Pelotas que no de fútbol: mercato

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Luis Casado*

Para aquellos que ignoran los arcanos del futbol, el mercato es un período del año, en realidad dos, durante los cuales se puede negociar la adquisición del pase de algún astro del balón, ceder o prestar un jugador, completar o consolidar un equipo gracias a astuciosos fichajes que suelen concentrar la atención de la prensa y del respetable, para no hablar de quienes han hecho de la trata de músculos peloteros un oficio de dudosa reputación pero muy rentable.

De modo que si algún atacante (en Chile un striker), un defensa (en Chile un back o un stopper), un alero (en Chile un wing), un arquero (en Chile un goalkeeper) o un entrenador (en Chile un coach) desean darle un impulso a su carrera, dejar el pinche equipo (en Chile the fucking team) en el que ejercen sus talentos, abandonar la banca de los reservas y darse la oportunidad de ganar el Balón de Oro, solo tienen que esperar el mercato y activar a sus agentes para que negocien un traspaso en las mejores condiciones. Siempre y cuando haya algún interesado.

En política es lo mismo, solo que en vez del mercato hay que esperar las elecciones, no sé si ves las semejanzas: hay plata de por medio, duras negociaciones, el deseo de figurar, de llegar a las grandes ligas, de ser titular, de salir en los diarios, de aparecer en los noticieros de la tele (después de las balaceras, de los asaltos, de los descuartizamientos y otras violaciones, pero en la tele al fin y al cabo), de hacer declaraciones para la posteridad («vinimos a ganar»), de hacer la felicidad del personal, de darle razones de pensar que somos los mejores, tú siéntate allí, calla y aplaude, después de todo el único que es bien pagado en el cuento es el artista. Del balón o de las cuáticas, eso ya es según.

Y el personal se entusiasma, cree que el tipo va a cambiarlo todo, que vamos a calificar, no para el Mundial de Sudáfrica sino para el Primer Mundo, y que a partir de ese momento Chile va a ser la novedad del año y que pasearte con el pasaporte azul te aportará una especie de reconocimiento en los países ricos, e inéditos peligros en los países rascas, tú ya sabes, el terrorismo siempre elige víctimas de países que cuentan, que disponen de algún submarino atómico, de un porta–aviones, de dos o tres satélites, si no no sería gracia, hay que ser muy huevón para raptar ciudadanos de Burkina Fasso de Myammar o de Botswana,  ¡no te jode!, habría que comenzar por saber dónde cae eso, de seguro en un mal barrio.

De modo que nuestros artistas de las pelotas –y te estoy hablando de los políticos–,  están aprovechando el mercato, digo las elecciones, y se cambian de camiseta con una frecuencia y un entusiasmo dignos de mejor causa; en otras épocas eso se llamaba darse vuelta la chaqueta pero tenemos el placer, el honor y la ventaja de vivir una época de modernidad en la cual no cuentan las convicciones ni los principios sino los intereses y las encuestas, sobre todo aquellas que muestran y demuestran –si fuese necesario– que los hinchas del Real Madrid ansían a Kaká y a Cristiano Ronaldo y el personal chilensis se muere por Marcelo (no, no el Matador), por Fernando, por Jorge, por Marco, por Fulvio, por Carlos, por Adolfo… la lista es larga lo que prueba que otras cosas sí pero transeúntes no es lo que falta en la copia feliz del edén.

Hay quién va hasta a proponer hacer una selección, sin mirar el color político sino la destreza del tipo, para organizar un gobierno de los mejores, algo así como el equipo del Barça pero en el cual el papel de Pep Guardiola lo jugaría este candidato de mis dos que, dicho sea de paso, cuestión pelotas es number one.

De modo que hay que tener paciencia, ya se irá viendo quién compra a quién, qué es lo que pide cada cual, donde fichan a fulano, a zutano o a perengano, quién se queda de reserva y quién pasa al equipo titular,  quién toca el pito o se toca las pelotas, sabiendo que hay algunos que quieren estar en todas, patear el corner y correr a cabecearlo, distribuir las tarjetas amarillas e incluso expulsar al adversario.

Como dice mi amigo Horacio, ¡Vos no tenés una pijotera idea de la suerte que tenés de vivir en Chile!

* En The Paskin (http://elpaskin3.lacoctelera.net).
Publicado originalmente en www.elclarin.cl

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