Pedro Páez: Banco del Sur, puntal de la integración regional

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Esa racionalidad corresponde a este proceso de lavado del mate del que somos objeto.  Esta situación en la que el sentido común que es asumido como algo natural tiene que ser criticado como un producto social, como una construcción social en la que están de por medio los poderes establecidos.  En el que los monopolios de los medios de comunicación y el sesgo que tienen inclusive los libros de texto en las escuelas, los colegios, van formando ciertos dispositivos internos en nuestra cabeza que nos hacen pensar automáticamente de cierta manera aunque esté en contra de nuestros intereses, y lo que es más grave aunque esté en contra de nuestra experiencia cotidiana.

Entonces, parte de lo que estamos planteando aquí entra en este proceso de otro tipo de participación de la gente.  Es decir, toda la convocatoria a la construcción de la nueva arquitectura financiera rompe con los esquemas porque en lugar de que se resuelva entre cuatro paredes a nivel de negociaciones diplomáticas lo que se ha hecho es decir: no, esto es un tema de todos, si dejamos que los banqueros y los economistas sean los únicos que pueden hablar de moneda y banca estamos fritos, porque es como dejar a los pedófilos a cargo del jardín de infantes.  Lo que necesitamos es asumir, no dejarnos apantallar, si toca tomar un poquito de tiempo para comprender las cosas, hay que tomar y se ha de entender nomás.

Lo que estamos planteando tiene también este horizonte de pedagogía social, este horizonte de politizar el proceso de construcción institucional, de hacer que la gente esté adentro exigiendo lo que quiere.  Si no es así puede suceder que al final del camino todo este esfuerzo que ha hecho la sociedad civil, las organizaciones populares, los intelectuales progresistas de Latinoamérica y la solidaridad de otras partes del mundo para armar esta nueva arquitectura financiera, termine secuestrado.  Es muy fácil comprar un edificio y nombrar un gerente, pero ¿qué ganamos si la nueva institución resulta una réplica del BM?  No pues, necesitamos estar ahí de manera permanente, independientemente del nombre de la persona que se designe ahí, porque necesitamos garantizar que este sea un banco distinto, que opere de una manera distinta, que financie otro tipo de prioridades, que atienda las necesidades de la gente, las necesidades estratégicas de nuestros países.

Pero a la vez necesitamos tener otro tipo de moneda, una moneda que no sea el instrumento de la exclusión de la gente, como la que estamos trabajando con el Sucre que funciona sobre la base de la compensación de pagos que permite precisamente un proceso de comunicación, que permite viabilizar y validar el trabajo de la gente, que otro tipo de iniciativas que hasta ahora han estado al margen puedan contribuir a la creación de riqueza de las comunidades.  Para eso finalmente necesitamos defender nuestros procesos, no podemos ser ingenuos, ya que para los poderes establecidos aunque los avances han sido modestos, llenos de dubitaciones, son avances que están estorbando a lógica de esa oligarquía minúscula que nos quieren ver sometidos, porque para podernos sacar la plusvalia necesitan minusválidos, y lo que necesitamos es precisamente romper con esas imposibilidades que nos han puesto adentro y que nos van creando en el sistema, en las instituciones, en las leyes, en la TV, en el imaginario, y hacer valer lo que hacemos, valernos por nosotros mismos, eso es lo que estamos planteando con la nueva arquitectura financiera.

 

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