REVOLUCIÓN EN SALUD Y SALUD PARA LA REVOLUCIÓN: ¡AHORA!

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La Salud Pública ha colapsado, incapaz de proporcionar eficiente y equitativa atención básica de salud, requiere de cambios urgentes.

Las causas son múltiples-

– Presupuesto deficiente que ha impedido establecer planes a mediano y largo plazo;

– Fragmentación a nivel de dirección, planificación y manejo que ha convertido a nuestro sistema de salud, en una “orquesta de músicos sin director que compiten tocando diferentes ritmos”;

– Asistencia extranjera, iniciativas globales, fundaciones privadas, agencias internacionales, banco mundial y ONG internacionales que han empujado al Ministerio de Salud y las comunidades en distintas direccione;

– Condicionamiento e imposición de agendas designados para satisfacer las necesidades e intereses de las agencias internacionales;

– Pérdida de personal capacitado del sector público hacia el sector no gubernamental, reforzando la dependencia, y elevación de costos administrativos por la dispersión de acciones, y multiplicidad de proveedores.

Los responsables de esta debacle

Es curioso observar cómo los responsables y cómplices de esta situación, hoy son analistas y críticos, e inclusive pretenden pasar por los ideólogos de la Salud Pública; ahí están los gobiernos, sus ex-ministros de Salud y demás funcionarios provinciales de más de dos décadas, los organismos multinacionales de crédito que a cambio de sus préstamos han impuesto modelos, las agencias de las naciones unidas que han “asesorado” los procesos de “reforma sanitaria”, los mercaderes de la medicina que han llenado sus consultorios con la “transferencia” de pacientes de los hospitales públicos, los empresarios de la educación que crean universidades y facultades para producir tecnócratas a la medida de su visión mercantilista de la medicina.

Para enfrentar las causas también debemos identificar a los responsables. Ellos no pueden estar a cargo de los cambios fundamentales que requiere la salud pública. Requerimos asumir esta responsabilidad desde los pueblos y sus organizaciones, desde verdaderos cientistas y profesionales éticos, con una visión clara y consecuente de la propuesta.

Programas y servicios fragmentarios

La fragmentación de los programas y de los servicios, las intervenciones selectivas verticalmente organizadas han surgido como consecuencia de la disfunción del sistema de atención de salud y de la urgencia por ampliar la cobertura, siendo además el reflejo de un liderazgo pobre y manejo público deficiente, expresado en la dificultad del Ministerio de Salud para reclutar el mejor personal y detener la desmoralización que invade al sector desde hace muchos años.

Sin embargo, estos programas verticales y selectivos, impiden la coordinación, duplican los servicios; provocan la fuga de personal, retarda el desarrollo de planes locales e integrales basados en el contexto local. Pero además, son implementados a través de actores no gubernamentales lo que contribuye a la “fuga de cerebros” del sector público hacia el sector no gubernamental.

Reformas del sector salud

La fragmentación y debilitamiento del sistema de salud es también consecuencia de la imposición de paquetes de reformas al sector público. Así por ejemplo: la entrega de responsabilidades de la atención de salud a los gobiernos locales, cuya implementación de por sí es compleja, se originó fuera del sector salud y sin una adecuada planificación.

Los programas de ajuste estructural: determinaron el crecimiento de un sector de atención primaria privada que proliferó como consecuencia de los recortes al presupuesto. La resignación y el despecho de los trabajadores del sector público los lanzó hacia el sector privado, sumándose el número de vendedores informales y no regulados de medicamentos.

Atención de salud mercantilizada

El colapso de los servicios públicos de salud ha determinado también la comercialización masiva de la atención de salud, ha conducido a la proliferación de proveedores de servicios de salud orientados a maximizar el lucro mas que el acceso y el beneficio; ha inducido la demanda de servicios inapropiados e innecesarios, ha acentuado la dependencia biomédica a costas de las estrategias de prevención y promoción, ha sustituido la colaboración entre proveedores por la competencia, y la pérdida de la confianza entre pacientes y proveedores.

