Saramago: – NARCOS, BANDIDOS, REITERACIÓN DE VOTOS Y UNA CARTA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Entrado en la curva de su novena década de vida José Saramago concedió una entrevista al diario El Tiempo de Colombia; hacia el final de la conversación, luego de hablar sobre lo divino (pero poco, es ateo) y lo humano, el Nobel de Literatura respondió a la siguiente pregunta:

¿Qué futuro le ve usted a Colombia?

Dijo: «Colombia tiene todas las condiciones, económicas, sociales, culturales, para convertirse en un gran país; pero tiene el cáncer de la guerrilla y el conformismo de la sociedad con ella. Probablemente, en el momento de su aparición tenía una razón: quizás liberar a Colombia de un poder casi feudal, de caciquismos multimillonarios. Pero se pervirtió para convertirse en un ejército de bandidos, narcotraficantes y secuestradores. Ejercen una acción que desde todos los puntos de vista es despreciable.

«A mi me duele Colombia. Hay un pueblo culto que busca cultivarse con mucha seriedad, con mucha convicción. Es un país que cree que la cultura es realmente necesaria, que no es sencillamente un adorno como un collar de perlas. Si logra liberarse del horror de la guerrilla, Colombia tiene todo para convertirse en una gran nación».

(La entrevista puede leerse aquí).

A partir del 19 de julio no pocos medios periodísticos y de opinión reseñaron o publicaron íntegra la carta abierta que le envió el sociólogo, académico y político estadounidense James Petras. Un texto de esos que solían describirse como «de cuero de diablo» y que ya muy pocos escriben por eso de que uno nunca sabe qué podrá pasar mañana o por aquello de que soldado que no pelea por la mañana no tendrá que lamentar heridas en la noche.

Alguna bestezuela bien intencionada tituló en castellano la misiva Sobre una bizarra amnesia histórica, destruyendo desde el vamos la intención de Petras. En efecto, en nuestro tan arponeado idioma bizarro significa varias cosas: valiente, una de ellas, espléndido, otra. En inglés, en cambio, «bizarre» es algo así como esperpéntico, grotesco, desatinado. Petras, o sea, no quiso ser cariñoso con Saramago.

Veamos la carta.

fotoCarta abierta de James Petras a José Saramago

Estimado José Saramago:

En días recientes, Colombia (infame por sus escuadrones de la muerte patrocinados por el gobierno y por las matanzas de campesinos) se ha convertido en el lugar favorito desde el que algunos de los más conocidos intelectuales del mundo occidental han dictado disertaciones morales… condenando a la Revolución Cubana (doña Susan Sontag) y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (don José Saramago).

Permítame empezar aclarando que yo no tengo ninguna objeción a la promoción de su último libro en cualquier parte del mundo, pero no si ésta se involucra apuntando méritos a un régimen que es responsable de miles de muertes y del desplazamiento de dos millones de campesinos. Como hombre autoproclamado de izquierda, usted ha leído mucho y está versado en la política del mundo, particularmente en la de América Latina a la que frecuentemente visita y donde ha disertado, publicado y hablado con numerosos periodistas, intelectuales, notables políticos y otros “formadores de opinión”.

Cuando usted habla, interpreta y juzga a políticos, grupos políticos y países, lo hace con base en su selección de los hechos y en opiniones que coinciden con sus valores e intereses. Usted no habla desde la ignorancia, sino a partir de la perspectiva ideológica desde la que formula sus juicios.

Durante su visita a Colombia, descartó a dos grupos guerrilleros, las FARC y el ELN: “En Colombia no hay guerrilla, son bandas armadas simplemente”. Usted afirmó que no son verdaderos comunistas porque, “se dedican a secuestrar y asesinar, violando los derechos humanos”. Admite generosamente que “quizás al principio fueran (comunistas) pero no ahora”. Considera, entonces, que esta lucha de la guerrilla está sólo justificada cuando “un país está ocupado por un invasor extranjero y el pueblo se debe organizar para resistir”.

