Sus platas en un paraíso, los chilenos siempre en el limbo

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Enojado estaba en la mañana del viernes 16 de julio el presidente Ricardo Lagos en Santiago de Chile. «Es faltar a la verdad», dijo, «dar ese tipo de información». La información era que el gobierno que él preside estaba al tanto de una investigación sobre el manejo inadecuado de las transferencias a ultramar de dinero hechas por orden del viejo dictador por prestigioso banco de Wáshington.

La investigación del senado estadounidense, iniciada para mejor cumplir con la legilsación anti terrorista promulgada por Bush (Patriotict Act), se relaciona con la eventual corrupción y lavado de dinero a través de la actividad bancaria; el banco en la mira de la comisión senatorial era el Banco Riggs. Todo ello produjo un coletazo en Chile.

El coletazo, cachetazo al rostro, en verdad, para el stablishnent chileno -tanto concertacionista como «jaguaril»- fue que volvía a rodar en el mundo noticioso a partir de la tarde del jueves 15 de julio (hora chilena) un extraño manejo de platas del ex dictador Augusto Pinochet, que en su momento tal vez haya sumado hasta ocho millones de dólares.

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La ira del presidente Lagos, que acompañó al desmentido de esta mañana, apuntaba al matutino que dijo que su gobierno estaba al tanto de la investigación del Congreso estadounidense sobre las cuentas secretas del dictador en el Banco Riggs. El jefe de Estado manifestó que lo publicado por «ese periódico lo desmiento de la manera más terminante».

Lo cierto es que ninguno de los tres gobiernos de la coalición concertacionista ha demostrado mayor curiosidad sobre los bienes del viejo tirano, el modo en que los adquirió y su origen. En honor a la verdad la Concertación tampoco ha creído conveniente investigar el cómo y de dónde muchos personeros cercanos al poder pueden lucir orondas barriguitas -dignas de la mejor leontina- que movilizan en relucientes 4×4 y viajes en primera clase de los aerocruceros que tocan los aeropuesrtos internacionales del país.

La cesantía en Chile no baja de dos dígitos y es uno de los países con la más desigual repartición del producto social de América. La Concertación es una coalición integrada por los partidos Demócrata-cristiano, Socialista, Por la Democracia -grupo «instrumental» fundado a iniciativa del actual primer mandatario a fines de la dictadura- y Radical, hoy se diría la izquierda del pelotón.

Un banco amigo de sus amigos

El artículo firmado por Marcy Gordon y difundido por la Associated Press el 15 de julio señalaba que un prestigioso banco de Wáshington -el Riggs- había «ayudado» al ex dictador chileno a ocultar su fortuna y mover subrepticios fondos, desobedeciendo de paso una orden judicial que le exigía evidenciarlo. Los hechos se coocieron en el curso de una investigación del senado estadounidense.

Las autoridades del Banco Riggs -una entidad fundada a mediados del siglo XIX que trabaja con embajadas y otras legaciones diplomáticas acreditadas en EEUU- también contribuyeron para que pinochet, entre 1994 y 2002, montara empresas «off shore fraudulentas» y «escondiera» sus haberes del escrutinio oficial.

El Banco Riggs, y eso es lo que realmente importa a los legisladores estadounidenses lavó dinero de los jerarcas sauditas y se prestó a una serie de actos de corruptos de funcionarios de Nueva Guinea. Todo el «paquete» está contenido en un informe de unas 100 páginas del subcomité de Asuntos de Gobierno del senado estadounidense.

En concreto se determinó que ejecutivos del Riggs hicieron por pinochet:

– Asesorarlo para la constitución de compañías truchas en paraísos fiscales
– Abrirle cuentas utilizando sus propios nombres o nombres falsos para ocultar las maniobras
– Transferir US$ 1.6 millones desde Londres a EEUU; el dictador estaba a la sazón arrestado en la capital inglesa
– Ocultar durante el período investigado (1994 a 2002) transacciones de efectivo realizadas por pinochet, incluso utilizando cuentas propias del banco
– Esconder sus cuentas de todo control o investigación por más de dos años.

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Para estar «mal de la cabeza» el pobrecito -como determinaron excelentes profesionales médicos chilenos- sabe moverse. Aunque lo pillaron en falta en mayo de 2001, cuando a instancias del magistrado español Baltazar Garzón le embargaron algunos dinerillos en Bermudas. Poco más de un millón de dólares. Para propinas.

Como es obvio, en esa oportunidad el abogado José María Eyzaguirre, uno de los letrados que velaban por los asuntos del ex militar aficionado a los juegos de sangre y financieros, negó que aquel tuviera dinero «en Bermudas o en ninguna parte». Dijo: «»Seguramente es parte de la campaña que existe en el mundo entero en contra del general Pinochet para tratar de enlodar a él y a las fuerzas armadas».

La cuenta fue abierta en 1997 en el Banco Internacional Riggs a nombre de Augusto Pinochet y Lucía Hiriart, con un depósito inicial de más de un millón de dólares. El periodista José Carreño Figueras, corresponsal en Washington del diario El Universal de México, la descubrió en 1999. En su oportunidad Carreño dio a la televisora nacional de Chile el número de una transferencia a esa cuenta, la número 00-284-188, de procedencia no especificada.

