Patricia Verdugo: – PLATICAR EN MÉXICO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

A Patricia Verdugo la he leído en El País de España, La Jornada México y El Clarín de Chile, ella solía colaborar en la revista Rocinante. Nos presentó Víctor Pey (propietario de El Clarín de Chile) y compartimos a otro querido amigo: Marcos Roitman –analista de La Jornada desde España–.

Especialista en Derechos Humanos, Patricia Verdugo es la periodista más importante de su país.

Sus libros se han convertido en clásicos del periodismo de investigación:

Una herida abierta (1979);
André de La Victoria (1984);
Quemados vivos (1986);
Los zarpazos del puma (1989);
Operación siglo XX (1990);
Tiempo de días claros (1990);
Interferencia secreta (1998);
La caravana de la muerte. Pruebas a la vista (2000) y
Salvador Allende: cómo la Casa Blanca provocó su muerte (2003).

Hija de un detenido desaparecido, Sergio Verdugo, Patricia ha dedicado su vida a la memoria histórica; estudió en la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha obtenido el Premio Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia (Nueva York, 1993) y el Nacional de Periodismo (1997).

Su libro Los zarpazos del Puma acaba de ser publicado en Italia. En 1998 el juez de la Corte de Apelaciones Juan Guzmán Tapia citó a Patricia Verdugo para analizar lo expuesto en él, cuyo título alude al helicóptero tipo Puma, que transportó a más de 70 prisioneros políticos –asesinados todos–; el juez Guzmán tenía dicha investigación de Patricia Verdugo con anotaciones y notas al pie de página, siendo el caso de los «zarpazos del puma «el que derribó al dictador con su desafuero, arresto y enjuiciamiento en enero de 2001.

–Hay un libro de Lom ediciones en el que participas contando qué hacías el 11 de septiembre de 1973, ¿Te imaginas la historia sin aquel martes 11 de septiembre? ¿Qué andamios de tu personalidad se cimbraron en 1973?

–Sin ese golpe militar, mi padre estaría vivo con 81 años. Sin ese golpe militar, yo habría sido –creo– una periodista dedicada a la ciencia y la tecnología. Sin ese golpe militar, mi país no tendría la herida abierta que lo sigue remeciendo hasta sus cimientos, aunque a ratos no parezca. Sin ese golpe militar, mi país habría seguido avanzando hacía más profundos estados
de justicia social y no sería hoy el país latinoamericano con mayor brecha entre ricos y pobres, además de la peor distribución del ingreso de la región. Sin ese golpe militar, mi país sería más ético y estético”.

–Entre 1969 y 1973 trabajaste como asistente de relaciones públicas de la Escuela Militar; ¿Qué percibiste estando tan cerca del mundo de los milicos? ¿Te resultó familiar un nombre de algún militar cuando comenzaste a investigar las violaciones de los Derechos Humanos?

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–Percibí a los militares como seres humanos comunes y corrientes. Siempre tuve claro que –salvo excepciones– entre los militares se ubican los seres humanos más inseguros de sí mismos, los que requieren de uniformes para ocultar su individualidad, los que necesitan sólo del mecanismo de obedecer y mandar para asegurarse sus vidas y el sueldo de fin de mes…

«Hubo un militar, muy joven y bien parecido, que parecía más arrogante que el resto. Resultó ser uno de los más crueles asesinos: el hoy brigadier general Miguel Krassnoff Marchenko”.

–¿Por qué la obsesión con la memoria?

–Porque una persona sin memoria, ya no es persona. Sea por demencia senil, Mal de Alhzeimer o amnesia, deja de ser quien fue. Lo mismo ocurre con un pueblo: sin memoria, se pierde. No hay presente ni futuro sin ayer. Cada persona y cada pueblo es su memoria.