Saramago, como usted bien sabe, hay muchas condiciones bajo las que el pueblo se levanta para derrocar a sus opresores: dictadores militares, regímenes civiles asesinos, terratenientes y sus escuadrones de la muerte, etcétera. Mi estimado José: usted recuerda ciertamente la resistencia armada contra Franco, el exitoso derrocamiento de la dictadura portuguesa en 1974, así como la resistencia de la guerrilla popular en Centroamérica a los tiránicos “regímenes civiles “ en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. ¿O piensa usted que las guerrillas de Zapata, Farabundo Martí y Fidel Castro eran mayormente “bandas armadas” porque no siguieron sus preceptos de votar “en blanco”? Ellos no se rebelaron contra un invasor extranjero (aunque había en abundancia capital, consejeros militares y sofisticadas armas extranjeras).

Me temo, Pepe, que su criterio político negaría las grandes figuras y los hechos emancipadores del siglo XX. Estos referentes revolucionarios continuarán ilustrando a millones de personas en lucha contra los tiranos después de que sus entrevistas y opiniones sean relegadas al tacho de la basura de la historia.

Pero dejemos por un momento a un lado su infortunada amnesia histórica. Discutamos de las guerrillas en Colombia, en particular de las FARC.

Éstas fueron formadas por 46 activistas campesinos en 1964, quienes, después de numerosos esfuerzos por construir comunidades productivas pacíficas, sufrieron persecución y fueron testigos de la destrucción de sus cosechas, sus casas y sus ganados por parte del ejército, al tiempo que eran asesinados sus familias, amigos y vecinos, todo ello bajo un régimen civil electo, oligárquico y represivo, puede estar seguro, bajo mando colombiano asesorado por fuerzas especiales norteamericanas.

¿Debieron ellos haber vertido cenizas en sus cabezas, esconderse tras un arbusto y esperar hasta las próximas elecciones para emitir un voto en blanco? ¿Garantizaría usted sus vidas cuando fueran caminando hacia el colegio electoral? Sí, usted concede que, al principio, las FARC pudieron haber sido comunistas… ¿pero no después? Veinte años más tarde las FARC negociaron un acuerdo de paz con el entonces presidente Betancourt, para que muchos de sus militantes y algunos de sus líderes pudieran formar un partido, la Unión Patriótica, y pudieran competir en las elecciones presidenciales y al congreso.

Entre 1984-1989, más de 5.000 miembros y activistas electorales fueron asesinados por el ejército colombiano, la policía y los escuadrones de la muerte, incluidos dos candidatos presidenciales populares. Las FARC volvieron a la lucha armada.

Don José, ¿fue este el punto en que ellos dejaron de ser comunistas? ¿Deben ellos volver a emitir “votos en blanco”? ¿Dónde, desde el destierro? ¿Desde Lisboa? Está claro, Pepe, que las guerrillas volvieron a las actividades armadas porque no había ninguna otra manera para sobrevivir y continuar la lucha por lo que usted llama una “democracia eficaz” y contra los “plutócratas económicos” a quién usted verbalmente condena.

Entre 1999-2001, las FARC estaban de acuerdo en suspender la lucha armada guerrillera y continuar negociando, una vez más, con el régimen de Pastrana. Insistieron en una zona desmilitarizada, libre de las tropas paramilitares y militares. Lanzaron un programa político de reforma agraria, control público nacional de recursos estratégicos y de grandes obras públicas para generar trabajo. Este programa fue puesto en la mesa de negociación y se convirtió en la base para negociar un acuerdo de paz y justicia. Usted seguramente recuerda esos días, apenas algunos años han pasado… y sólo unos pocos años antes de que usted fuera honrado con el Premio Nobel.

Pepe, usted recuerda ciertamente que las FARC establecieron una serie de foros públicos y talleres e invitaron a académicos, sindicalistas, granjeros y gente de negocios para que presentaran documentos y propuestas. Pepe, usted seguramente recuerda esas reformas, sobre todo la propuesta para desmilitarizar el país, en ambos lados. Dr. Saramago, usted como un escritor sabio y mundano sabe que las “bandas armadas” no convocan foros ni escuchan y aceptan propuestas de una pluralidad de fuentes para hacer de Colombia una democracia eficaz.