El hijo mayor del dictador, ese mismo año, reconoció la existencia de la cuenta al ser entrevistado por CNN.

Un negocio redituable

Cuando la primavera se convertía en verano en el Hemisferio Sur -pero los días se apretaban con los primeros fríos invernales allende el Ecuador-, el domingo 10 de diciembre de 2000, en el británico The Observer el periodista Hugh O’Shaughnessy escribía que por casi dos décadas la policía secreta y el ejército chilenos alimentaron el flujo de envíos masivos de cocaína a EEU y Europa.

El periodista Rodrigo de Castro en su investigación La delgada línea blanca logra demostrar los vínculos entre la dictadura y el narcotráfico; por razones que competen a sus editores, curiosamente la obra -un «best seller» internacional- nunca se volvió a publicar.

«El tráfico comenzó durante la dictadura de 17 años del general augusto pinochet y continúa hasta hoy, estableció una investigación que duró un año», escribió O’Shaughnessy. Y agrega:

«Doce toneladas de droga, con un valor en la calle de varios miles de millones de libras, fueron embarcadas en Chile sólo en 1986 y 1987. La droga para el mercado europeo a menudo llegaba a territorio español por vía aérea en los aparatos que transportaban armas hechas en Chile con destino a Irán o Iraq. Su distribución a Gran Bretaña y otros países europeos era controlada por agentes de la policía secreta con base en las embajadas chilenas de Estocolmo y Madrid».

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«No caben dudas que pinochet, cuyo poder fue absoluto entre 1973 y 1990, cuando lo entregó, era parte del tráfico. Había declarado en octubre de 1981 que en su país no se movía una hoja sin que él lo supiera».

En julio de 2003 Germán Westphal en un artículo («Las cuentas de pinochet y su mujer») señaló: «De hecho, la cuenta del Banco Riggs a nombre de augusto pinochet ugarte y lucía hiriart de pinochet no debería ser ninguna novedad en Chile, pues en su oportunidad, el periódico La Tercera la dió a conocer ampliamente.

«Lo que es sorprendente es que desde aquel entonces a la fecha, el Servicio de Impuestos Internos de la República de Chile no haya investigado esos ingresos ni verificado si los Pinochet pagaron al Estado chileno los impuestos correspondientes, como tampoco haya perseguido su responsabilidad en el caso que no lo hayan hecho, como es muy probable que sea el caso dadas las reiteradas declaraciones de distintos miembros de la familia pinochetesca sobre la ‘inexistencia’ de esta cuenta».

Westphal, ex preso político de la dictadura, formula tres puntos que debieran investigarse:

«1. El origen exacto o forma en que fueron habidos los dólares depositados en el Banco Riggs, los que por lo menos ascienden a US $ 1.171.783,98 según la cartola bancaria;

«2. La forma en que llegaron esos dineros a territorio de los Estados Unidos y la declaración que debieron hacer los pinochet -o su representante- al respecto, según manda la legislación estadounidense en el caso de todo ingreso de dinero al país que sea superior a los diez mil dólares; y,

«3. La cuenta a la cual fue transferido el millón de dólares que los pinochet retiraron del Banco Riggs con fecha 27 de marzo de 1997, lo que también debió ser declarado según la legislación norteamericana si los fondos del caso fueron sacados de los Estados Unidos».

El informe del senado -según el Wáshington Post «también dice que el alto examinador de bancos federales a cargo de supervisar al banco más grande del distrito omitió detalles sobre la relación del Riggs con pinochet en el expediente del banco. Eso ocurrió pocos meses antes de que el examinador se retirara del gobierno y se uniera al Riggs como alto ejecutivo».

El examinador, R. Ashley Lee, negó las acusaciones, pero se estableció que había recomendado, mientras trabajaba para el gobierno, que el banco no fuera sancionado por fallar en tomar las medidas diseñadas para prevenir el lavado de dinero.

«Una poca de corrupción -dicen- facilita el movimiento de las cosas»; ¿cuánta ha sido necesaria en Chile para que las cosas no se muevan?

El fútbol, la ignorancia y la miseria humana

El historiador Felipe Portales -desde luego no es el único- afirma en Chile, una democracia tutelada que el proceso social y político abierto con la elección de Patricio Alwyn y denominado transición a la democracia (que se estima acabó formalmente bajo la presidencia de Lagos: la tercera de la coalición de centro derecha desde 1991), no es tanto el resultado de las grandes movilizaciones ciudadanas de la década 1981/90, por más que éstas lo hayan posibilitado, sino de un pacto político, social y económico entre la dictadura y la Concertación por la Democracia.

