Rector Universidad de Chile: no contra los estudiantes

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Durante meses en Santiago de Chile, a pocos metros del Palacio de La Moneda, sede del Poder Ejecutivo, la estatua ecuestre de uno de los héroes de la Independencia permaneció cubierta por un cubo multicolor: publicidad de una de las decenas de universidades privadas que en los últimos 30 años se expandieron como hongos tras la lluvia en el bosque.

La ‘inversión’ que debe desembolsar un alumno por estudiar en alguno de estos centros de estudios superiores privados -muchos autónomos- nunca es inferior a más del salario mínimo legal y no resulta extraño que lo multiplique con generosidad.

Si bien algunas universidades privadas chilenas -las menos- cumplen con brindar una preparación profesional sólida, comienza a abrirse paso en la conciencia ciudadana que en otras su mejor nivel académico es equivalente al de su publicidad cuando llega el tiempo de pescar matrículas.

La privada tragedia universitaria

Soto voce corren chismes y comentarios -de certeza probable, de probable mendacidad- que envuelven a las empresas, personalidades y corporaciones, nacionales y extranjeras, con intereses en ellas o directamente sus propietarias. Poco de esas habladurías contribuye al prestigio de sus académicos y egresados.

En oportunidades la realidad supera la peor maledicencia: junio llegó con fío a la capital chilena, y en esta tierra de autonombrados jaguares -una subespecie local del género yupi en boga hace unos años- en una prestigiosa universidad privada los alumnos deben llegar a sus clases abrigados como para subir los nevados Andes. Eso sí: en la cafetería venden cigarrillos importados al mismo precio que los nacionales.

Otra cosa notable es que los estudiantes tienen que almacenar en sus mochilas y portadocumentos -en vez del ordenador portátil: ¿dónde lo conectarían a la red eléctrica o a la red telefónica?- una toalla o un rollo de toallitas de papel para secarse las manos si van al lavabo, el jabón para ese menester y hasta lo que efemísticamente se llama papel higiénico si experimentaran urgentes necesidades.

En otras de estas modernas casas de estudio que miran hacia -pero no ven- el futuro, la biblioteca es un lujo siempre en construcción, en formación, en proceso de adquisición de libros (aunque eso no es un hecho trascendente: al fi y al cabo, si pueden pagar a partir de un piso de US$ 350 mensuales por ‘estudiar’ tendrán dinero para hacerse con sus propios estantes para la bibliografía necesaria).

La Ley de dios es la fuente de todo derecho -enseñan, fotocopia mediante, en la Escuela de Derecho de una universidad privada-, y en ella debe inspirarse y a ella debe ajustarse el legislador. Siglo XXI. Tal vez por eso, porque basta la fe, muchos alumnos de estos planteles ignoran, por ejemplo, que haya vivido alguna vez un tal Charles De Gaulle, qué hizo un señor Mao Zedong, el nombre de alguna obra de Goethe, la existencia de Haya de la Torre, etc…

Al fin y al cabo, salvo alguna excepción, las universidades privadas se orientan por la Estrella del Norte, que físicamente está en el norte, y allí, en el norte, se abren las rutas del bienestar y la riqueza para quiene saben caminarlas. Se llega al norte por la vía del empleo, la asociación, el servicio, los posgrados, los favores, las invitaciones; como en el caso de las seudociencias, sólo es necesario creer. El que cree entrega el alma y a menudo el diezmo.

La Universidad de Chile

Herman Schwember brinda un panorama desolador de la enseñanza en Chile. Éxitos y espejismos en la Educación Superior puede leerse aquí: http://noticias.arcoiris.tv/modules.php?name=News&file=article&sid=171.

El rector de la Universidad de Chile, profesor Luis Riveros, fue entrevistado por Juan Pablo Cárdenas, director de la radio de esa universidad, (http://radio.uchile.cl) a propósito de las protestas estudiantiles, que consideran que la institución va camino a su privatización completa, por una parte, y, por la otra, en reclamo de créditos y subsidios para completar sus estudios.

El Estado conserva tuición directa sobre algunas casas de estudios superiores; la más importante es la Universidad de Chile. Lo cierto, empero, es que esta universidad hace rato que dejó de ser el faro de la cultura, la ciencia y la investigación. El Estado aporta alrededor de una quinta parte de sus necesidades presupuestarias. La Universidad de Chile es o se ve obligada a ser -en los hechos- otra universidad en busca de autofinanciamiento.

La siguiente es la adaptación hecha por Cristián Cabalin de dicha entrevista, publicada el 24 de junio en el Portal del Pluralismo, www.portaldelpluralismo.cl.

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El rector de la Universidad de Chile responde a las críticas en su contra del ministro de Educación, Sergio Bitar, por el apoyo de la Casa de Bello a las demandas de sus estudiantes. Además, sostiene que la educación superior pública enfrenta problemas estructurales de financiamiento.