El régimen de Pastrana abruptamente rompió las negociaciones con el apoyo del gobierno estadounidense y lanzó un ataque masivo en la zona desmilitarizada. ¿Debía la guerrilla y sus partidarios campesinos haber respondido preparándose para emitir “votos en blanco”? ¿Hubieran sobrevivido? ¿Era el punto en el qué, en su opinión, las guerrillas se convirtieron en “bandas armadas de secuestradores y asesinos”? Yo soy serio, Saramago.

Quiero que usted me dé su respuesta acerca de por qué la propuesta de las FARC para la reforma agraria y la desmilitarización tiene el apoyo de millones de campesinos, desposeídos y torturados por el gobierno colombiano que usted se negó a nombrar, en la que usted oblicuamente llamó “la situación en Colombia”.

¿Por qué semejante discreción cuando habla de un gobierno terrorista como el del actual presidente Uribe, que ha lanzado una política de tierra arrasada a lo largo del país? José, ¿por qué su silencio sobre Uribe? ¿Por qué no condena la masiva presencia norteamericana (estadounidense) en Colombia, 3.000 millones de dólares en ayuda, 800 consejeros militares, una docena de bases militares y varios miles de mercenarios pagados por el Pentágono? ¿No cuenta eso como “invasión extranjera”, Pepe? ¿O necesita usted 10.000 millones de dólares y cinco divisiones de marines para llamarlo una ocupación militar norteamericana y para considerar a las FARC y al ELN auténticos movimientos guerrilleros y no “bandas armadas” de merodeadores y asesinos?

Pepe, yo no lamento escribirle de esta manera directa y atrevida. No sólo es debido a mi estilo, sino a consecuencia del enorme daño político que usted cometió. Los términos que ha utilizado para calumniar a las guerrillas se hacen eco de la retórica del Pentágono, de Uribe y del resto de la oligarquía colombiana. Su idioma político que inhabilita a la guerrilla en Colombia es empleado a lo largo de América Latina por las clases gobernantes contra los movimientos populares.

En Brasil, Paraguay y Bolivia, los terratenientes describen a los trabajadores campesinos y movimientos de los sin tierra como vagabundos, delincuentes y bandas armadas. Saramago, ¿quién es el responsable original de esos términos, usted o los terratenientes?

Pepe, terminaré diciéndole lo que pienso: la guerrilla –las FARC y el ELN– son hoy y fueron siempre guerrillas. Están armados porque tienen que estarlo, porque Colombia necesita cambios de fondo y el sistema político no permite otros medios, incluidas elecciones que se celebren sin terror ni intimidación. Usted tiene derecho a opinar, pero las circunstancias, el contexto y la sustancia de sus comentarios sólo pueden entenderse como elementos que fortalecen a los líderes terroristas y a las fuerzas militares de Colombia.

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Usted afirma ser comunista, pero hay muchos tipos de comunistas en la actualidad: aquellos que robaron el patrimonio público de Rusia y se volvieron notables oligarcas; aquellos que colaboran con el brutal régimen colonial estadounidense en Iraq; aquellos que se han esforzado durante cuarenta años en las fábricas, selvas y campos de Colombia para una sociedad sin clases; y aquellos comunistas que temen al problema (imperialismo) y temen la solución (revolución popular) y hacen de todo ello una cuestión de preferencias personales.

Las ideas, como usted no ignora, tienen consecuencias y sobre todo usted, José, sabe que sus palabras son seguidas por millones de sus devotos lectores. Piense antes de hablar de “bandas armadas” porque usted está justificando el asesinato de miles de colombianos que han escogido tomar el camino más difícil y peligroso hacia la emancipación de su país. En el pasado reciente, hemos compartido opiniones y posiciones, pero de aquí en adelante tomamos caminos divergentes.

He perdido mi confianza en usted. Usted ha defraudado mis esperanzas. Usted siga su camino que yo sigo el mío.

Sin dolor ni pesares.

(Firma)
James Petras.

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Hemos seguido en lo sustancial la traducción del texto publicada por ARGENPRESS, agencia de noticias independiente argentina.
www.argenpress.info.

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