Perú: tiene 20 años, es poeta y está presa

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Melissa Patiño fue detenida el 29 de febrero de 2008 en un puesto fronterizo entre Ecuador y Perú; nadie se preguntó porqué de todo el despliegue de los medios organizado por el gobierno de Alan García, pero no fue así, y la poeta de 20 años Melissa Patiño, por quien el mundo intelectual latinoamericano clama hoy justicia: calificada de «terrorista» sigue confinada en una cárcel de alta seguridad. La presencia de «terroristas bolivarianos» en el Perú es un excelente pretexto para permitir el traslado de la base militar norteamericana de Mantas (Ecuador) a la Amazonía peruana y así enganchar oficialmente al país en el Plan Colombia.

Vicky Pelaez

Pareciera que el Perú se ha quedado detenido en el tiempo. Siguen encarcelando a sus poetas como lo hizo hace 86 años con César Vallejo, a quien encerraron en una prisión junto con delincuentes comunes por un crimen que nunca cometió. La misma historia, kafkiana, se repite. Melissa Patiño regresaba de Quito después de asistir al ampliamente difundido Segundo Encuentro de la Coordinadora Continental Bolivariana, y estaba con otros seis participantes cuando fueron apresados por agentes de seguridad del Estado. Ya se sabe, por varios hombres de prensa llevados al lugar, que el gobierno preparó la comedia con anticipación, filtrando información sobre el arribo de un grupo de «terroristas».

Lo lamentable es que no indagaron y fueron (tal vez) cómplices involuntarios para justificar los hechos del primero de marzo cuando Colombia bombardeó un campamento FARC en territorio ecuatoriano y acusa al país de albergar a esos sempiternos terroristas que quitan el sueño.

Claro, no se informó desde Aguas Verdes que ni Melissa ni sus compañeros nunca militaron en Sendero Luminoso o MRTA, ni tienen antecedentes penales. Ella es estudiante de Administración de Empresas en la Universidad Nacional de San Marcos y participaba en la producción del programa radial cultural Todas las Voces. Como el director del programa no pudo viajar, cedió su lugar a Melissa, quien estaba feliz de conocer Quito. Ahora, como si fuese una delincuente, está en un penal de máxima seguridad acosada por presos comunes que ya trataron de violar a una de sus compañeras de viaje.

El juez del caso ha dictado un auto apertorio de instrucción anticipando que Melissa y sus amigas son «terroristas porque tienen ideas marxistas y guevaristas».

Cabe preguntarse ¿por qué Alan García necesita montar la siniestra comedia de la existencia del terrorismo en el país, violando inclusive el artículo segundo de la Constitución que establece que «no hay persecución por razón de ideas o creencias y que no hay delito de opinión»? La respuesta es sencill:

Primero, Alan García es el lacayo de turno del Gran Patrón quien ha dado la orden de desprestigiar todo lo relacionado con las iniciativas bolivarianas de Hugo Chávez, porque hacen peligrar los intereses geoestratégicos y económicos de Norteamérica. Desde este punto de vista, cualquier reunión bolivariana es presentada como una conjura subversiva antinorteamericana.

Segundo, la presencia de ‘terroristas bolivarianos’ en el Perú es un excelente pretexto para permitir el traslado de la base militar norteamericana de Mantas (Ecuador) a la Amazonía peruana y así enganchar oficialmente al país en el Plan Colombia.

Tercero, el pretexto del ‘nuevo terrorismo’ permite a García desviar la atención de la crisis económica que traerá el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Por de pronto el Citibank ya exige la privatización del Seguro Social.

Finalmente, la perspectiva de García es complacer al Gran Patrón en lo que pueda para asegurar su retiro, pero se olvida la historia de Pinochet, Fujimori y otros: el Gran Patrón no tiene amigos permanentes -se deshace de sus serviles cuando no los necesita.

Sin embargo, encerrar a inocentes para cubrir toda esta trama no le está resultando. Las voces de indignación lllegan desde diferentes puntos del planeta y le exigen punto final a la canallada.

A la cana con los poetas

Escribió el analista político limeño Raúl Wiener: ¿Quién me dice si Melissa Patiño, muy poeta hasta ahora, no resulte más adelante como Edith Lagos, que también era joven, poeta y carismática, y terminó senderista?

Clarísimo. Ahora Melissa no podrá salir libre hasta que pruebe no lo que no hizo (porque nadie le ha probado que hizo algo fuera de la ley), sino lo que no va a hacer. Por tanto se justifica que continúe en Santa Mónica, a pesar que ya acabó la fase de investigación.

Una teoría, la verdad, de tremendas implicancias políticas, morales e intelectuales, que por ejemplo puede conducir a una redada general de los poetas que aún siguen libres, como ya está empezando en la calle Quilca los fines de semana, por el riesgo de lo que podrían representar en los próximos años. Y aplicar también el mismo principio a todos los profesores de filosofía, no vaya a ser que lleguen adonde llegó finalmente Abimael Guzmán Reynoso. Y a todos los amigos de Alan García, porque podrían ser como Polay.

Ni Bush, que inventó la guerra preventiva: invado Irak, porque presupongo que se prepara a atacarme, que por lo menos era una mentira que podía funcionar un tiempo hasta que se reconociera que no había armas de destrucción masiva, ni planes de ataque de los invadidos; puede superar la fórmula del Mariátegui de derecha: vas preso, porque otra poeta joven, resultó subversiva.

Y este es el tipo que sale de su periódico y se reúne con García hasta después de la media noche, elaborándole los argumentos para justificar sus políticas. Tal vez por eso estamos, como estamos.

* Escritora y periodista

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