El resultado ha sido desastroso para los pobres, ha limitado el acceso a la atención, ha generado mas pobreza y profundizado la misma. El desarrollo del mercado de aseguradoras para aquellos que puedan pagarlo, aglutinó a los grupos de mayores ingresos en un sistema de atención de salud separado, distanciado de las necesidades de los pobres.

Se argumenta que estimulando a los grupos de mayores ingresos a financiar privadamente su atención y por lo tanto al sacarles del sector público, este sector será capaz de concentrar en los pobres y asegurar un acceso universal a un paquete mínimo de servicios básicos para todos. Sin embargo, este hecho debilita el compromiso social de un subsidio horizontal, de una atención de salud equitativa y sustentable.

Revolución en Salud y Salud para la Revolución

No existen soluciones simples. El fortalecimiento y desarrollo del sistema de salud requiere de programas multidimensionales de reforma y cambio, guiados por una visión y compromiso hacia metas claras y concretas.

Necesitamos un sistema de salud que garantice un rol central del Estado, la provisión pública de los servicios, que priorice una atención de salud equitativa y asegure la participación y responsabilidad pública.

El sistema de salud necesita de instituciones públicas eficaces, capaces y bien financiadas. Toda persona tiene derecho a la atención de salud independiente de la capacidad de pago y de las trampas del mercado.
Los servicios públicos salud no pueden continuar siendo el último recurso de las personas para buscar atención de salud, NO deberían ser marginados como “el sistema pobre de atención de salud para los pobres”. Sí tiene que ser la expresión de la solidaridad y constituirse en un sistema nacional, universal y único.
Para alcanzar sus metas, el sistema de salud requiere de una atención cuidadosa, –fragmentado, desorganizado, y manejado por el mercado seguirá siendo ineficiente e inequitativo–.

Sólo el financiamiento apropiado de una red de servicios públicos puede ofrecer un ambiente propicio para promover una conducta ética, romper el nexo entre colapso del sistema público, aumento de la privatización y encarecimiento de los servicios. La rehabilitación y revitalización del sector público en salud requiere la reconstrucción de estrategias basadas en la comunidad tanto individual como colectiva; la regulación del gasto y consumo de acuerdo a las necesidades y no de las demandas de atención o en la capacidad de pago.

Cabe destacar, además, que no estamos señalando que el sistema público, nacional de salud, tiene que ser un sistema de atención monolítico, ineficiente, y burocrático. Puede ser descentralizado y regulado de acuerdo a las necesidades locales, capaces de formar alianzas con actores no gubernamentales y delinear estrategias de empoderamiento popular.

Trabajadores de la Salud: elementos claves para el desarrollo

Un elemento clave, para una estrategia de construcción y fortalecimiento del sistema de atención de salud es la planificación de los recursos humanos, tal como lo resalta el informe de la OMS del 2006:

– El análisis de los recursos públicos y privados existentes constituye un paso inicial y obvio, lamentablemente ausente en la base de datos de nuestro Ministerio de Salud.

– Una clara definición del número y capacidades de los trabajadores de salud, personal de logística y otros necesarios para proporcionar atención básica.

– Inversión a mediano plazo en las escuelas de enfermería, salud pública y otras disciplinas para cubrir las necesidades de atención a mediano y largo plazo.

– El reconocimiento y la interacción con actores de medicina tradicional, así como la formación de promotores comunitarios de salud.

– Una política salarial que permita a los trabajadores del sector público un desempeño eficiente y ético, al tiempo que busque regular, monitorizar y reducir la distancia con el sector privado.

– Un plan significativo y adecuado de recursos humanos requiere de un incremento sostenible del presupuesto y realizable a largo plazo, fijándose como meta alcanzar el 15 por ciento del presupuesto general del Estado.

Cuenca, marzo de 2007.

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