–Leí un ensayo de tu autoría para el libro La caravana de la muerte (editorial Contrapunto, 2001) donde sostienes: «Si un criminal como Pinochet no recibe sanción, ¿con qué argumentos podemos educar a nuestros hijos y nietos en una cultura de respeto a los derechos humanos?» ¿Cómo pasará a la Historia el caso de la Caravana de la muerte descrito en tu libro Los zarpazos del Puma?

–Confío en que pase a la historia como el caso donde Pinochet estampó con mayor claridad sus huellas digitales como criminal; La Caravana de la muerte fue un acto fundacional de la dictadura, Pinochet delegó sus poderes en el general Sergio Arellano Stark para la misión de recorrer Chile y «uniformar criterios respecto de la administración de justicia». El general
Arellano y un comando militar, a bordo de un helicóptero Puma, llegaban a las ciudades y elegían a un grupo de prisioneros políticos para masacrarlos a balazos y cortes de cuchillo.

«La mayoría de los detenidos se habían entregado voluntariamente a las nuevas autoridades militares, casi todos los presos
esperaban un Consejo de Guerra para probar su total inocencia, algunos ya habían recibido condenas, ninguna a pena de muerte; El objetivo de Pinochet era ordenar a las fuerzas armadas tras una línea dura y criminal, así como notificar a los disidentes de que se iniciaba una guerra sucia sin Dios ni ley y, para completar la amenaza, se ordenó ocultar los cadáveres
prolongando el sufrimiento y terror de las familias”.

–El 22 de octubre publicaste en El Clarín de Chile tu decepción por la política de la Concertación sobre la ley de Amnistía ¿Podrá Michelle Bachelet exorcizar los fantasmas del pinochetismo con justicia y memoria?

–La Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió un fallo que obliga a anular el decreto de auto-amnistía que dictó Pinochet y que sigue vigente hasta hoy en Chile. Ahora, en La Moneda y en el parlamento se estudia el camino a seguir. Hubiese querido que ello ocurriera sin ese fallo de la CIDH, ya que eso hablaría de un mayor nivel ético en mi país.
Lamentablemente no fue así”.

–¿En qué va el caso del Patio 29?

–Todos los cuerpos extraídos del Patio 29 serán sometidos a nuevas pruebas de ADN. ¡Imaginen el dolor de esas familias! Hace unos años, creyeron haber terminado su pesadilla, realizando funerales para sus seres queridos y luego honrando sus tumbas. Ahora, ¡todo de nuevo! Parece una broma de pésimo gusto, como cuando Pinochet …al descubrirse las tumbas– comentó que fue muy «económico» enterrarlos de a cuatro o cinco por tumba clandestina.

–El siete de septiembre de 2005 publicaste en nuestra casa editorial, La Jornada: «El 11 de septiembre de 2001, una orden amplia que incluyó investigar a narcotraficantes, y vendedores de armas. Todo lo que oliera a lavado de dinero… Así fue cómo tras una larga pesquisa, se comprobó que el Banco Riggs había violado la ley bancaria para resguardar la fortuna de
Pinochet» ¿Un 11 de septiembre, ahora en Nueva York, ayudó a demostrar que Pinochet además ordenar crímenes de lesa humanidad es un ladrón? ¿Cómo viviste ese 11 de septiembre en Nueva York, cuando vos hablas de la intromisión norteamericana en nuestro 11 de septiembre de 1973?

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–Así fue. La fortuna mal habida del Pinochet corrupto se descubrió cuando, luego del 11-S, la Casa Blanca ordenó rastrear todas las cuentas secretas de posibles narcotraficantes y mercaderes de armas.

«Para el 11-S yo estaba en Nueva York, día en que debía presentar mi libro «Chile, Pinochet and the caravan of death». Compartí cuerpo a cuerpo el terror y el dolor de los neoyorkinos. Y mientras deambulaba entre ellos, pensaba en si ellos
sabrían de nuestro 11-S en 1973. Me respondí que de seguro no lo sabían, así como no estaban enterados de que su gobierno fue el que impulsó el complot para derrocar al Presidente Allende. La violencia siembra más violencia, eso fue lo que pensé”.

