serán repartidos sin ton ni son entre gentes a quienes les preocupa más la descarga del último backtone o encontrar el bocado diario que leer a René Char o Cavafis.

Quiero decir que estas actividades deben contar con un sustento más profundo que el simple romanticismo de sobrepoblar estanterías, canastos y mochilas. Debe contar –y las ideas son gratis, aunque no nuevas ni extrañas para alguien con dos dedos de frente–, además de un aparato publicitario que masajee el ego de los patrocinadores, con los debidos mecanismos de entrega al “público meta”, para que la literatura se convierta en apoyo crítico de la realidad de las personas y no acabe acanelada en las letrinas; debe ser seleccionada y presentada sin manifiestos pero con una postura estética y política que le otorgue sentido y propósito. Debe acompañarse de lecturas, conversatorios, círculos de análisis, reescrituras, adaptaciones, puestas en escena y otras actividades que contribuyan a su interpretació n, valoración y apropiación.

Y, finalmente, debe ser realizada con humildad, sin arrogarse la paternidad de la historia.

Sin embargo el estrambótico pero redituable romanticismo de Paíspoesible se muestra en toda su esplendor cuando sus miembros declaran:

“Un niño interno en la sala de quemados del Hospital Escuela olvida el dolor y ríe al escuchar a un poeta declamar sus versos; un reo de la Penitenciaría Nacional desahoga sus secretas penas al escribir un poema; un mercader atesora entre canastos de verduras una obra de Juan Ramón Molina y cientos de adolescentes, adultos y ancianos reciben con alegría libros gratuitos”.

Convirtiendo así a la poesía en panacea del mundo y demostrando que nunca entendieron que al realizar el Taller Acercarte con los privados de libertad de la pandilla 18 en la maquila, no se trataba de crear un confesionario para pobres plañideros, cuya empatía podía lograrse con un lenguaje lleno de palabrotas que rechazaron, sino de procurar la creación de “otro lenguaje” con el que esos grupos de personas marginalizadas pudiesen “dialogar” con la sociedad a la que pertenecen y con la que están en guerra.

No se trata de tirar desde la mesa de la burguesía social o intelectual la limosna de la literatura, del arte y la cultura a los desposeídos que no pueden pagar “80 o 150 lempiras por un libro”. No se trata simplemente de “deleitarse con la pluma de los célebres escritores que han dejado su huella alrededor del mundo”. Diletantismo barato. Se debe tratar de mostrar a la gente un camino posible para expresar sus preocupaciones y problemas vitales.

El colmo de la desfachatez está en, como dije antes, arrogarse irresponsablemente la paternidad de la historia, desconociendo los esfuerzos y caminos andados por otros gestores. Conociendo a quienes conocemos del reducto que ahora es Paíspoesible y sabiendo detectar su dicción, resulta ofensivo que la prensa declare –por supuesto orientados por el colectivo en mención– que “Los ejemplares fueron obsequiados a los ciudadanos […] y el evento fue dado a conocer por diarios nacionales y noticieros internacionales, por tratarse de una actividad sin precedentes”.

¿Cómo es posible que los paíspoesibleros intenten desconocer la encomiable labor de creación, promoción, difusión –impresión y también distribución gratuita en algunos casos– que personas e instituciones nacionales e internacionales como la Secretaría de Cultura, Artes y deportes (incluso ahora en la gestión de la poeta Rebeca Becerra), Algunos gobiernos municipales, diversas ONG, Librería Paradiso, la extinta editorial de la Universidad Pedagógica Nacional, Pez Dulce y su piedra fundamental que es Rubén Izaguirre, Eduardo Bähr y tantos otros han realizado y son el antecedente que intentan anular?

Suponiendo que no actúan desde la ignorancia de estos hechos, cabe entonces sospechar que otros propósitos los animan. Eso de que Paíspoesible es "un grupo de gente alternativa radicalmente empeñada y comprometida con la transformación social" está por verse o nunca se verá, puesto que los objetivos plasmados en los Estatutos de creación del colectivo han sido violados y pervertidos sistemáticamente.

En suma, los organismos que aportan los recursos económicos ya hacen bastante con su gesto; pero nos corresponde a nosotros dotar de sentido y ética la gestión cultural; despojarla del individualismo, de los afanes de protagonismo, del arribismo clasista, de la indeterminación ideológica, de la discriminación; llenarla de sentido crítico y considerar que todos nuestros esfuerzos se realizan sobre el mismo campo que otros y otras han transitado antes de nosotros.

El otro gran motivo para estas palabras es el hecho de contar con el antecedente de la detracción; además de no querer participar del cómplice silencio en que se apoyan los traidores para escribir la historia falsa que leen las generaciones posteriores. Como quería la Secesión de Viena, es necesario tener el coraje de crear el vacío para crear de nuevo, porque no se puede construir sobre cimientos carcomidos.
Tegucigalpa, 20 de marzo de 2009.
 

* Escritor.

Addenda

En la versión original de esta historia, publicada en Honduras, señala su autor: "Como adjunto, al que seguro no se opondrá Paíspoesible –porque significa dejar en los buzones de los pobres destinatarios un libro gratis–, va la versión original de Habitación 27.

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