Piñera perdió en bastiones importantes

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El gobierno de derecha del presidente Sebastián Piñera perdió bastiones considerados clave durante las elecciones municipales que se llevaron a cabo ayer. Los comicios, con una abstención superior al 70 por ciento, estuvieron marcados por el triunfo de la oposición en las emblemáticas comunas capitalinas de Santiago y Providencia, bastiones del oficialismo. La victoria en Providencia de Josefa Errázuriz, líder surgida desde los movimientos sociales y ciudadanos, fue de hecho el símbolo de los comicios por romper el bipartidismo que domina a Chile desde el retorno a la democracia en 1990.

“Gracias a todos por su apoyo”, dijo Errázuriz al confirmar su victoria. “Ha triunfado el odio”, replicó el derrotado alcalde, Cristián Labbe, ex guardaespaldas del dictador Augusto Pinochet.

El oficialismo, que enfrentará comicios legislativos y presidenciales en 2013, obtuvo finalmente 1.100.000 votos sobre un total de 13 millones de electores potenciales. La cifra representó un 38 por ciento de los votos válidamente emitidos. La oposición de centroizquierda, que agrupó desde demócratas cristianos hasta comunistas, sumó un 44 por ciento de los sufragios emitidos, yendo en dos listas. El Partido Progresista de Marco Enríquez-Ominami, que competía por fuera de los dos bloques dominantes de la política chilena, obtuvo un 2 por ciento de los votos emitidos. Las demás agrupaciones sumaron menos de un 5 por ciento.

Las elecciones municipales se realizaron ayer en todo Chile con la abstención más alta de la historia, algunas manifestaciones de jóvenes contra la dictadura de 1973-1990, la sorprendente aparición en el padrón de cientos de personas fallecidas o desaparecidas en ese período –incluido el ex presidente Salvador Allende– y alrededor de un centenar de detenidos por diversas infracciones.

Aunque el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, no lo mencionó, los comandos de los diversos partidos y coaliciones advirtieron que al extrapolar las cifras se confirma que hubo una gran abstención, pues el total de votos emitidos bordearía los 6 millones, en un padrón de 13.404.084 electores habilitados para escoger a 345 alcaldes y 2224 concejales, en comicios considerados históricos por ser la primera vez en que el voto no fue obligatorio. Esa circunstancia, sumada a que también por primera vez la inscripción en los padrones fue automática y no voluntaria, y combinada con el descontento de muchos ciudadanos por la marcha de los asuntos públicos, determinó la tasa de abstención más alta de la historia electoral chilena.

En el caso de la elección de concejales, el primer cómputo totalizó solamente 94 mil votos, de los que la oposición, que iba dividida en dos listas, obtiene en total un 48,20 por ciento, frente a un 36,18 por ciento de la coalición oficialista de derechas.

Los resultados eran esperados con expectativa pues son considerados clave para perfilar el escenario electoral para las presidenciales de 2013. Las encuestas no lograron dar señales demasiado claras, no sólo por el desinterés ciudadano sino también por la dispersión de la oposición. “Ha habido una menor afluencia de personas a las mesas de votación”, reconoció el director del Servicio Electoral, Juan Ignacio García, una hora antes de que se cerraran los comicios. A diferencia de elecciones anteriores, no se registraron aglomeraciones en los centros de votación, ni siquiera en el Estadio Nacional de Santiago, donde se concentra la mayor cantidad de mesas.

Las imágenes de los canales de televisión mostraron en muchos casos a las autoridades de mesa charlando entre ellas, a la espera de que llegaran ciudadanos a votar, en una situación que había sido adelantada por las encuestas, que pronosticaban una abstención cercana a 40 por ciento. Ante ese panorama, los dirigentes políticos exhortaron a los ciudadanos a que concurrieran a las urnas. “Cuando vota poca gente, la democracia se debilita; si ustedes no votan, otros van a tomar las decisiones por ustedes y eso no es bueno”, afirmó el presidente Sebastián Piñera después de emitir su voto.

La reciente reforma electoral que posibilitó el empadronamiento automático y el voto voluntario no permitió, sin embargo, que pudieran participar de los comicios los chilenos que residen en el exterior, entre ellos la ex presidenta Michelle Bachelet, actual directora ejecutiva de ONU Mujeres. Esta limitación fue criticada por el antecesor de Bachelet, Ricardo Lagos, quien atribuyó a la derecha la responsabilidad de haberse opuesto sistemáticamente en el Parlamento a que puedan votar los chilenos que viven en el extranjero.

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