–Vengo trabajando una investigación sobre Ricardo Claro, asesor del primer canciller de Pinochet, y los derechos de autor de Neruda, 2.3 millones de dólares estadounidenses sólo en 2003, invertidos en Cristalerías Chile ¿Tenés otro
antecedente sobre Ricardo Claro?

–Todo indica que Ricardo Claro fue hombre del Departamento de Estado de Norteamérica (Estados Unidos) en Chile. A él acudíamos los periodistas, durante la dictadura, para conocer la postura de EEUU.

Clarín de Chile era el diario de mayor circulación hasta el 11 de septiembre de 1973, ahora lo es El Mercurio, vos escribiste de la cuenta secreta que recibió Agustín Edwards luego de la reunión del 15 de septiembre de 1970 en la Casa Blanca. Según el Informe Church, la CIA entregó más de un millón y medio de dólares a El Mercurio para crear las condiciones del golpe militar ¿Por qué no existe desde el gobierno de Chile una reivindicación para el diario Clarín? ¿Por qué casi toda la publicidad oficial sale en El Mercurio?

–Porque los gobiernos de la Concertación, en sus casi diecisiete años en el poder, temen la prensa libre, independiente. Ha sido tan espuria la negociación con la derecha pinochetista, en estos años, que lo más conveniente es que no haya medios independientes que la develen. ¿De qué otra manera puede entenderse que Pinochet haya permanecido en los primeros
ocho años de transición como jefe del ejército? Y luego asumió como senador vitalicio, no hay que olvidarlo. Se pactó una «salida» honrosa para el peor criminal de nuestra historia.

–Has visto como se desvanecen, como espejismos, medios impresos independientes, por ejemplo: Hoy, Apsi y Rocinante. ¿Cómo lograr una verdadera libertad de expresión si el Estado se niega a la existencia de medios independientes?

foto–Y… hay que seguir la enumeración de medios: la revista Siete+7 y luego el diario Siete, que acaba de cerrar al no recibir avisos publicitarios de las grandes empresas, todas concentradas en una veintena de grupos económicos ultra-derechistas. Chile no podrá afianzar una democracia realmente fiable y sólida si no hay libertad de prensa. Y eso pasa por la diversidad en los medios. Tengo esperanza en que el tribunal de comercio internacional CIADI falle en favor de Clarín y podamos contar con un periódico independiente.

–Últimamente los estudiantes secundarios son la noticia ¿Cómo puede un país vivir con esos niveles de represión? ¿Por qué los ‘pingüinos’ han puesto en jaque al sistema neoliberal chileno?

–Los jóvenes están reaccionando al fin, desde los secundarios hasta los universitarios. Y lograron que La Moneda pusiera en su agenda la retrógrada ley constitucional de educación. Porque la educación en Chile es de mala calidad para las mayorías y no es un derecho ciudadano. Es sólo una mercancía que ofrecen mercaderes de la educación.

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* Escrito originalmente para Correo del Sur, revista cultural del diario mexicano La Jornada Morelos (www.lajornadamorelos.com) y el periódico digital chileno El Clarín (www.elclarin.cl), este último continuación del matutino Clarín, clausurado y saqueado por la turba militar en 1973; han pasado más de 33 años de esos hechos –y más de 16 desde el «regreso de la democracia»–, pero el Estado chileno se niega a reparar el mal causado.

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Mario Casasús es un joven periodista especializado en asuntos culturales, con un acabado conocimiento del acontecer de éstos en el Cono Sur. Su firme, valerosa y prolongada campaña por el saneamiento de las prácticas administrativas en la Fundación Neruda y el rescate del legado del poeta comprometen el agradecimiento de la vida intelectual chilena.

Las fotografías de la señora Verdugo no pertenecen al reportaje, son de archivo.

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