Un pacto que bien puede ser real si observamos lo que reflejan a partir de entonces las páginas sociales del diario El Mercurio de Santiago, en ellas se ven tocándose y entremezclados a empresarios, políticos de rancio pinochetismo y la que Milovan Djilas llamaría «nueva clase»: revueltos son «inmortalizados» funcionarios, gente del «demi monde», agiotistas de viejo cuño, ministros de Estado, prelados eclesiales, parlamentarios, juristas, mercadotécnicos, académicos…

En Chile tal vez carezca de importancia no haber tenido 30 segundos de TV, pero son sombras en paraje oscuro los que no logran disfrutar con su imagen en el primer cuerpo del «decano de la prensa nacional».

Bajo ese presunto pacto -entre la Concertación gobernante y la derecha a secas- la política del pais se parece cada día más a su seleccionado nacional de jugadores de fútbol: todos hacen empeño, mas el gol no llega. Y entendible. Se polemiza porque un conspicuo militante del partido Socialista en el gobierno -otrora marxista el partido- es «lobista» de intereses contrarios a las modestas pretensiones de la politica económica y social que impulsa La Moneda. Lobizones no hay, pero tienen dientes afilados.

El equilibrio de poderes e influencias es perfecto, con los administradores del país como árbitro entre las facciones de un mismo contingente, diferenciados por el color de sus banderas y algunos detalles menores de sus políticas sociales reales. Eso sí: los tribunales superiores «saben» que una madre o un padre homosexual no está en condiciones de encargarse de sus hijos y así lo sentencian.

La educación superior va camino a completar el proceso de su privatización; la salud pública está destruida, salvo la intención -ultra promocionada- de entregar a las mujeres violadas la víspera una «píldora del día después», como si la violación fuera el pan de cada día en las calles y hogares de la república.

No se considera violación alguna la falta de trabajo que mira en los rostros de los cientos de miles de chilenos que a diario copan con pasos cansinos, ropa ajada y mirada hundida y huidiza las calles, paseos, callejones, plazas y parques de las ciudades; no es violación alguna la prostitución infantil y juvenil que se ofrece en bares, cafées, rincones urbanos oscuros; menos los 200.000 mil abortos anuales detectados. Chile va camino de convertirse en un país viejo.

Las autoridades no saben, no conocen, no opinan, no contestan. No responden tampoco por los miles que deambulan cogiendo cartones con el crepúsculo en la otrora «elegante» capitalina avenida Providencia, pero persiguen con gusto a quienes la «afean», y afean otras arterias viales, con puestos de venta de baratijas, mínimo contrabando de cigarrillos, libros y discos pirateados por respetables, sin duda, capitalistas que les ofrecen una comisión por unidad vendida. Y junto con rebajar la imputabilidad penal de los 18 a la madura edad de 14 años, amenazan con detener a quienes compran esas baratijas, libros, discos.

En libro, que paga un elevado impuesto al valor agregado, en Chile cuesta -considerando el ingreso medio de la población dizque alfabeta- tonto como en EEUU o la UE, el doble a veces que en la vecina Argentina. Chile es productor de papel de celulosa.

No es violación alguna que coman y beban los chilenos alimentos producidos con vegetales transgénicos sin saber que lo hacen, puesto que ninguna autoridad ni fabricante se lo dice.

No es violación alguna que se talen bosques, que se enajene el territorio a una fundación extranjera al punto de cortarlo en dos, que se contaminen las aguas fluviales, sus riberas e incluso el litoral marino con deshechos de la cría del salmón para exportarlo.

No hay violación a ningún derecho que los maestros sean trabajadores temporales en colegios y universidades. Y es normal que buena parte de la intelectualidad subsista de proyectos cuya realización deben aprobar -y supervisar- instituciones extranjeras junto con los responsables estatales que administran los fondos.

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Entre estos y otros muchos horizontes de tristísima chatura, entonces, resulta obvio que el Presidente de la República deba desmentir con toda la rotundez que exige el caso haber tenido la menor idea, siquiera sospechara que en alguna parte hubiera autoridades enfrascadas en investigaciones que rozarían, candentes, la personalidad del dictador enfermito. Saberlo, todo puede ser, significaría que la primera magistratura se mete en chismes. Y eso no. «Este es un país serio, mis amigos».

Un país que va camino al primer mundo, el «que mejor hace los deberes en América Latina» (¿para quién los hace?) no tiene embajadas, carece de inteligencia diplomática, permite que sus gobernantes vivan en Jauja. Más de 70 días en huelga de hambre estuvieron algunos presos políticos (que viven en una cárcel de alta seguridad); en su casa y gordito vive el asesino, se da el lujo de salir una tarde desapacible a comprar libros bajo los focos de la TV.

Algo no funciona. Las piedras comienzan a rodar, suenan en el lecho de los ríos.

…………………………………

* Periodista y escritor. Editor de Noticias ArcorisTV.

Algunas Fuentes

www.washingtonpost.com

www.kansas.com/mld/kansas/9157829.htm

www.guardian.co.uk

www.esmas.com/noticierostelevisa/internacionales/102793.html

www.rrojasdatabank.org/pinocero.htm

http://w1.876.telia.com/~u87607755/rodelu/german03.htm

www.occ.treas.gov (Office of the Comptroller of the Currency, USA)

www.riggsbank.com

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