La principal universidad del país atraviesa por una crisis de financiamiento, que tiene a dos mil de sus alumnos sin recibir el Crédito Universitario que les corresponde. La educación superior pública no recibe el sostén del Estado y muchas iniciativas del gobierno de Ricardo Lagos apuntan justamente en la dirección contraria: la privatización. Por eso, los estudiantes de la Universidad de Chile se movilizan y el rector de la Casa de Bello, Luis Riveros, solidariza con sus demandas, pero rechaza la forma de protesta. Sostiene que se debe abordar urgentemente una reforma estructural, porque el sistema ya no tolera más despreocupación del Estado.

-Ayer se cerraron las puertas de la Universidad y su bandera estuvo a media asta en una muestra de solidaridad con la protesta de los estudiantes, quienes marcharon vestidos de negros por Alameda. Pero muchos insisten que la responsabilidad de financiamiento es de las propias instituciones y no del Estado…

-Yo he asegurado que el sistema es insostenible si las universidades tenemos, año a año, que complementar el Fondo Solidario. Yo, en este sentido, he respaldado el fondo de la protesta de los estudiantes, no la forma. No estoy de acuerdo con las tomas, pero respaldo el fondo del problema, lo he planteado siempre, insistentemente. El ministerio de Educación ya nos ha dado una respuesta suficientemente categórica en términos de que no hay más recursos ni para la Universidad de Chile ni para el resto de las universidades.

-Usted ha recordado que siempre se estimó que el gobierno del presidente Lagos iba a tener una labor muy importante a favor de la educación superior pública, incluso era una de las promesas de su campaña. ¿Cuál es su evaluación de lo que ha hecho el gobierno hasta el momento?

-Creo que algunas iniciativas que se han puesto en marcha atienden algunos problemas, pero sin duda los problemas centrales no han sido atendidos suficientemente. Uno de ellos es el financiamiento estudiantil. Vemos que año tras año estamos en este mismo carrusel, que expone a la universidad a las demandas de los estudiantes y a la nula respuesta del gobierno.

Creo que tampoco se ha abordado el financiamiento base de las universidades y todavía no hay claridad en el rol que cumple el Estado en el financiamiento del sistema. Son situaciones centrales, que no han sido abordadas suficientemente. Yo me siento muy decepcionando de esos problemas, aunque reconozco que se han hecho algunas cosas, como presentar este proyecto de ley que permite renegociar las deudas a las universidades estatales. Pero esperábamos algo más estructural, para darle cobertura al país.

-¿Qué nos puede decir de la situación en conjunto de las universidades del sector público, porque las cifras indican que hay un déficit de 17 mil millones de pesos en el crédito fiscal y la Universidad de Chile sólo está afectada con unos 2 mil millones? ¿La situación del resto compromete la estabilidad de la educación superior pública?

-En el conjunto de las universidades existe una enorme preocupación. Desde luego cada uno lo hace ver de distinta forma, de acuerdo con su situación interna. Esto viene sucediendo año tras año y, ciertamente, inhibe a muchas universidades de llevar adelante sus programas de inversión y desarrollo. Estamos comprometiendo el desarrollo del sistema universitario, para proveer de créditos.

El alza en la demanda de créditos tiene muchos orígenes. En algunos casos, se ha producido un aumento desmesurado de la matrícula y en otros, por la cambiante situación económica de los estudiantes. Naturalmente, también está el hecho de que el crédito no se ha recuperado suficientemente en el sistema, también por la realidad laboral de muchos de los egresados.

Aquí hay un conjunto de problemas, pero ellos no han sido abordados integralmente. La solución no pasa por decirle a los rectores este es su problema y tiene que arreglarlo usted. La Universidad de Chile ha tomado distintas formas para abordar el problema y eso ha molestado a los estudiantes, pero la verdad es que se debe abordar el conflicto que está delante de uno.

Hay 1.700 estudiantes de la universidad que no tienen crédito en el porcentaje que les corresponde, y nosotros hemos tomado la decisión de ayudarlos en un fondo universitario con el objeto de salir de ese problema a la mano.

-Claro, el Consejo Universitario aprobó este fondo, distrayendo recursos que estaban destinados a la docencia e investigación. Por lo mismo, los estudiantes no quieren que este fondo se mantenga e insisten en que el Estado asuma el papel que le corresponde.

Es evidente que el movimiento estudiantil está dividido, que hay irritación en la universidad por las tomas. ¿Qué espera usted que hagan los estudiantes para hacer valer su voz?

-Ellos debieran decir cuales son las reformas al sistema de crédito universitario que quieren. Eso se está discutiendo. Hay que mirar hacia delante y cambiar el sistema en su base de funcionamiento. Para eso, necesitamos las propuestas de los estudiantes. Conozco la protesta, pero no la propuesta.

-Este apoyo que usted ha brindado a la protesta estudiantil ha sido criticado por el ministro de Educación, Sergio Bitar…
-Yo entiendo la posición del ministro y la respeto. Pero él debe respetar también la mía y la de la Corporación. Nosotros no podemos aparecer contra los estudiantes en una cuestión que hemos venido planteando hace mucho tiempo, que aquí hay un déficit insostenible, que necesita ser cambiado. Hay un problema de fondo respecto al financiamiento estudiantil que necesita ser reformado.

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